Nuestra antigua anormalidad

A nivel mundial, existe alrededor de 14 millones de personas contagiadas con el COVID-19, con un aproximado de 600 mil muertes; en el ranking de los 10 países que ocupan los primeros lugares, se encuentran: Estados Unidos (más de 3 millones), Brasil (más de 2 millones), India (1 millón), Rusia (más de 700 mil), Sud África (más de 300 mil), Perú (más de 300 mil), México (más de 300 mil), Chile (más de 300 mil), Reino Unido (cerca de 300 mil) e Irán (cerca de 300 mil); pese a esto, varios de ellos y otros han entrado paulatinamente a reactivar su economía, después de varios días de vivir en distintos tipos de “cuarentena”, inclinando la balanza hacia la economía frente a la salud, a medida que pasan los días, muchos de ellos ya van ingresando a la “nueva normalidad”, denominación que se ha dado al fenómeno de vivir en complementariedad con esta enfermedad, tomando obviamente las acciones necesarias para ello.

En nuestro país, después de registrarse el primer caso, el 10 de marzo, las cifras han ido creciendo con un comportamiento exponencial, durante los más de 130 días siguientes, llegando alrededor de 60 mil casos con, lamentablemente, 2 mil muertes; nota aparte, se proyecta que se llegará a 200 mil casos los siguientes meses, pero sin una certeza clara sobre dichas proyecciones con posiciones encontradas. Pese a ello, en Bolivia, la economía también se ha rendido a la salud y hemos entrado paulatinamente a recuperar nuestra vida normal, sin antes, adoptar una serie de medidas que van desde la distribución de bonos, medidas financieras y la generación y propuesta de varios planes de reactivación económica.

Hemos vuelto a un país totalmente politizado, rumbo a unas elecciones y candidatos inciertos, hemos vuelto a un país convulsionado con los clásicos problemas sociales, que van desde la obstaculización del ingreso de carros basureros a los rellenos sanitarios, hasta la petición de un descuento considerable en las pensiones escolares. Hemos vuelto al país de las marchas, donde cada día, incluso diez personas, hacen uso de su derecho de “libre expresión” y nos dejan el tráfico totalmente congestionado (ojo que no existe todavía una circulación total del parque automotor), hemos vuelto a un país donde los equipos de bioseguridad pueden ser cambiados por trajes de jardinería y donde los médicos no les queda más que seguir trabajando; hemos vuelto a un país en donde algunos de nosotros nos ponemos un barbijo con cualquier objetivo menos el de cubrirse la boca y nariz (las imágenes en la televisión hablan por sí solas). Hemos vuelto a tener entradas folclóricas o una que otra fiestita o churrasco, para no perder nuestras tradiciones y nuestro peculiar estilo de vida; hemos vuelto a salir y llenar nuestras lindas ferias donde todavía podemos conseguir y aprovisionarnos de casi todo lo que nuestra imaginación pueda querer…, etc.

Todo volvió a ser como antes… nada ha cambiado…bienvenidos a nuestra antigua anormalidad…


Artículos Recientes