Crónica política
El “frente amplio” opositor asume su “tradicionalidad”
Amparo Ballivián y Vicente Cuéllar se suman a Samuel Doria Medina, Carlos Mesa, Tuto Quiroga y Luis Fernando Camacho, que ponen en abril la fecha tope para definir quien será el candidato



Dicen los que salieron agotados de la primera línea que en política todo está escrito, y que por muchas fórmulas nuevas que traigan los consultores para empaquetar el producto, al final lo que gana votos es una buena idea metida en un formato auténtico. Nadie puede vender lo que no es. También que al final lo que manda es el contexto en el momento de meter el voto en el ánfora, pero eso es a más largo plazo.
La cuestión es que el “Frente Amplio Opositor”, que todavía no se ha bautizado - lo que podría ser utilizado como un termómetro de cohesión neto - empieza a asumir su propia naturaleza, son lo que son: el grupo de opositores que en mayor o menor medida, con mayor o con menor suerte, se quedaron en Bolivia a combatir al Movimiento Al Socialismo y sus extraordinarias olas de popularidad en un país que crecía y que cumplieron una misión de alertar cuando nadie quería escuchar.
Hoy les toca ser pegamento en el consenso para reformular un proceso que ha cometido errores y aciertos a tenor de los resultados, y en eso están frente a otras opciones que plantean con toda legitimidad también el cambio radical de modelo al estilo Javier Milei, o una suerte de retorno a un supuesto pasado feliz con liderazgos “fuertes” e infalibles.
Adhesiones
Ayer se sumaron a los “cuatro grandes” – Samuel Doria Medina, Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho – Amparo Ballivián y Vicente Cuéllar, dos perfiles dispares que suman, pero que ya obligan a la reformulación del concepto “cuatro grandes”.
Amparo Ballivián es Ballivián de toda la vida. Economista. Élite paceña. Estudiada en Estados Unidos. Ministra transversal, de Vivienda con el Hugo Bánzer demócrata. Jubilada del Banco Mundial demasiado joven y con ganas de aportar todavía a su país. Sin duda mucha experiencia que se ha movido para salir de su burbuja y hacerse conocer como opción alternativa y mujer, pero que ha acabado por asumir que Bolivia no es fácil para lanzarse en solitario.
Vicente Cuéllar es el Rector de la Gabriel René Moreno. Ganó luego de que se publicara su foto en una reunión privada en el Chapare con Evo Morales, lo que quiere decir algunas cosas. Se gustó en la batalla por el censo con el Gobierno, como contraparte “cuerda” a Luis Fernando Camacho y en un abrir y cerrar de ojos se había postulado como candidato a la presidencia faltando dos años larguísimos. En La Paz lo apadrinó Juan del Granado e hizo guiño - guiño con Rodrigo Paz, pero no. Escuela mirista pero no tanto. Cuando la cosa se puso seria no le aguantó la caja y levantó el teléfono. El domingo estaba en el Congreso de Demócratas con Rubén Costas ofreciéndose más o menos para lo mismo, pero con Camacho y la derecha y Cuéllar a la izquierda, no está claro que le quede sitio.
Branko Marinkovic, aupado ya a los altares del radicalismo, mamporrero oficial, candidato sin sigla pero con estrategia mileista les dio la bienvenida: Una quiere la Aduana, el otro debería haberse quedado con el MAS.
Detalles
Asumir su papel es también repetir la conferencia de prensa en el mismo lugar, a la misma hora y casi con la misma ropa con la que se presentó el “germen” de lo que se construya. Sin duda un gesto decoroso para los adheridos, cuyo arrastre no está medido. A alguien le pareció buena idea, aunque fueran dos los que acudieron al llamado de cuatro. Al menos el MNR de Johnny Torres fue a la misma hora a visitar a Camacho. Tal vez para hacer notar que no estaba en el salón.
Al menos Carlos Mesa, quizá el más interesado en esa faceta, le puso fecha al desenlace: “La convocatoria a la inscripción de alianzas en el mes de abril, en consecuencia, abril es nuestro plazo fatal”.
También dijo que “los equipos técnicos del bloque opositor se encuentran trabajando en la definición del “mecanismo específico de preselección” que tiene que ver con una medición del voto popular o a través de una encuesta”.
Cada vez que alguien dice que la mejor forma de medir la preferencia ciudadana es una encuesta, muere un gatito.