Crónica política de la semana
Del “gabinete a la fuga” a la fuerza oscura electoral
Los rumores sobre renuncias de ministros debilitan a un gabinete asediado por los efectos de la escasez de dólares; mientras, el tiempo pasa y hay tres elecciones por organizar en menos de año y medio
En la enésima actualización de El Príncipe de Maquiavelo a los tiempos modernos y que manejan los “más expertos” estrategas electorales dice que, en caso de incertidumbre electoral para un gobierno en ejercicio, debe asegurar la eficiencia de sus Ministerios, esto es, ofrecer resultados concretos sin demasiados adornos, pues cualquier cosa puede ser malinterpretada, y sobre todo, centrarse en lo que se está haciendo. Nada de humos, nada de comedia. Justo todo lo contrario de lo que viene haciendo el gabinete de Luis Arce en las últimas semanas, que de por sí ha tenido que retroceder en numerosos decretos, por mínimos o necesarios que fuera, ante las amenazas de movilización y que de seguido ha empezado a ligarlo con “fuerzas oscuras” y “golpes blandos”.
¿Quién se marcha?
Los rumores de abandono de ministros y otros puestos clave del gobierno son constantes. El último en sumarse a esta lista es Franklin Molina, el ministro de Hidrocarburos cuestionado desde hace algo más de un año por el propio presidente cuando dijo aquello de “hemos tocado fondo” en el sector. Dos fuentes confiables señalaron a este diario que la renuncia se presentó, pero se rechazó. El propio Molina desapareció de la agenda y otros compromisos público durante tres días, pero finalmente recuperó su agenda. A principios de mayo el vocero presidencial Jorge Richter anunció que anunciarían (literal) una gran noticia para el sector hidrocarburos de forma inminente, y hasta ahora nada.
Desde entonces hay muchos ojos puestos sobre Molina, a la sazón presidente del Directorio de YPFB, pero también sobre Richter, que ha bajado el tono desde que decretó la muerte del proceso de cambio en una nota de opinión firmada muy suelto de cuerpo que se volvió como un boomerang. De momento sigue.
El tercero en la lista es Iván Lima, cuya estrategia político – electoral para arrinconar a Evo y asegurar la nominación de Arce con el MAS para 2025 ha hecho aguas: solo él insiste en que Morales está inhabilitado por la CPE y aduce el comentario en la sentencia 1010 de diciembre 2023, pero además el Congreso de El Alto obligado por el TCP ha quedado invalidado y la suspensión de las elecciones judiciales a como de lugar lo vienen alineando con una dictadura expresa. Posiblemente Lima no pueda resolverlo, pero no piensa en renunciar.
El show Del Castillo - Montaño
Curiosamente uno de los que ha estado en la lista de “sacrificios” al ser considerado pieza de caza mayor por el evismo, Eduardo del Castillo del Carpio, en el ostracismo desde que el año pasado se le escapara el narco más buscado de Sudamérica, Sebastián Marset, luego de estar cuatro meses “preparando” la operación, ha vuelto a la primera línea y no tanto por sus resultados electorales sino por diferentes medidas de buscado impacto e inspiración… mediática: primero a lo Bukele anunciando un plan para meter gente a la cárcel sin garantías (solo la palabra policial), y después con proyectos de perritos todo intermediado por influencers de diverso pelaje, que está muy “trend”.
En Bolivia gusta mucho esto de los infiltrados y nunca se sabe quién es el que realmente está serruchando el piso. Como fuere, Del Castillo suena como uno de los posibles candidatos del arcismo para conformar un binomio de unidad sin las primeras espadas (Evo – Lucho) o incluso ser el vicepresidente de Arce en una propuesta política más urbana. Claro que puede ser que alguien lo esté promocionando para que cometa errores.
En esto de hacer show solo le sigue la estela el ministro Edgar Montaño, capaz de hacer un gran festejo para anunciar la licitación de la refacción de la pista de Tarija que lleva tres años anunciando.
El momento electoral
En medio de estos pulsos del partido de Gobierno fue el expresidente y jefe de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, quien quiso prender la luz hacia el problema inminente: en 16 meses se tienen que realizar elecciones judiciales, elecciones primarias y elecciones presidenciales, y tal como están los ánimos, no parece que ninguna pudiera ser factible… pero deben serlo por mucho que el presidente Arce empiece a hablar de “golpes blandos” y “fuerzas oscuras”.
Mesa pide un Pacto de Estado para que esto se haga viable aun a riesgo de que le llamen colaboracionista, pero lo cierto es que los plazos empiezan a apretar y a nadie parece importarle demasiado.