La oposición boliviana y el choque de fortunas
Cuando el gobierno de Evo Morales llegó al poder no tardó en darle un golpe de gracia a la democracia representativa y popular liquidando cualquier tipo de financiación pública a los partidos. El argumento populista era incontestable, pues durante años los partidos tradicionales se habían convertido en nidos distintos de más o menos la misma casta que se acababan cuarteando las instituciones.
Al poco tiempo, sin embargo, quedó claro que solo podrían hacer política aquellos que ya anidaban en una institución que les garantizara recursos – alcaldías, gobernaciones -, aquellos con financiación extranjera – sin que se notase demasiado, porque está prohibido por la Constitución -, y aquellos que fueran directamente millonarios.
Así durante una década o más hacía política Luis Revilla, Rubén Costas, Rodrigo Paz, Tuto Quiroga y, sobre todo, Samuel Doria Medina, ex ministro de la capitalización del MIR y posterior máximo accionista de la Sociedad Boliviana de Cemento, empresa que acabó vendiendo a capitales mexicanos a través de sociedades pantalla en paraísos fiscales para abordar en exclusiva su sueño de ser presidente, aunque ha diversificado sus inversiones y esencialmente sigue siendo un empresario.
La cuestión es que este 2024 han aparecido nuevos millonarios en liza, algo que no le acaba de hacer gracia a Unidad Nacional, el conglomerado de Doria Medina que lleva años planteando la unidad en torno a él con mucha perseverancia, aunque sin demasiado éxito.
De un lado está Manfred Reyes Villa, que tras diez años de exilio en Estados Unidos – luego de no alcanzar la presidencia en 2009 y hasta que Jeanine Áñez fue posesionada presidenta a finales de 2019 – haciendo buenos negocios se ha asentado como alcalde de Cochabamba orientando toda su acción claramente hacia una carrera por la presidencia. Las fuentes cercanas dicen que tiene recursos y de hecho lleva muchos meses financiando medios digitales y alguna que otra encuestadora para contribuir en este camino marcado por el venezolano Armando Briquet, que quiere darle consistencia al formato de “hombre fuerte” con toques de solvencia y experiencia y una propuesta muy sencilla: dólares para un país rico.
También se ha colado Marcelo Claure en todo el debate, y esto aún le ha hecho menos gracia a Unidad Nacional. Claure es un millonario transnacional que hace muchos años salió de Bolivia y ha triunfado en el mundo de las telecomunicaciones con teléfonos inalámbricos primero para después dar el salto a empresas de comercio en internet y otras del rango, además de haberse hecho hueco en el mundo del fútbol no solo con Bolívar, sino teniendo vínculos con el Girona y el Inter de Miami. Rico total.
Con la figura de Claure como potencial candidato se ha especulado desde que apareció con Bolívar, pero nunca fijó residencia. Se acercó mucho a Evo Morales y a Luis Arce, pero no tardó en dar pasos atrás. Después intensificó su actividad en redes sociales de la mano también del fútbol y metiendo a cuenta gotas asuntos políticos, hasta que en la última campaña estadounidense se ha decantado como un febril admirador de Donald Trump, y parece estar emulando el rol de Elon Musk, el multimillonario dueño de X – antes – twitter que puso la red a su servicio y que aun siendo un gran beneficiario de ayudas públicas discrecionales en los estados donde opera Tesla o alguna de sus empresas, y ser contratista de servicios de la Administración, parece va a asumir un rol en la administración para potenciar los recortes.
Claure primero dijo que ayudaría a los opositores más consolidados, pero no tardó en surgir la duda, algo qu8e resolvió con plata: hará su propia encuesta nacional para saber quién va en serio y quién no. Se estima que el gesto altruista tendrá un costo de unos 700.000 dólares. La información es cara.
Las encuestas hace tiempo que dejaron de describir las pasiones de un escenario determinado, sino que más bien vienen sirviendo para configurarlas. Las pasiones y los escenarios. Ni a Doria Medina ni a ningún opositor se le escapa que quien salga mejor situado en la encuesta de Claure tendrá mucho terreno ganado. Son los mismos recelos que siempre se han tenido con la propuesta de Doria Medina, de medir el candidato por encuesta, salvo que esta vez el financiador, aparentemente, no tiene compromisos, pero si dinero.
Como sea, el clima en la oposición se ha enrarecido. Una vez más.