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Las vergüenzas del TSE

A falta de que se confirmen los datos de conteo rápido en el cómputo oficial, el Tribunal Supremo Electoral ha acabado por protagonizar uno de los momentos más embarazosos de su historia en el escrutinio electoral de la cita histórica del 20 de octubre. Una cita para la que evidentemente no...

A falta de que se confirmen los datos de conteo rápido en el cómputo oficial, el Tribunal Supremo Electoral ha acabado por protagonizar uno de los momentos más embarazosos de su historia en el escrutinio electoral de la cita histórica del 20 de octubre. Una cita para la que evidentemente no ha estado a la altura.


El Tribunal habilitó un sistema de Transmisión Rápida de Datos mediante fotografías, administrado por personal del propio tribunal aunque sin pasar por manos de los vocales. Ya en el referéndum de 2016 resultó ser un mecanismo confiable. El propio TSE se había comprometido a dar resultados esa misma noche por ese sistema, y poco después, por el cómputo oficial.


Durante toda la tarde del histórico 20 de octubre se anunció en el sitio oficial del Tribunal Supremo Electoral que se publicaría el primer reporte a las 19.00. Lo cierto es que se publicó cerca de las 19.40, y ya con el 83% de las actas verificadas, dejando la diferencia en siete puntos.


Nunca más avanzó e incluso los vocales ensayaron justificaciones asegurando que no se podían transmitir a la vez las actas verificadas y el cómputo oficial, o que “generaba confusión”. En su lugar se empezó a transmitir el cómputo oficial, que con el 58% mantenía igualados porcentajes entre Comunidad Ciudadana y el MAS sobre el 42-43%, lo que hacía matemáticamente muy complicado voltear la diferencia hasta los 10 puntos.


Pero de repente, y sin que nadie diera otra versión al respecto del TREP, el Tribunal Supremo Electoral lo habilitó y colocó exactamente a los 10 puntos y décimas necesarias para que el MAS ganara en primera vuelta, tal y como desean todos los miembros del gobierno y el propio Evo Morales pidió el domingo, tras recibir los peores resultados de su mandato.


La decisión, evidentemente, encendió la violencia y las protestas en todo el país, que ya había estado movido durante toda la jornada mientras se encontraban materiales electorales, papeletas y otros, sin que nadie diera una explicación.


Desde este medio hemos defendido en numerosas ocasiones la transparencia del escrutinio, en la medida que el ciudadano participe y guarde las pruebas, las difunda, de lo sucedido en su mesa a través del acta, pero quien debe garantizar la transparencia es el Tribunal Supremo Electoral, y en esta ocasión no ha cumplido. De nuevo.


Desde su conformación, el TSE no ha logrado garantizar la independencia, y siempre ha aparecido a remolque, servil a los intereses del gobierno y muy poco respetuoso del proceso. Su misión era garantizar el proceso. Hacerlo rápido y bien era la única forma de evitar la violencia en un escenario demasiado polarizado, y efectivamente no lo han hecho. Sin cuestionar los resultados, que evidentemente necesitarán de una auditoría en profundidad, el TSE ha logrado que muy pocos crean ellos. Su tardanza, su torpeza, sus indecisiones, han convertido una jornada ejemplar en una vergüenza que dejará secuelas para el país, pase lo que pase.




Pero de repente, y sin que nadie diera otra versión al respecto del TREP, el Tribunal Supremo Electoral lo habilitó y colocó exactamente a los 10 puntos y décimas necesarias para que el MAS ganara en primera vuelta


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