Crónica política de la semana
Del perfil de Doria Medina al cálculo de las judiciales
Los bloques políticos encaran la segunda parte de la legislatura con dudas sobre la estrategia. En el MAS el Gobierno sigue ganando las pugnas pero Evo no desfallece. En la oposición no se dirime el liderazgo
Se cierra una semana aparentemente tranquila pero con mucho movimiento de fondo. Los grandes bloques siguen ajustándose las clavijas internas y los temas de la coyuntura sirven para eso, aunque falte pedagogía. El Fassil, la elección judicial y el rol de Eduardo del Castillo del Carpio son partes de un tablero de ajedrez en el que se miden fuerzas permanentemente.
Los tres temas fueron noticia esta semana: El ex banco porque se van conociendo los detalles de una intervención que, con probabilidad, acabará costando al erario público; las elecciones judiciales porque dieron otro pequeño pasito para su realización y el ministro porque sigue siendo el objeto de la ira del evismo, concentrado en el Chapare. Por partes.
Lo de la quiebra del banco Fassil se va despejando: ha sido una operación perfectamente provocada por su Grupo Controlador, que con seguridad “confiaba” en que la burbuja inmobiliaria le diera algo más de margen, pero que estalló tan pronto como se puso en cuestión la estabilidad del dólar. En esto unos y otros se arrojan culpas sobre quién ha incidido más.
Fassil y la interna opositora
La cuestión es que el líder político que parece más dispuesto a sacar rédito de todo este desaguisado es Samuel Doria Medina, el ex cementero inversor paceño que también ha puesto pie en Santa Cruz con la compra de Los Tajibos y la construcción de su mega rascacielos, y que es, sobre todo, un perpetuo aspirante a candidato a presidente. Sí, a candidato.
Aprovechando la ola libertaria que recorre el mundo post pandemia y de la que se cuelga, por ejemplo, Javier Milei en Argentina, varios economistas y políticos se han subido a la misma de la mano de Antonio Saravia, Gabriel Espinoza y algunos otros, Doria Medina, que se presenta como socialdemócrata y promueve la participación del Estado en la economía, ha cargado contra esos planteamientos y señalado la codicia de la empresa privada como principal causa de la catástrofe provocada. Una postura coherente con sus planteamientos que tal vez no le ayuden demasiado en la interna de la oposición, donde otros muchos mantienen sus ambigüedades y silencios o, directamente, aprovechan para cargar contra el supervisor.
La interna opositora debe desatarse pronto, pues ya se ha cumplido la mitad del mandato y, aunque se ha renunciado a promover el revocatorio, en apenas un año se empezará a hablar de primarias. Si alguien quiere construir un proyecto es el momento… pero nadie parece tener demasiadas ganas.
El golpe de Del Castillo
Dos días antes de su interpelación en la Asamblea, el Ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, presentó los resultados de la que consideró “la mayor operación contra el narcotráfico de la historia de Bolivia”, en la que se destruyeron 250 fábricas de cocaína todas en el Chapare. Resulta inevitable olvidar ese punto, pues el ministro es el más odiado por el evismo, cuya base está precisamente en el Chapare. “Solo los ingenuos creen que fue casual”, dicen.
La cuestión es que Del Castillo volvió a salir indemne de la interpelación, eso sí, por un estrecho margen de votos, apenas tres por encima de la mayoría requerida, lo que volvió a dejar en evidencia los potenciales daños colaterales que puede dejar la batalla del MAS. La interpelación por cierto, acabó a puñetes dejando otro momento vergonzoso para la historia parlamentaria boliviana.
Unos días después circuló un video en el que el exministro Juan Ramón Quintana y Evo Morales se mofaban de Del Castillo tras su operativo: “No ha detenido ni a un tucán (…), que Biden lo condecore”.
El MAS calcula riesgos de las Judiciales
El punto más delicado de la agenda es el de la elección judicial. Los mandatos de los principales magistrados concluyen a fin de año y la Constitución exige la elección popular, así que los márgenes de “escapatoria” son mínimos. Aún así, diferentes actores han interpuesto sucesivos recursos que tratan de paralizar el proceso de forma que se sustituya con un decreto del presidente Arce en el que, o bien amplíe mandatos, o bien nombre nuevos vocales temporales.
La oposición está ante su gran oportunidad política. En 20011 y en 2017 se llevaron adelante sendas campañas por el voto nulo que no sirvieron para nada, salvo para desprestigiar aún más el sistema judicial. El asunto había quedado resuelto mucho antes, pues con la mayoría absoluta en el legislativo se depuró a cualquier candidato “sospechoso”.
La ruptura entre evistas y arcistas, además de la pérdida de la mayoría absoluta, parece obligar al MAS a pactar al menos un porcentaje de esa lista de candidatos para postulantes “libres”. En esas, la batalla electoral resultaría mucho más interesante, sobre todo teniendo en cuenta que muchos asientos son departamentalizados.
No es secreto que al Gobierno le quita el sueño la posibilidad de perder la “afinidad” con el poder judicial del mismo modo que a las oposiciones les parece una oportunidad de empezar a reequilibrar el tablero de juego. De ahí que unos no quieran hacer demasiado ruido y que los otros barajen un golpe de mano autoritario que le generaría críticas y tal vez sanciones en el plano internacional, pero le quitaría “problemas” en el plano interno.
La decisión final será del ejecutivo como casi siempre. Los acuerdos o serán fáciles y todas las opciones están sobre la mesa. También todas las presiones.