Pandemia versus cambio climático

El cambio climático, causado por la emisión de gases de invernadero o dióxido de carbono, fue la amenaza mundial más grande hasta la llegada del coronavirus. Esa primera amenaza sigue vigente, pero ha bajado su impacto noticioso, no solamente porque el coronavirus la superó y afecta más directa y visiblemente, sino también porque la emisión disminuyó a causa de esta segunda amenaza.

Grandes emisores de los gases, como la industria, la construcción y el transporte, se han reducido enormemente en actividad, lo que llevó a una baja de la emisión en más de 20% en muchos países durante el auge del confinamiento. Con el relajamiento de las restricciones, se prevé que la disminución todavía llegue a más de 5% en todo 2020 en comparación con 2019.

Se espera que la industria se recupere a mediano plazo; sin embargo, el transporte y la construcción podrían quedarse con una actividad menor. El trabajo virtual, desde los domicilios, ha mostrado su eficiencia y efectividad, incluso, en la educación y muchos sectores más. En parte será normalizado lo presencial, cuando se den las condiciones de bioseguridad, pero en trabajos de índole oficinista, posiblemente, una parte relevante continúe siendo ejecutada desde la casa. Implicará menos movilización, menos transporte, menos oficinas, menos construcción, menos emisión de gases.

La virtualización de reuniones y eventos comerciales, científicos, etc., también ha demostrado nuevas posibilidades en cuanto a alcance y una eficiencia en costos, y se prevé que seguirá siendo importante, bajando la demanda por transporte y edificaciones. Finalmente, las cadenas productivas esparcidas por todo el mundo en busca de costos más bajos serán concentradas nuevamente, incidiendo también en menos transporte y menos emisión.

Lo interesante de estos cambios es que vienen del lado de la menor demanda, no por políticas de restricción a las emisiones, que han mostrado ser muy difíciles de aplicar y de imponer.

¿Qué podrían significar estos fenómenos mundiales para Sucre y Bolivia? Es previsible que se mantengan las tendencias similares de un mayor uso de internet en el trabajo, menos viajes, menos reuniones presenciales. Las compras de alimentos se realizarán más desde la casa, o en lugares descentralizados, gracias a una mayor disponibilidad, surtido y mejor servicio. Demandará menos transporte y menor presión sobre el centro de la ciudad.

Serán importantes las políticas municipales para promover estos cambios a partir de un cambio de la demanda: apoyar al comercio y la oferta de servicios en nuevos espacios mejor distribuidos sobre la ciudad, reorganizar rutas de transporte. Son oportunidades para generar nueva economía y empleo.

Una ventaja adicional es que resultará en una apertura y mayor tranquilidad en el centro de la ciudad.  Así, tendremos allí un mejor ambiente, más espacio que será más atractivo para el uso recreacional y cultural, así como el disfrute de la gente local y la que nos visite. Nos beneficiaremos de nuevas prácticas impulsadas por la pandemia para un cambio climático local hacia una convivencia de superior calidad.


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