Pan y circo

Sin quererlo, durante un mes, estuve midiendo el tiempo de acuerdo a criterios futbolísticos, lo cual significa que estuve ausente del “ámbito noticioso serio” y pase a bucear por el océano mundialista. Hasta el domingo pasado había disfrutado goles, me orgullecí por los paisanos...

Sin quererlo, durante un mes, estuve midiendo el tiempo de acuerdo a criterios futbolísticos, lo cual significa que estuve ausente del “ámbito noticioso serio” y pase a bucear por el océano mundialista. Hasta el domingo pasado había disfrutado goles, me orgullecí por los paisanos latinoamericanos y me consolé con la madre patria –como diría un amigo, no pude con mi colonialismo interno-.

Acabó el mundial y había que volver a “la realidad”, de repente noté que nada había cambiado, un mes y existían escaramuzas sobre la última ley faltante, la que correspondía a las autonomías. Solamente  detalles menores al existir una mayoría que aplasta en la Asamblea, lamentablemente el universo político no está reducido a las oficinas y plenario del poder legislativo, eso bien lo sabe el instrumento político, por lo que cualquier espacio político alternativo se convierte en escollo mediático y social que solucionar.

La demanda autonómica de los pueblos indígenas de tierras bajas está centrada en una visión sobre su autodeterminación, lo cual constitucionalmente se guía por el precepto constitucional del Estado Plurinacional. El reconocimiento de los pueblos indígenas como naciones está anclado en una perspectiva que subraya la cualitativa diferencia entre el tratamiento del tema indígena desde el multiculturalismo –tan vinculado al liberalismo o neoliberalismo- que les otorga reservas territoriales de institucionalidad política, encerrándolos en jaulas para la mantención de las culturas originarias tal cual se tratara de un zoológico; mientras que la perspectiva plurinacional reconoce el horizonte político de los pueblos indígenas y por ello se les tendría que otorgar una autonomía real.

La solución inicial más fácil para acallar esta demanda fue convencer a la población sobre una compra de dirigentes que aparentemente está siendo realizada por ONGs financiadas por USAID. Por otro lado, el aparato mediático gubernamental lanza spots donde la demanda por un mayor número de escaños en la Asamblea Plurinacional no tiene cabida debido a la prerrogativa del conteo de ciudadanos en directa relación con el principio igualitario de representación; es que acaso este gobierno no tuvo iniciativas que se enmarcaron en políticas de discriminación positiva como el ingreso de indígenas al ejercito y en este sentido también se podría tener algún tipo de mecanismo que reconozca la diferencia y privilegie la representación mínima de pueblos que no tienen el número de población adecuada para acceder a los escaños.

¿Cuándo es el próximo mundial? Es la pregunta que me estoy haciendo para que algo de cambio llegue a mis días, como consuelo tendré que disfrutar los réditos otorgados por el financiamiento internacional cuando uno habla en contra del oficialismo y también trataré de contactar a Almaraz para preguntarle cómo vivimos los de izquierda en tiempos en los que parece que el balón sólo se patea con la derecha.


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