Devaluar ahora, un suicidio económico para el país

Antes que nada, entrando ya en análisis, partamos diferenciando que es la devaluación, pues se define como la pérdida de valor de una moneda respecto a otra; en este caso el peso boliviano se devaluaría respecto al dólar americano si es que el precio de venta del mismo subiría, por ej. a Bs. 8 por 1 $us. Ahora la depreciación de la moneda, es simplemente la perdida del valor nominal de la misma en el tiempo, es decir de su poder adquisitivo; según el INE, de enero a septiembre 2020, el IPC acumulado fue de 0,45%, esto quiere decir que el peso boliviano se deprecio en esa cuantía, o en otras palabras que por la inflación registrada ahora 1 peso boliviano vale -0,45% en términos de su poder de compra que tenía antes.

 

Desde el 2 de noviembre del 2011, se mantiene una política monetaria, en el país, que “congelo” el tipo de cambio, de Bs. 6,96 para la venta y de Bs. 6,86 para la compra por cada dólar americano. Pero esta situación se hace insostenible por una razón principal, las RIN se están quemando o agotando poco a poco por mantener dicha medida económica; las mismas cayeron de $us. 15.122, 8 millones en 2014 a $us. 6.042 millones en octubre de 2020, esto según datos del BCB. Es decir, para mantener el tipo de cambio fijo el BCB estuvo sacando recursos de nuestras reservas para satisfacer la demanda de dólares interno y de esta manera mantener el equilibrio en el mercado cambiario; esto se debe a que nuestra economía nacional es muy dependiente de los ingresos fiscales por la venta de materias primas como el gas natural, cuyo precios, producción y demanda cayeron en los últimos años. Es por esta razón que el BCB tuvo que echar mano a las RIN para mantener el tipo de cambio fijo, ya que el Estado perdió la capacidad, hace unos años, de poder mantener el mismo solo con el dinero generado por la venta de hidrocarburos principalmente.

 

La devaluación puede ser deliberada, si el Gobierno busca mejorar las condiciones de competitividad de los exportadores nacionales, ya que sus precios serian mas baratos para los países cercanos, y por otro lado se encarecerían las importaciones, protegiendo de cierta manera la producción local, esto se llama la “política de empobrecer al vecino”. Sin embargo, esa es una receta eficiente para economías desarrolladas y abiertas, caso que no ocurre en Bolivia, ya que en primer lugar casi ¾ de nuestras exportaciones tienen precios fijados internacionalmente (soya, minerales, gas, otros), esto quiere decir que por mas que devaluemos estos productos no serán más baratos; además una medida monetaria de este tipo no generara ningún impacto positivo si es que no tenemos peso relevante en el mercado internacional, si no generamos valor agregado, sobre todo si no somos realmente competitivos en precios y calidad.

 

Devaluar la moneda, bajo esta coyuntura, sería un suicidio sin lugar a dudas. El principal efecto negativo seria LA INFLACIÓN que se generaría por dos caminos, uno por el encarecimiento de las importaciones de los bienes finales que consumimos dentro de la canasta familiar principalmente, esto considerando que la misma esta conformada por un 70% aproximadamente de bienes no producidos en el país. El otro, porque con una devaluación los productos finales, intermedios o insumos importados que use el aparato productivo nacional ahora serán más caros, lo cual repercutirá directamente en que los bienes y servicios finales producidos tenga un precio más elevado; en resumen, habrá un proceso inflacionario generalizado tanto de lo que importamos como de lo que producimos (en su mayoría), todo esto en desmedro de la población, principalmente de bajos ingresos.

 

El otro efecto negativo, sería la “pérdida del valor adquisitivo del peso boliviano”, es decir al poco tiempo de la devaluación, habrá una alza generalizada y sostenida de precios en nuestra economía (inflación), el dinero perderá, en el transcurso del tiempo, su poder de compra. Es decir, antes de la devaluación con 100 bolivianos podías comprar 3 kilos de carne, después de la misma, por la inflación, comprarías solamente 2,5 kilos o menos.

 

Pero viendo de un contexto más general, se perdería el poder adquisitivo de los ahorradores e inversores en moneda nacional, es decir se fracturaría la estructura de la bolivianización del sistema financiero nacional que tanto costo (86% de depósitos y 99% de los créditos están bolivianos). Además, se vería afectado el valor real de la deuda privada y pública, en este caso a favor de los prestatarios. Además, los aportes que se tienen acumulados en las AFP’s perderían su valor por la caída de su poder adquisitivo por la inflación, también la deuda externa seria mas cara de pagar a los acreedores; es decir la devaluación de la moneda traería un desequilibrio total en todas las esferas económicas y financieras familiares, empresariales y públicas.

 

Siendo realistas, con el actual déficit fiscal, deuda externa creciente, reducción de ingresos fiscales y contracción de las RIN, no solo es insostenible mantener un tipo de cambio fijo, sino será hasta obligatorio devaluar la moneda por una crisis de balanza de pagos inminente, lo cual hará que el BCB ya no podrá mantener esta política monetaria, dando lugar a que el dólar suba sin remedio. Obviamente que si este nuevo gobierno, aplica políticas económicas sensatas y sostenibles que corrijan estas deficiencias, no habrá la necesidad de devaluar, al menos no a corto plazo, ni menos se afectará la economía de la población en general. Sin embargo, dependemos mucho de lo que suceda en la economía mundial, en temas de precios y demanda sobre todo de nuestras materias primas, como también de lo que hagan nuestras autoridades en temas de políticas de inversión, gastos e ingresos públicos que deberían ser optimizados. Finalmente repito, con esta triple crisis: económica, política o sanitaria seria un suicidio devaluar nuestra moneda, lo cual traería un daño económico muy grave a toda la nación en su conjunto.


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