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Empezó la campaña electoral para vencer la violencia

Debemos resolver las consecuencias de una crisis que nos colocó en un grado de tensión extrema por su combinación letal con la pandemia.

Se ha ratificado con todas las formalidades bolivianas, lo que ya se había aprobado, que las elecciones se realizarán el domingo 18 de octubre. Para que estas sean elecciones democráticas, deberán estar acompañadas de campañas y de propuestas en favor de la población. Existen nuevas evidencias que se incorporan pues el territorio nacional, por la migración, se está llenando de espacios vacíos, está irrumpiendo una agenda urbana y necesitamos construir un futuro sostenible.

Sin embargo, tenemos varias preguntas previas. ¿Por qué, junto con la solidaridad humana tan grande de nuestra sociedad, tenemos conductas tan violentas? Esas conductas son evidentes en los procesos de confrontación política normal, pero durante esta crisis, fueron lacerantes.

Simultáneamente a nuestra cultura mundial que enamora, por la diversidad y la riqueza, tenemos prácticas habituales de bloqueo de caminos, rutas y pensamientos que lo convertimos en actos de autoflagelación colectivo, destructivo y pernicioso. Es la negación de la empatía, la producción, el trabajo, es la ruptura con un mundo que busca soluciones mientras nosotros nos destruimos.

El convoy de la vida que terminó siendo de la ignominia, trasladaba oxígeno medicinal imprescindible para paliar la coyuntura, terminó siendo cisternas que peregrinaron para llegar mientras había quienes impedían su paso. Las personas que lo hicieron, merecen el desprecio humano por una conducta que sólo puede ser calificada como criminal, sin atenuantes.

Y ahora, enfrentando dudas, sospechas, subterfugios, mentiras, y habiendo superado una vez más hasta el límite para detener la sinrazón, entramos a elecciones que nos deben permitir reencausar la democracia, trabajar y luchar contra un enemigo sordo, ciego y mudo.

Que empiece la campaña, que se depure el padrón, se ajusten las computadoras y no demos un paso atrás de lo que hemos conseguido. Estamos en deuda con nosotros mismos.


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