Los charcos de Montes
El gobernador de Tarija Óscar Montes puede intentar buscar la reelección en 2026. O tal vez no. Lo cierto es que hasta el momento ninguna de sus acciones más sonadas parece tener en cuenta esta perspectiva electoral sino más bien todo lo contrario. Esta es la lista de combates librados que han dejado un reguero de cadáveres políticos a los costados que, con probabilidad, en algún momento buscarán venganza.
- De entrada, Montes y los suyos armaron un pacto en la Asamblea que se pasó de frenada. No solo sumaron los votos de los pueblos indígenas, tradicionalmente coto privado del MAS, y los dos votos de Comunidad de Todos, que era lo esperable, sino que además sumó el voto azul de Marina Hoyos abriendo la primera crisis en el partido contrario.
- Con la mayoría asentada, Montes abrió el fuego derogando la Ley del 1% y obligando a los alcaldes no chaqueños a sentarse a negociar en tiempo récord con las fechas navideñas tocando en la puerta. Aquello se saldó con una Ley más lógica sobre los proyectos concurrentes y eliminando el punto del débito automático por parte del Ministerio que en la anterior gestión paralizó por completo al gabinete de Adrián Oliva. Sin duda que muchos alcaldes quedaron heridos.
- También abrió fuego contra el Chaco y de una forma inusual. En lugar de negar y eludir, metió su calculadora al bolsillo y se fue al Chaco a hacer cuentas delante de todos. La cuenta le salía a devolver porque demasiadas obras están metidas en fideicomisos y demás, y no se habla mucho para que no se complique la convivencia. Montes aceptó incluso irse a dialogar a cancha “neutral” (Cochabamba) y con mediación del gobierno como si se tratara de otro departamento. La cuestión es que la demanda del IDH quedó enterrada y las autoridades chaqueñas han quedad huérfanas de usar su comodín favorito para superar crisis políticas internas.
- Luego abrió el melón del Servicio Departamental de Caminos (Sedeca), poniendo en la calle a más de 200 trabajadores alegando el cierre de una institución en quiebra e insostenible, con más abogados que ingenieros y numerosos ítems regalados a los amigos. La gestión de la idea fue patética y el responsable de la estrategia, Mariano Bacotich, acabó renunciando al gabinete, pero lo cierto es que la obra directa se ha acabado y apenas los ingenieros más cualificados podrán sobrevivir para asumir una unidad especializada de proyectos y supervisión al estilo ABC.
- También ha abierto el conflicto de la salud en varias ocasiones, lo mismo por un bono de té que por decenas de puestos de trabajo de personal médico que paga la gobernación y ejecutan los municipios, por lo que recomendó que sean estos, que sí tienen recursos, los que los financien.
Como frutilla de la torta esta semana ha firmado un convenio con la Fundación Feicobol, que administra la Feria de Cochabamba, para que administre la de Tarija también harto de esperar que los empresarios privados que dicen quieren gestionar la Feria se decidan a invertir y no solo a recoger los beneficios posteriores.
Se trata de algo así como una última frontera. Enfrentar al empresariado tarijeño, construido en base a privatizaciones – de hoteles, de aceiteras o de cementeras -, de vender insumos a empresas como Setar, de construir carreteras de aquellas maneras como la Canaletas – Entre Ríos o de vender el vino en cuya promoción y disposición se invierten ingentes cantidades de recursos, es sin duda un paso “agresivo”. Veremos cómo lo encajan los aludidos.