En busca del “fantasma” de la unidad
¿Qué clase de proyecto puede plantearse la actual oposición boliviana? Completa la encuesta a pie de página



Los comités cívicos lo volvieron a hacer: el miércoles en la noche el fantasma de la unidad de la oposición fue de nuevo conjurado con la mira puesta en 2025 – o 2024 si se lograra consumar el desafío del revocatorio -, y sin embargo, las reacciones fueron más o menos las esperadas:
- Carlos Mesa puso cara de cartón y siguió con su agenda que combina adhesiones al cambio de la justicia con tuits de solidaridad.
- Tuto Quiroga no se dio por aludido, muy inmerso en su agenda internacional impulsada por la red Atlas y su cruzada evangelizadora liberal en Sudamérica.
- Samuel Doria Medina sí se enteró, y recordó varias veces que su partido es Unidad Nacional y algo así como que le vuelve a tocar el turno porque estuvo ausente en 2019 yen 2020.
- Luis Fernando Camacho bastante tiene con lo suyo, y su propia campaña de 2020, en principio, le desacredita para tratar de liderar una opción de este tipo por mucho que lo pidan los suyos.
Las reacciones fueron tan frías que el propio cabildo quedó como archivado casi inmediatamente después de que las preguntas fueran formuladas. Algunos analistas señalan que es el resultado de la falta de estrategia pues los propios puntos son contradictorios entre sí. Algunos apostaban por un quiebre institucional real, por apuntalar la desobediencia civil con medidas concretas, pero eso quedó apenas en un par de leyes regionales de Santa Cruz que hablan de crear un Defensor del Pueblo, que es testimonial, y una Policía Departamental, que es inconstitucional.
Igualmente, apostar por el revocatorio es una cosa y apostar por pelear la reforma de la Justicia es otra. La primera supone apostar por el quiebre, la segunda por la batalla institucional. Ambas reconocen una legitimidad institucional de un régimen calificado como dictadura en la agresiva descripción que hizo Rómulo Calvo en la presentación, pero la primera es una acción directa para voltear el tablero y la segunda un asunto de maquillaje por muy de fondo que sea el tema.
Con todo, el revocatorio – que en realidad es consecuencia de la negativa a aplicar una Amnistía que en ningún caso va a suceder, al menos sin presión – resulta más viable hoy con el MAS abierto en canal y Evo Morales ansioso de poder.
Según una de las interpretaciones que se hace del entramado legal – Constitución, Ley 026, etc.,-, de revocar a Luis Arce – en un plazo de no menos de 10 meses desde el 8 de mayo) se deberían convocar elecciones en 90 días, es decir, podría haber una elección en abril de 2024, pero… ¿Qué capacidad tiene la oposición de generar un proyecto único hasta entonces? ¿Cuál sería la más efectiva? Los analistas describen tres proyectos posibles, pero con incierta viabilidad electoral.
La Socialdemocracia moderada. La principal opción, que es sobre la que se han construido las opciones de Comunidad Ciudadana por un lado y la que siempre ha querido representar Samuel Doria Medina con Unidad Nacional por otro lado. Básicamente son propuestas liberales “a la boliviana” que cuestionan más las formas que el fondo de la propuesta del Movimiento Al Socialismo siendo conscientes de que la participación del Estado en la economía nacional es imprescindible.
Tanto Carlos Mesa – aún en el país aunque con una actividad muy baja -, como Doria Medina encajan para liderar este proyecto, aunque se manejan otros nombres como el de Luis Revilla – en la clandestinidad desde hace meses -.
El liberalismo trumpista: El trumpismo como forma de hacer política se ha impuesto como método en los últimos años, esencialmente en la oposición, con mucho éxito mediático pero poco electoral, pues hasta ahora ninguno de los que se podrían inscribir a esta corriente han logrado victorias electorales. Con todo, el discurso radical anticomunista, criticando la actividad estatal, denunciando conspiraciones internacionales, etc.,
Algunos se adscriben al libertarismo de Milei, pero por lo general, dominan los agentes de la red Atlas que anteponen libertad y democracia en sus manuales de promoción del liberalismo económico: bajar impuestos, eliminar servicios y empresas públicas, dejar que el mercado opere. El gran exponente electoral de esta fórmula es Tuto Quiroga, que ya se sabe cómo le ha ido electoralmente, pero sus campañas suelen ser exitosas con pocos recursos gracias a su contundencia verbal.
El federalismo neoconservador: El tercer modelo posible más patrocinado por el yunque y que comparte fórmulas con el trumpismo es el neoconservador, que en el caso de Bolivia se ha sumado coyunturalmente a la ola federalizante que lidera el mismo Comité Cívico cruceño y Luis Fernando Camacho.
Su tríada es Dios, Patria y Tradición y habla de un tiempo pasado feliz que tal vez nunca existió al tiempo que rechaza cualquier avance en materia de derechos sociales. Todos estos asuntos suman y dan idea de país más allá de la crítica, que por otro lado, la usan de forma estratégica.
El objetivo último de los neoconservadores federales es reivindicar el orden de la Colonia que trajo “prosperidad” frente a una élite indigenista actual donde incluso los indígenas han sido desplazados. El relato es poderoso para penetrar en los sectores populares del país, pero requiere más alfiles de los que actualmente tiene.
¿Y usted? ¿Quién cree que debería liderar el proyecto de unidad de la oposición?