De la incertidumbre del Cabildo al diálogo con Boric
El Comité Cívico cruceño es el que llevará el peso del encuentro ciudadano en el que se presupone se hablará de federalismo, pero se incluirán posiciones sobre la elección judicial y la malla curricular



La de ayer no fue una jornada de transición, sino de expectación. Primero porque el que marca la pauta, por muy nacional que sea, es Santa Cruz. Segundo porque, además, es el que se la juega.
Rómulo Calvo está de salida, pero parece tener ganas de completar su hoja de ruta que pasaba por empujar la idea del federalismo hacia delante hasta convertirla en algo así como la opción política alternativa al MAS para todo el país, pero especialmente para Santa Cruz. Algunos creen que ese es solo un hito intermedio hacia alguna especie de declaración unilateral de independencia cruceña al estilo catalán que tendrá que llegar en algún momento, pero de la mano de alguno de los sucesores, sea Larach, sea Cochamanidis, o de los siguientes, o tal vez nunca. De momento hoy arrancan las primarias para elegir un nuevo presidente el próximo 11 de febrero.
El último cabildo convocado en Santa Cruz el 13 de noviembre descafeinó la demanda del Censo y abrió la vía unilateral con la creación de una comisión que invoque el “derecho a la autodeterminación de los pueblos” pero no se sabe con certeza si hoy se le dará continuidad a esa vía o no. El aire secesionista de la dinámica cruceña hace que no se acabe de cohesionar la actividad cívica. Al fin y al cabo, hoy se pretende una demostración de fuerza, pero solo Santa Cruz tiene posibilidades de éxito numérico porque el elemento movilizador es la detención de su gobernador mientras que el resto se moviliza reclamando “libertad”.
Una de las formas que el resto de los comités cívicos han encontrado para sumar gente ha sido precisamente incorporar causas. Los dos temas más debatidos hoy son la malla curricular por su componente de la Educación Sexual Integral y la reforma de la Justicia con la elección directa de jueces en el aire. Ambos casos son fundamentalmente ideológicos, pero sobre todo el primero es de los que más problemas le han venido generando al gobierno de Luis Arce, pues el Movimiento Al Socialismo (MAS) no es precisamente un partido progresista y el choque con los planteamientos de las iglesias lo gestionan mal.
A la espera de lo que suceda en el cabildo, el Gobierno maneja de nuevo la posibilidad de enfrentar un escenario de guerrilla, con conatos en todo el país a cuenta de la malla curricular, pero alimentado también por el pulso interno del partido.
El MAS, de viaje
Y es que el pulso entre arcistas y evistas se trasladó ayer a Buenos Aires, donde se desarrolla la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y a donde fue Luis Arce como presidente, pero también un día antes Evo Morales a participar en una cumbre social vinculada informalmente al mismo organismo.
Morales fue el gran derrotado del fin de semana del Estado Plurinacional, donde la multitudinaria movilización respaldó a Luis Arce y recordó que el poder real sigue estando en manos de quien gobierna. De ahí, Morales, animal político donde los haya, ha optado por pasar página y enfocarse en lo internacional, que siempre le ha dado más vuelo. El choque con el gobierno peruano a cuenta de su defensa explícita de Castillo y los movilizados le suma, y que Alberto Fernández y Lula da Silva lo vayan a buscar a la feria de Alasitas en el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires para charlar como viejos amigos, también.
Arce, mientras tanto, ha tenido un perfil más bajo en la cumbre, sobre todo después del choque con la diplomacia peruana. Sí tuvo bilateral con Gabriel Boric – que también se despachó a gusto contra el gobierno peruano – donde se acordó avanzar en la Hoja de Ruta pactada en 2021 y que contempla asuntos como la complementación económica, libre tránsito, límites, integración física, culturas, medioambiente, turismo, educación, ciencia, tecnología e innovación, cooperación, temas consulares, cooperación policial, control del comercio ilegal y drogas, y recursos hídricos transfronterizos; después del Silala, llega el deshielo.
Lo cierto es que Lula sí supo ceder el poder y mantenerse cerca de Dilma Rousseff sin batallitas, mientras que Alberto Fernández aceptó una fórmula con su exjefa sabiendo que Cristina Fernández seguía controlando la calle. Seguro que tanto uno como otro han dado consejos a Arce y a Morales de cómo gestionar la situación actual que, con seguridad, le afecta esencialmente al país.
Autoridades tarijeñas, pendientes del cabildo
Tanto el alcalde de Tarija Johnny Torres como el gobernador Oscar Montes han cuestionado recientemente y desde la detención del gobernador cruceño Fernando Camacho el deterioro de las instituciones en el país y el riesgo que supone para la democracia, por lo que, aunque no participen físicamente en el cabildo, se les identifica en ese bando del arco político.
Otra cuestión es el aprecio de ambos hacia la figura del estado federal. Mientras Torres se ha manifestado más abiertamente a favor de profundiza en esa forma, Montes ha mantenido sus reservas al considerar que el Estado autonómico es aún muy perfectible.