Montes en el ruedo político nacional
El Gobernador y ex alcalde pondera estos días las opciones de futuro mientras se reactivan problemas locales y sociales en Tarija para "enfocarle" en la toma de decisiones



Desde La Paz política, Tarija se ve como un oscuro objeto de deseo, un ni contigo ni sin ti en el que cualquier relación que se establezca corre el riesgo de convertirse en tóxica. El Gobernador Óscar Montes es uno de los representantes de esa dinámica, de esa leyenda, y su nombre vuelve a estar en las agendas de los unos y de los otros.
Montes llegó a la política desde el movimiento cívico. Muy joven fue reclutado por el omnipresente MIR y todas sus familias que copaban Tarija desde que Jaime Paz estableció su cuartel general en el Picacho. Con habilidad se hizo candidato a alcalde antes de que se hundieran los partidos tradicionales, y con la misma habilidad replegó sus fuerzas sobre una escisión, UNIR, cuando vinieron mal dadas. Con ello logró repetir en la Alcaldía en dos ocasiones más y aun podía haber optado a la tercera en 2015, pero acabó cediendo el testigo al hijo de Jaime Paz, Rodrigo, con el que poco después pelearía a muerte por las cosas de heredar el poder. Solo dos años después de su retirada volvió a la primera línea con el objetivo de reivindicarse a sí mismo. O tal vez por aburrimiento.
En 2021 asumiría la candidatura a la Gobernación, seguramente con pocas ganas, pero Johnny Torres, otro peso pesado de la política tarijeña atendiendo a sus resultados, se había anticipado al presentar su postulación a la alcaldía. Ambos ganaron sin demasiado trámite y eso a pesar de que las elecciones de 2019 y el gobierno de Áñez en 2020 amenazaron con dejar al gobernador mal parado.
Sus últimas decisiones en el escenario nacional, donde siempre ha estado presente aunque sin prodigarse demasiado, no fueron las mejores. En 2019 apoyó la candidatura de Óscar Ortiz con los Demócratas en parte porque no le quedaba otro espacio donde acomodar sus fichas, y ahí construyó un argumento pragmático sobre las bondades del modelo cruceño. Aunque aquello acabó mal, por debajo del 4% y superado incluso por Chi Hyun Chung, los Demócratas tomaron el poder con Áñez y uno de sus primeras espadas, Víctor Hugo Zamora, asumió la cartera de Hidrocarburos. Montes respaldó el gobierno de Áñez, la trajo de visita al Mercado Central y apoyó la nueva aventura electoral que esta y sus cercanos armaron para 2020, Juntos, pero cuando la gestión se le fue de las manos no tardó en tomar distancia, aunque no le fue fácil, pues los que estaban más involucrados, como el propio Zamora, quisieron disputar la propiedad de UNIR, lo que provocó otros cismas.
Montes se sobrepuso, se alió con Torres y le dio buen espacio a su amigo Mauricio Lea Plaza para evitar que Camino al Cambio y su valor simbólico le causara problemas. Su victoria en la segunda vuelta en la Gobernación fue incontestable. Aún así no tardó demasiado en constatar que la gestión de la Gobernación era básicamente administrar deuda y otras miserias, y que no daría para mucho más salvo que le entraran las ganas de pulsear políticamente con el nivel central.
Montes siempre ha sido buscado a un lado y a otro. Conformó listas de alianza siempre con Mario Cossío, etc., guardándose un par de curules en franja de seguridad, pero también siempre fue cortejado por el MAS de Evo Morales, quien le dio palo y zanahoria, y luego más palo, y aunque lo apartó en el momento clave, no lo doblegó. Tanto Arce como Morales tienen aliados poderosos en Tarija que están cerca de los círculos íntimos de Óscar Montes, pero de momento no hay proposiciones serias, porque además en los últimos años ha adoptado en momentos puntuales discursos opositores más duros, como en el apoyo a Áñez, más allá de ser crítico con la gestión.
Así, los opositores también lo buscan, al menos para conocer sus intenciones. En 2019 se posicionó frente a Mesa porque sus enemigos – Oliva y Rodrigo Paz – se habían colocado en ese frente y la verdad le fue mal, pero en 2014 armó la propuesta de última hora con Johnny Torres para Tuto Quiroga y en Tarija sacó una buena cantidad de votos.
Su encaje en cualquier caso es difícil: Mesa es rencoroso, Doria Medina ya lo conoce; por Libertario no cuela; todo lo que huela a Rodrigo Paz estará vetado y tampoco parece buen destino el Búnker de su exsocio Virginio Lema. De momento todos le buscan la medida y esta semana ha habido polémicas e increpaciones directas, pues Montes suele ser de los que reacciona. En Bolivia siempre es demasiado pronto para la jubilación. Probablemente los conflictos en Tarija irán a más. El 5% de los votos tal vez no sean demasiado importantes, pero esta plaza siempre ha tenido un valor simbólico más que relevante.