(Des)unidos: la última pulseta de Torres y Montes
Los concejales más afines al gobernador han puesto en riesgo la estabilidad del concejo municipal, lo que se considera una agresión en las filas del MNR
Johnny Torres y Óscar Montes pertenecen a dos generaciones de políticos distintos, pero que por circunstancias de la misma, han compartido algunas aventuras con dispar éxito. Ambos sobrevivieron a las purgas de sus partidos: Montes salió del MIR conformando su propia agrupación UNIR, que se convirtió en hegemónica en Tarija sobre todo en la segunda década del siglo XXI, mientras que Torres se quedó enfundado en su camisa rosada defendiendo la sigla del MNR, que con el tiempo ha hecho de Tarija su principal plaza de poder.
En 2010 Torres ya había vuelto a Tarija tras una breve etapa parlamentaria y Montes gobernaba la Alcaldía con solvencia. Ambos se quedaron en el molde cuando el MAS decapitó a Mario Cossío en la Asamblea y Lino Condori se convirtió en el gobernador interino en una época crucial para Tarija.
Torres siempre buscó cierta proyección nacional mientras que Montes movía sus fichas en función de sus cálculos en Tarija. El MAS vivía su época de apogeo luego de haber doblegado a la oposición autonomista y mientras los recursos petroleros se multiplicaban. La reelección de Evo Morales en 2014 era un hecho ya antes incluso de que irrumpiera la opción de Tuto Quiroga, rompiendo la unidad convocada por Samuel Doria Medina al frente de Unidad Demócrata, una alianza pactada por el cementero con los Demócratas de Rubén Costas y que dejó en la estacada a quienes habían trabajado por el Frente Amplio, entre ellos, un entusiasta Johnny Torres.
Torres y Montes se constituyeron en los principales aliados de Tuto Quiroga, que firmó un discreto 9% que en Tarija se elevó al 19%. El MAS consiguió una nueva mayoría absoluta y Jaime Paz Zamora pudo discursear sobre su teoría del entronque histórico del MIR, el MNR y el ADN. No faltaron quienes los señalaron como funcionales.
En la elección de 2015 Montes iba a ser el candidato a la Gobernación hasta que el MAS sacó su lista de cuentas pendientes. En el arrugue, la unidad ya conformada en torno a los recursos de Samuel Doria Medina, Unidad Departamental Autonomista, ungió a Adrián Oliva como candidato. Montes y UNIR se retiraron para concentrarse exclusivamente en la Alcaldía, que iba a ganar Rodrigo Paz, mientras que Torres guardó calculado silencio. Hasta el último momento buscó romper la alianza y atraer en el Chaco a Wilman Cardozo hacia sus posiciones, donde Montes hubiera respaldado. Al final Torres aceptó la subgobernación de Cercado, donde no tuvo oposición.
En el siguiente embate, conscientes del fracaso de la gestión de Rodrigo Paz Pereira y de sus altas mediciones en Cercado, Torres se presentó candidato a la alcaldía en el cierre de campaña nacional del MNR. En la plaza no se coreó Virginio Presidente sino Torres alcalde. Era 2019 y la elección tardó aún año y medio por motivos conocidos, pero las cartas estaban descubiertas.
- LEA TAMBIÉN: Montes hegemónico
Torres resistió en su lugar sin hacer demasiado ruido ni en las protestas que tumbaron a Evo Morales ni en el gobierno de Jeanine Áñez. No se colocó en ningún lado. Su objetivo seguía siendo ser alcalde. Restaurado el gobierno del MAS con Luis Arce, el primero que vio que aquella era la fórmula fue Montes y le propuso un ticket conjunto: alcalde – gobernador, aunque después de eso aún hubo una suerte de escenificación de pacto que Mario Cossío trató de capitalizar para ponerse en órbita de nuevo, con poco éxito.
No hay legislatura fácil
La campaña fue relativamente sencilla, aunque Montes aún tuvo que bregar en segunda vuelta. Jurado el cargo, cada cual armó sus equipos con las manos libres aunque pronto quedó en evidencia que Montes había colocado más fichas en el Concejo Municipal que Torres en la Asamblea.
Hasta el pasado martes, las hostilidades entre el municipio y la gobernación no habían pasado del plano verbal: un “yo no inauguro piedras” por un “yo resuelvo los problemas olvidados por 20 años”, pero el quiebre de la paz en el Concejo supone una escalada.
Aunque cada cual lo cuenta a su manera y todos intentan echar balones fuera, el concejal Alberto Valdez, íntimo del gobernador Óscar Montes, trató de moverle el piso al presidente pactado del concejo, César Mentasti, pero no logró el sexto voto ya que tanto el concejal de Todos, López Pantoja, como el de MTS, Ervin Mancilla, votaron por el bloque del alcalde del que tampoco se movieron Castellanos ni Marcela Guerrero, esta última confirmando su posición.
Causas y consecuencias
En las ultratumbas se manejan argumentos más o menos peregrinos sobre el movimiento de ajedrez que tienen como origen la escasez de recursos en ambas instituciones, pero especialmente en la Gobernación, que necesitará más coordinación con el gobierno y la alcaldía para sacar cierto lustre a la gestión.
Cuentan también que el presidente Luis Arce ha desarrollado una animadversión personal sobre el alcalde de Tarija a cuenta del manejo de posiciones durante la pulseta del Censo de Población y Vivienda entre el gobierno y Santa Cruz pese a que la Asociación de Municipios de Bolivia, que preside Torres, se mantuvo en la posición conciliadora.
La posibilidad de que el MNR de Torres quiera cobrar venganza en la Asamblea es difícil pero no imposible. De momento la asamblea está en sintonía con el ejecutivo por la alianza de los 12 curules de Unidos con los 3 de la bancada indígena y la ayuda puntual de los dos curules de Todos e incluso algún tránsfuga del MAS que hace superar de largo los 16 votos, pero ni la bancada indígena tras el cambio weenhayek, ni sobre todo el curul de Francisco Rosas, están asegurados al 100%.
Desde luego, esta historia tendrá muchos más capítulos.