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El dialogo público de los tarijeños en tiempos de la 4RI

La primera revolución industrial implicó un enorme salto en la productividad y el transporte con la energía del vapor de agua y el uso masivo del carbón; la segunda revolución industrial introdujo la producción en masa con la ayuda de la potencia eléctrica el gas y el petróleo; la tercera...

La primera revolución industrial implicó un enorme salto en la productividad y el transporte con la energía del vapor de agua y el uso masivo del carbón; la segunda revolución industrial introdujo la producción en masa con la ayuda de la potencia eléctrica el gas y el petróleo; la tercera revolución fue digital, utilizando las tecnologías de información TI para automatizar aún más la producción, introdujo las energías renovables y las tecnologías inteligentes (Smart-grid).La acumulación cuantitativa de avances tecnológicos en telecomunicaciones, electrónica de altas frecuencias y bajos consumos energéticos, en materiales y nano tecnologías, en procesadores y tecnologías de procesamiento paralelo masivo de datos, etc y su masificación sin precedentes en la historia humana han creado las condiciones para un salto cualitativo que, al parecer, lo estamos viviendo en estos tiempos, aunque todavía con una muy limitada percepción de la profundidad de los cambios que traerá consigo.Algunas voces de alerta, sin embargo, ya empiezan a resonar en el continente, por ejemplo, en el diario Clarín, de la anterior semana leemos: “Ya hay más celulares que cepillos de dientes. La mayor flota de “taxis” del mundo pertenece a una firma que no tiene autos propios: Uber. Sólo en Argentina, la plataforma Airbnb supera en capitalización a las grandes cadenas hoteleras, sin tener ninguna habitación a su nombre. La compañía que aglutina a nivel mundial el mayor caudal de contenidos (Facebook) no necesita editores ni genera, realmente, texto. Amazon, la inmensa compañía de logística, carece prácticamente de stock. Y no hay modo de huirle a esos conceptos que millones de sujetos dominan con la misma soltura con que (aún) muchos resisten: “algoritmos”, “ciberseguridad”, “smart cities”, “Internet de las cosas” o el temible “big data”. “Esto es evidente: de las 10 primeras compañías a nivel mundial, 7 son tecnológicas y 3, automotrices. Hace una década era exactamente al revés.Estamos entonces, según un creciente número de analistas, en la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 que lleva a la automatización y el intercambio de datos a un nuevo nivel, estableciendo sistemas ciberfísicos en el espacio del Internet de las Cosas (IoT) y el Big Data.En mi experiencia personal, en los años 90 ya era un fanático de la inteligencia artificial y sus potencialidades, sin embargo, las computadoras de la época, con sus limitaciones en memoria, capacidad de proceso y almacenamiento de datos, unido a las débiles telecomunicaciones, hacían de esos algoritmos simples ejercicios de escritorio. Eran teorías disponibles y avanzadas a la espera del desarrollo tecnológico que haga posible su implementación en otra escala.En la primera década de este siglo me sumergí, fascinado, en las aplicaciones prácticas de estos algoritmos de “machine-learning” o aprendizaje de máquinas, particularmente en ese campo todavía en construcción denominado como “minería de datos”. Otro ejercicio académico inútil? Tuvieron que transcurrir otros 15 años para verificar que en nuestro país está iniciándose la cultura de toma de decisiones basada en datos e información en línea. En la última década, los sistemas transaccionales tradicionales, con sus baterías de reportes convencionales, se han mostrado como insuficientes y las empresas nacionales del software están recién dotando a sus productos de componentes de análisis y descubrimiento de patrones en ventas, inventarios, finanzas, etc que requieren, por fin, la puesta en práctica de esos conocimientos acumulados, para afinar los procesos de toma de decisiones ejecutivas.Sin embargo, estos avance descritos son simples síntomas del impacto de la tercera revolución industrial en Bolivia y solo dan constancia de nuestro atraso y dependencia de los centros desarrollados que ya se están moviendo vertiginosamente hacia la 4RI, como la tendencia de automatización y el intercambio de datos dentro de las tecnologías de manufactura o gestión financiera, incluyendo sistemas ciberfísicos, el Internet de las cosas y la computación en la nube; los sistemas ciberfísicos controlan los procesos físicos, crean una copia virtual del mundo físico y toman decisiones descentralizadas. En el Internet de las cosas, los sistemas ciberfísicos se comunican y cooperan entre sí, al mismo tiempo que lo hacen con los humanos en tiempo real y vía Internet. Pues bien, mientras el mundo discute esta nueva realidad, de que hablamos todos los días en los medios los “chapacos”? Que nos preocupa? Que entendemos por “ciudad inteligente”?Los temas de la agenda diaria giran alrededor de los malos olores: “planta de tratamiento”, la “planta de reciclaje de residuos sólidos urbanos”, la corruptela en el sedeca, el drama de cosett, la emocionante “lecturacion digital” en setar (que fue un desarrollo local que sigue funcionando desde hace años y que hoy se muestra curiosamente como novedad digna de conferencias de prensa y propaganda política), el gasto corriente de la gobernación que ya supera a las temibles deudas de gestiones anteriores, las audiencias cautelares, las camaritas de la ciudad inteligente, el materno infantil y la carretera al Chaco, para citar solo algunos.Tediosa en verdad esta nuestra realidad, de un primitivismo sobrecogedor en el contexto de la 4RI.Una pregunta obligada: ¿Cómo está motivando esta agenda a nuestros jóvenes? ¿Si estos son los grandes temas a resolver, que carrera estudiar? O, tal vez: que debo hacer para salir de este pozo y ser parte de esta aventura humana en escala planetaria?


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