La cabeza de Guillermo Vega

En la renovación de la última Directiva de la Asamblea Legislativa Departamental, sorprendió la aparición en primer plano de Guillermo Vega, asambleísta por Uriondo que se había desempeñado con perfil bajo en la Comisión de Haciendo en las anteriores gestiones. Vega era un asambleísta...

En la renovación de la última Directiva de la Asamblea Legislativa Departamental, sorprendió la aparición en primer plano de Guillermo Vega, asambleísta por Uriondo que se había desempeñado con perfil bajo en la Comisión de Haciendo en las anteriores gestiones. Vega era un asambleísta gris, sin mucho verbo ni presencia en medios; que venía además de ocupar un cargo de funcionario gris en la opaca secretaría de Hacienda de Lino Condori. Su nombre aparecía ligado a algunos escandaletes – aun sin aclarar – como el de la compra de la imprenta. Su encumbramiento fue parte del pacto intermasista munícipes – campesinos, que tomó la Asamblea con una agenda de prioridades. Se le presupone una cercanía al presidente de la FAM y aspirante a la Gobernación, Álvaro Ruíz, y también nexos con el equipo del exgobernador Condori.

El Pacto tenía algunas prioridades sobre la mesa: la Ley del 8 por ciento, el tema del Prosol, y al parecer, muy oculto, consumar la Ley de Redistribución de Regalías. Ningún representante de Arce o O´Connor, ni tampoco del Chaco, accedieron a los cargos principales en la Directiva, pero el asunto no tardó en regresar a las puertas de la Asamblea, esa vez más fortalecido.
La ley Electoral, la del 45% y la pretensión de posesionar a Guerrero subgobernador de Padcaya amenazan el ordenamiento jurídico
Como sea, el presidente Guillermo Vega tiene sobre la mesa dos asuntos que resultan vitales para el departamento y su concepción integral y otro que es un simple asunto de ambición desmedida de un compañero de bancada. Los tres temas suponen serios desafíos al ordenamiento jurídico vigente que le podrían costar más de una responsabilidad.

La Ley que pretende modificar la distribución de regalías contenida en la Ley nacional 3038, en los decretos posteriores, en el Estatuto Departamental y en el Regional, y que es conocida como la Ley del 45% es un asunto capital y va más allá de simpatías o antipatías. El Estatuto Departamental reconoce la identidad cultural y propia de la Región chaqueña y en ese marco se dota con un porcentaje de la renta departamental. La pretensión es modificar el propio concepto de regalía al asignarlo por municipio productor. La deriva de esas posiciones llevan a la “balcanización”, a la lucha por distritos, barrios, familias y al final, porque el dueño de cada campo cobre lo que encuentre. Vega no ha consultado al Tribunal Constitucional y no parece viable una modificación unilateral por Ley de dos Estatutos.

El otro asunto es la Ley Electoral. El Tribunal Constitucional, el Servicio Estatal de Autonomías y el Órgano Electoral ya le han recordado que no es posible mantener las superestructuras de Subgobernadores Electos por la sencilla razón de que la Constitución no lo contempla, y que incluirlo en una Ley sería, como mínimo, una resolución contraria a las leyes – delito tipificado – pero con todo, Vega en persona sigue insistiendo en el concepto.

La anécdota es la Ley que pretende posesionar subgobernador de Padcaya a su amigo William Guerrero, sin tener ninguna base legal para hacerlo, ni tampoco mucho tacto político luego de que se aireara “el reparto de la torta”.

Mientras los llamados líderes esconden la cabeza o miran para otro lado, a Vega le toca ahora, ni más ni menos, que garantizar la estabilidad y unidad del departamento para al menos los próximos 20 años. Casi nada.

 

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