Crónica política
Arce, la encuesta para masistas y el terror a la última bala
El presidente se mostró inflexible y cortó por lo sano el escándalo de corrupción que brotaba de nuevo en Medio Ambiente. Mientras, en el evismo no ha gustado la encuesta del Celag y la exclusión de Morales



En noviembre tal vez hubo alguna posibilidad. Alguna reunión en la planta noble de la Casa Grande del Pueblo en la que le recomendaron ceder. Pero ya no es noviembre y Luis Arce y su séquito han decidido llegar hasta el final, aunque obviamente son conscientes de que el final puede estar mucho antes del 10 de agosto.
Y es que el gobierno venía haciendo puntos en su lucha intestina con el sector evista: la marcha a La Paz resultó intrascendente; la estrategia “del enfermo” en la audiencia por el caso del trata está acabando por erosionar aún más la precaria imagen pública de Evo Morales que apenas sobrevive más allá de su círculo de protección; e incluso la ausencia de Arce y el perfil bajo de la canciller Celinda Sosa en la posesión de Nicolás Maduro le daba otro aire.
Hay gasolina, hay decreto para proteger los alimentos clave de los precios al alza por la tendencia mundial, hay presupuesto aprobado y es verano. Ahora, ningún momento es bueno para que te estalle un caso de corrupción.
El caso del ministro (ya exministro) Alan Lisperguer es especialmente sensible, y no tanto por los montos sino por las formas: un millón de bolivianos entrando y saliendo de las cuentas del ministro, con depósitos firmados con nombre y apellido o institución claramente identificada es cuando menos extraño. Hasta un presidente de curso tomaría más recaudos.
Lisperguer, por cierto también delegado político para Tarija, ha optado por el silencio mientras crecen las elucubraciones sobre un Ministerio que reparte licencias ambientales, recalificaciones y también muchos proyectos de la nueva era ecologista.
Arce decidió ser ejecutivo. La denuncia venía de dentro, de la Dirección de Transparencia, y en horas estaba fuera. Es verdad que todo se podía haber silenciado y haber sido apartado como movimiento de rutina, pero los asesores consideraron que ese era el mejor camino. Lo que hay que ver es qué asesores.
El paso de la Celag
Y es que justamente ese mismo miércoles en el que Arce decidió no ceder un milímetro a la sospecha, el Centro de Estadios Latinoamericanos de Geopolítica (Celag) decidió lanzar una encuesta solo para los que en 2020 votaron por el Movimiento Al Socialismo (MAS) que no ha caído nada bien en el ala evista.
La Celag es el lobby bolivariano, aunque muy influido por la izquierda progresista española que, por lo general, no entiende los procesos en este lado del mundo. En su consejo asesor en el que ha habido purga está Álvaro García Linera y Gabriela Montaño es subdirectora ejecutiva, un escalón por debajo de Alfredo Serrano, argentino devoto de Morales. La cuestión es que en noviembre no publicaron la encuesta anual sobre Bolivia y este enero se han descolgado con una encuesta solo para votantes del MAS en el que indagan las percepciones sobre el gobierno y el conflicto interno, y claro, hacen la pregunta del millón ¿quién quieres de candidato?
La lista cerrada ha levantado ampollas, sobre todo porque excluye a Evo Morales, aunque también a Luis Arce, y si mete a la propia Montaño y a Adriana Salvatierra, también colaboradora de Celag, aunque ninguna de la dos esté en los debates internos. Además propone a Andrónico Rodríguez, Mario Cronembold, Eduardo del Castillo y a todo un Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente del Estado cuando era presidente del Tribunal Supremo de Justicia por dejación de funciones del resto y bien valorado por su trayectoria jurídica y personal.
Los resultados, sin duda, serán importantes en la interna, aunque hoy por hoy la tensión se siga acumulando sobre el proceso a Morales y la capacidad de Eduardo del Castillo de aprehenderlo si es que se declara rebelde. Ahí es nada. Unos y otros le temen a ese momento.