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Ser súper padres y súper tutores, es lo que toca

Ya de acuerdo a la Pedagogía Moderna se planteaba que educar, es más que enseñar; es aprender por propia motivación del estudiante o estudiantes. Ahora que de pronto este proceso debe ser virtual, a distancia y a la vez presencial; toca a los padres de familia, asumir desde el hogar, el rol de tutores, facilitadores, guías, orientadores, activadores y hasta evaluadores de la tarea educativa de sus hijos.

En este sentido, el padre y/o madre debe estar intensamente antojad@ del conocimiento, para contagiar plenamente a su niño estudiante, el antojo, la motivación, la voluntad, el desafío y el amor por aprender, aprender a hacer y aprender a ser cada día mejor. Si quien tutora el proceso de construcción de los nuevos conocimientos, se deja notar que esta tarea la asume sólo por obligación, se muestra con desgano, con desagrado; el niño también asumirá en su sentimiento, pensamiento y voluntad esta actitud; esto poco le sirve en su aprendizaje. “Antes que con la palabra educa con el ejemplo”.

Ahora bien, si educar es desarrollar las facultades intelectuales, morales, afectivas y físicas de la persona, conforme a su cultura y a las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece; es apoderarse de conocimientos, principios, habilidades y destrezas para el logro de una determinada formación y a la vez, es desarrollar y perfeccionar capacidades, mediante la investigación, el uso apropiado de la tecnología y el ejercicio – la aplicación práctica de lo que supuestamente se aprende:  ¿Cómo deberíamos aprovechar la oportunidad para evitar la mera memorización de reglas, fórmulas y conceptos como signo de educación y empaparlo plenamente al educando, del más efectivo conocimiento, del verdadero saber y plena competencia?.

Se dice que “La crisis agudiza el ingenio” y también se suele decir que “La crisis es la semilla del éxito”; pues, entonces, esta es la oportunidad de salir por los fueros de una educación integral, de una educación efectiva; de una educación autodidacta, de la autónoma manera de construir conocimientos; de estimular la creatividad y autocrítica; para ser más competentes como personas y luego como profesionales en el amplio saber humano. Esta es la oportunidad en la que el aprendiz tiene que aprender; en vez de simplemente memorizar aprendizajes ajenos; que definitivamente se deje de hacer por él, lo que él debe hacer por sí mismo.

Ahora que los padres de familia asumen el rol esencial de tutores, deben ser facilitadores del aprendizaje de conocimientos, ideas y valores; es hora, a la vez, de darle muerte definitiva a la violencia, cualquiera que sea: física, moral o psicológica, etc.; es hora de darle muerte al maltrato infantil y es hora de crear ambientes saludables de desarrollo integral del niño o niña, en edad escolar, como solo los padres de familia lo pueden hacer.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), El maltrato infantil tiene consecuencias de por vida en el orden cognitivo; dificultades para adecuar la conducta a las exigencias del medio ambiente y social; problemas de conducta, falta de empatía; problemas de memoria y aprendizaje, trastornos emocionales; estrés; puede alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario”. ¿Quién más que los padres, para cuidar de la salud y el futuro a plenitud de sus hijos?

Para evitar tan terribles consecuencias, el trato durante el trabajo de facilitación o tutoría y apoyo de los padres, debe ser plenamente saludable; debe consistir en un trato desbordante de entusiasmo, de cariño, de alegría y de empatía; nunca optar la postura de ser el que sabe; sino, el que orienta, acompaña el camino autónomo de aprendizaje relevante, que elige quien es y será el autor de su propia formación académico – intelectual y de su propia personalidad.

Los gritos y actitudes degradantes generan en el estudiante, rechazo, no sólo hacia el profesor o tutor, sino hacia el tema y materia que se trabaja, hacia el estudio y eso puede arrastrarse en cursos futuros.

El niño debe medirse consigo mismo; debe ser lo máximo de sí mismo ante sí mismo; por ser único y en consecuencia el padre o madre – maestro@ debe trabajar/actuar para lograr hijos felices y no precisamente, hijos perfectos.

Educar eficazmente en el mundo virtual, como toca ahora, ejecutar acciones, mecanismos, medios y actividades distintas a las acostumbradas en educación presencial; es como si un piloto que conduce bien su auto, pueda creer que igual puede manejar avión.; pero, como dice Machado: “Caminante no hay caminos, se hace camino al andar”; no queda más que ponerle ganas, inteligencia, estudio y estar consciente que todos iremos hacia un mejor destino.

Al terminar una sesión de trabajo con la más gran alegría, satisfacción y armonía, con quienes se haya interactuado: facilitador, computadora, videos, material impreso, otras personas, etc.; se debe evaluar con preguntas y respuestas, sugerencias y aclaraciones entre tutor y estudiante, de manera dialogada, amigable, en un clima de horizontalidad y, quedarse con más ganas, para continuar este hermoso caminar hacia el éxito.

Da muy buenos resultados elaborar un convenio de responsabilidades que puede ser oral o escrito; en el que, se anote claramente con que se compromete tanto el padre/tutor como el estudiante; claro, conforme a lo que se pueda según el curso. Hay que inducir al estudiante que elabore su horario diario y también semanal. Es muy importante formarlo con mucha disciplina y autocontrol. “No le pidas a Dios que guie tus pasos, si no estás dispuesto a mover tus pies”


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