En Bolivia, las mujeres dedican cuatro veces más tiempo a labores domésticas que los hombres
En proximidad del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), la Coordinadora de la Mujer se pronuncia, otra vez, para interpelar a las autoridades nacionales y población en general en vista de los insuficientes avances en materia económica y social para las mujeres...



En proximidad del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), la Coordinadora de la Mujer se pronuncia, otra vez, para interpelar a las autoridades nacionales
y población en general en vista de los insuficientes avances en materia económica y social para las mujeres bolivianas.
Los cuidados del hogar significan trabajo no remunerado y esto sigue siendo un tema
que no se pone en debate. Si bien, por ley, las mujeres trabajan cinco horas semanales
menos que los hombres, ellas dedican cuatro veces más tiempo que los hombres en labores domésticas.
“Es importante apuntar que la concepción del trabajo no remunerado en el hogar no
sólo sea visto como una forma de ayuda que aporta significativamente a la generación de
riqueza del país, sino que suponga una deuda social con las mujeres porque no se atiende
adecuadamente aquello”, explicó Mónica Novillo, directora ejecutiva de la Coordinadora
de la Mujer.
Además, la brecha que separa a las trabajadoras de un nivel digno de ingresos, condiciones y acceso en contraparte de los trabajadores no está cerca de alcanzar igualdad. Por
ejemplo, cinco de cada diez mujeres tiene la posibilidad de conseguir trabajo mientras que siete de cada diez hombres alcanzan uno.
Por otro lado, por cada 100 bolivianos que gana un hombre, las mujeres solo ganan 56 bolivianos. Las trabajadoras de las ciudades se acercan a la mitad del mercado laboral urbano y casi nueve de cada diez tiene trabajos precarios. Por su parte, la precariedad de una vida laboral se basa en que solo dos de cada diez mujeres bolivianas tienen afiliación a las pensiones de jubilación.
“La inclusión de las mujeres en el mercado laboral no se ha traducido en la reducción de la carga laboral, sino que también suma la doméstica y, aunque el objetivo es romper con esta noción para lograr que el cuidado del hogar y de los niños sea equitativo es necesario empezar a cultivar una cultura corresponsabilidad no solo en el interior de la familia sino también en el Estado”, señaló Novillo.
Una de las dificultades para el desarrollo laboral de las mujeres son la maternidad y las tareas de cuidado, estas condicionan el trabajo de las mujeres cuando deben ausentarse por el embarazo y la crianza de los hijos. De esta manera, la relación entre la maternidad y el trabajo en el mercado laboral no compatibilizan para los empleadores, lo que genera que las mujeres acepten trabajos con menor pago de condiciones eventuales, no estables y sin derechos laborales.
Las desigualdades económicas, entonces, tiene tres aristas para las mujeres, ingresos
inferiores a los de los hombres, acceso a trabajos informales desregulados y en malas
condiciones. Otros temas, no menos importantes, siguen en agenda como la violencia hacia la mujer.
Siete de cada diez mujeres sufrió violencia física y solo tres de diez casos tuvieron sanción.
En el presente año, del primero al 24 de enero se registraron 19 feminicidios. Además, sucedieron, en promedio, por día seis violaciones a mujeres o niñas en 2018 en toda Bolivia; en otros términos, supone una violación cada cuatro horas.
Por su parte, la participación de las mujeres en política sigue siendo un espacio de batalla.
Los resultados de las últimas elecciones mostraron un panorama de paridad para las mujeres, con una presencia cercana a la igualdad respecto a los hombres en concejos, asambleas departamentales y nacional.
No obstante, las mujeres tienen una participación muy restrictiva en el nivel ejecutivo, que se demuestra en las cifras del número de alcaldesas que solamente fueron 27 de los 339 (8% en todo el país) municipios y, hasta la fecha, cero gobernadoras en los departamentos. A esto puede sumarse la baja presencia de mujeres como candidatas presidenciales para las elecciones de 2019.
En el sector de educación, la agenda de despatriarcalización está enfrentando nuevos retos. Entre ellos está la entrada de grupos fundamentalistas religiosos que se oponen a la política de la tolerancia ante las diversidades sexuales y las mujeres, ya que bajo el argumento de “ideología de género” quieren desplazar cualquier intento de luchar con la cultura machista. En el ámbito de medios, aún persiste la presencia masculina y la cobertura a las mujeres es inferior al de los hombres.
Por otro lado, el ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos sigue siendo el
gran tema que persiste como pendiente por parte del gobierno, ya que en 2016 existieron un promedio de 163 abortos por día, de los cuales solo uno de cada cuatro puede considerarse como seguro.
y población en general en vista de los insuficientes avances en materia económica y social para las mujeres bolivianas.
Los cuidados del hogar significan trabajo no remunerado y esto sigue siendo un tema
que no se pone en debate. Si bien, por ley, las mujeres trabajan cinco horas semanales
menos que los hombres, ellas dedican cuatro veces más tiempo que los hombres en labores domésticas.
“Es importante apuntar que la concepción del trabajo no remunerado en el hogar no
sólo sea visto como una forma de ayuda que aporta significativamente a la generación de
riqueza del país, sino que suponga una deuda social con las mujeres porque no se atiende
adecuadamente aquello”, explicó Mónica Novillo, directora ejecutiva de la Coordinadora
de la Mujer.
Además, la brecha que separa a las trabajadoras de un nivel digno de ingresos, condiciones y acceso en contraparte de los trabajadores no está cerca de alcanzar igualdad. Por
ejemplo, cinco de cada diez mujeres tiene la posibilidad de conseguir trabajo mientras que siete de cada diez hombres alcanzan uno.
Por otro lado, por cada 100 bolivianos que gana un hombre, las mujeres solo ganan 56 bolivianos. Las trabajadoras de las ciudades se acercan a la mitad del mercado laboral urbano y casi nueve de cada diez tiene trabajos precarios. Por su parte, la precariedad de una vida laboral se basa en que solo dos de cada diez mujeres bolivianas tienen afiliación a las pensiones de jubilación.
“La inclusión de las mujeres en el mercado laboral no se ha traducido en la reducción de la carga laboral, sino que también suma la doméstica y, aunque el objetivo es romper con esta noción para lograr que el cuidado del hogar y de los niños sea equitativo es necesario empezar a cultivar una cultura corresponsabilidad no solo en el interior de la familia sino también en el Estado”, señaló Novillo.
Una de las dificultades para el desarrollo laboral de las mujeres son la maternidad y las tareas de cuidado, estas condicionan el trabajo de las mujeres cuando deben ausentarse por el embarazo y la crianza de los hijos. De esta manera, la relación entre la maternidad y el trabajo en el mercado laboral no compatibilizan para los empleadores, lo que genera que las mujeres acepten trabajos con menor pago de condiciones eventuales, no estables y sin derechos laborales.
Las desigualdades económicas, entonces, tiene tres aristas para las mujeres, ingresos
inferiores a los de los hombres, acceso a trabajos informales desregulados y en malas
condiciones. Otros temas, no menos importantes, siguen en agenda como la violencia hacia la mujer.
Siete de cada diez mujeres sufrió violencia física y solo tres de diez casos tuvieron sanción.
En el presente año, del primero al 24 de enero se registraron 19 feminicidios. Además, sucedieron, en promedio, por día seis violaciones a mujeres o niñas en 2018 en toda Bolivia; en otros términos, supone una violación cada cuatro horas.
Por su parte, la participación de las mujeres en política sigue siendo un espacio de batalla.
Los resultados de las últimas elecciones mostraron un panorama de paridad para las mujeres, con una presencia cercana a la igualdad respecto a los hombres en concejos, asambleas departamentales y nacional.
No obstante, las mujeres tienen una participación muy restrictiva en el nivel ejecutivo, que se demuestra en las cifras del número de alcaldesas que solamente fueron 27 de los 339 (8% en todo el país) municipios y, hasta la fecha, cero gobernadoras en los departamentos. A esto puede sumarse la baja presencia de mujeres como candidatas presidenciales para las elecciones de 2019.
En el sector de educación, la agenda de despatriarcalización está enfrentando nuevos retos. Entre ellos está la entrada de grupos fundamentalistas religiosos que se oponen a la política de la tolerancia ante las diversidades sexuales y las mujeres, ya que bajo el argumento de “ideología de género” quieren desplazar cualquier intento de luchar con la cultura machista. En el ámbito de medios, aún persiste la presencia masculina y la cobertura a las mujeres es inferior al de los hombres.
Por otro lado, el ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos sigue siendo el
gran tema que persiste como pendiente por parte del gobierno, ya que en 2016 existieron un promedio de 163 abortos por día, de los cuales solo uno de cada cuatro puede considerarse como seguro.