El tablero se mueve
Carolina y Luis Fernando
Camacho necesita un cabeza de cartel con tirón para las elecciones de 2025 donde pueda consolidar una bancada que empuje la vía secesionista; ambos comparten contactos y motivos para ir juntos. Mientras, en el MAS se espera el golpe en la mesa de Luis Arce.
Las aguas bajan revueltas en Creemos, pero una estrategia parece emanar del fondo de la discusión. Un plan que más temprano que tarde se le adjudicará al mismísimo Walter Chávez, el asesor político que encumbró al Movimiento Al Socialismo (MAS) a principio de siglo y que, tras caer en desgracia por su enfrentamiento con los García Linera, se gana la vida asesorando a connotados opositores, como lo hizo primero con Samuel Doria Medina y después con Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz a todos los efectos. Desde entonces se le hace responsable de casi todos los males.
Camacho tiene claro su proceso: el pulso es con el gobierno de Luis Arce y el objetivo es alcanzar unos niveles de autogobierno para Santa Cruz más elevados que los actuales, lo que se puede edulcorar de cualquier manera pero es, básicamente, un desafío secesionista.
La gestión de la Gobernación le preocupa poco y en su entorno no creen que eso le vaya a pasar factura electoralmente: el gobierno de Arce puede chicanear las regalías, fustigar la ejecución presupuestaria, paralizar proyectos, y hacer ver todas las carencias de Camacho y del propio “modelo cruceño”, tan idealizado como dependiente de las regalías de Incahuasi y de la subvención a los hidrocarburos, pero, en definitiva, su fuerte es el enfrentamiento directo, la “bravuconada”, el desafío, el negarle la palabra al vicepresidente en la efeméride cruceña, arriar la wiphala o burlarse de las citaciones a declarar ante la Fiscalía de La Paz. Su equipo lleva tiempo trabajando lo identitario como asunto diferencial de una forma muy sofisticada que permite integrar a los migrantes como parte esencial del ser cruceño, un paso más de lo que venían haciendo por años los Demócratas de Rubén Costas, que sin duda sembraron la base.
Algunos de los estrategas que trabajan en Santa Cruz reconocen que la pulseada por el Censo no le fue tan bien, y muchos dicen eso de: “yo se lo advertí”, pues era un desafío demasiado grande como para que el gobierno cediera, pues lo habría expuesto en una debilidad integral. Pero sobre todo, el fracaso viene porque el asunto no era de una relevancia vital en la vida de los cruceños, pero le dedicaron más de un mes. Otros, claro, señalan que lo importante era no tanto el enfrentamiento con Arce, que también, sino sentar las bases para una ruptura institucional que incluyera un distanciamiento con el resto de departamentos, con los que Camacho, de hecho, no tiene comunicación. Los dos cabildos fueron muy multitudinarios y, por lo general, se sigue concediendo poder de convocatoria al Comité Cívico – de que Camacho es parte indivisible -. De alguna manera, la hoja de ruta está validada.
El futuro 2025
Como fuere, Camacho y los suyos ya alistan el futuro de la agrupación, algo para lo que tener representación en la Asamblea Plurinacional pasa por ser fundamental para sus aspiraciones, sobre todo en una proyección en la que el MAS no logre mayoría absoluta ni con Arce ni, sobre todo, con Evo. Poner todos los esfuerzos en que el MAS se dinamite a sí mismo es considerado en la agrupación tanto o más importante que lograr su propia bancada.
Desde ya se están produciendo diferentes movimientos. El más sonado es el de la ruptura de su bancada en la Asamblea por eventuales diferencias con Juan Carlos Gutiérrez, el gallo de Creemos en Beni. Gutiérrez propuso para jefe de bancada a Leonardo Ayala, pero Camacho lo ninguneó y exigió el apoyo para Óscar Mitchel. La interna la ganó Ayala y eso no ha hecho restañar las heridas. El propio Valverde asegura que “la bancada de Camacho cabe en un taxi”.
A Camacho – ni a Walter Chávez – no le preocupa demasiado la ruptura de la bancada hoy en el convencimiento de que nadie le puede hacer sombra a nivel departamental, y sobre todo, en que no va a haber ninguna iniciativa legislativa – de su plan - en esta legislatura donde vayan a ser definitivamente decisivos, y por otro lado, difícilmente nadie de Creemos va a poder apoyar públicamente a Arce o a Mesa, pues corre el riesgo de incineración y escarnio público.
Al contrario, algunos estrategas sagaces advierten que Camacho y Gutiérrez han pactado un clima hostil con el fin de poner fichas a uno y otro lado, es decir, con Arce y con Evo, para aprovechar la crisis del MAS en beneficio propio: Creemos y Santa Cruz necesitan que la próxima legislatura no haya mayorías en la Asamblea, y abonar la división del MAS o la postulación de Evo Morales, suma en ese objetivo.
¿Habemus candidato?
Creemos tiene un problema, un tanto menor, pero al que sí debe prestarle atención, pues es la base de su proyecto futuro: no habrá independencia cruceña – o autonomía plus o lo que sea – si no se logra una bancada camba fuerte, y por el momento, Camacho no tiene ni sigla nacional ni candidato solvente.
El sistema electoral boliviano solo permite presentarse a las elecciones a partidos de ámbito estatal, es decir, con representación en todos los departamentos, y aunque eso es un tanto tramposo, conseguir una sigla no es tan fácil, sobre todo si has abierto una guerra abierta con el último que te la prestó: Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz y administrador de Unión Cívica Solidaridad (UCS) de su papá. Aún así, hay varias “disponibles” para su alquiler o bien se puede buscar una alianza productiva de interés para todas las partes, como parece el caso.
El problema mayor es el del candidato. Camacho ya sabe que no puede ser de nuevo el cabeza de cartel, porque nunca fue su intención; porque tendría que dejar la gobernación y, sobre todo, porque sería difícil volver a engañar a nadie en otros departamentos y por ello hay una nueva opción sobre la mesa: Carolina Ribera Áñez.
La hija de la expresidenta Jeanine Áñez cumple algunos de los requisitos que se le piden a un candidato: es conocida y tiene una “justificación” épica para una eventual candidatura, aunque evidentemente también tiene muchas carencias en la política. Nada que no se pueda trabajar. Y en ello está.
Ribera Áñez ha dedicado la semana a un intenso tour por el parlamento europeo donde básicamente se ha reunido con eurodiputados como Hermann Terstch; cuadros políticos como Rocío Monasterio y Santiago Abascal, todos representantes de la ultraderecha liberal VOX y fundadores de la Fundación Disenso, que es el think thank que lleva años pensando en una recolonización de América Latina y que ya ha acuñado el concepto “iberosfera” para ello.
En esa línea crearon el denominado “Foro de Madrid”, en contrapeso al Foro de Sao Paolo y que reunió a diferentes “líderes” derechistas de Sudamérica. Por Bolivia, por ejemplo, firmaron el exministro de Gobierno Arturo Murillo y Luis Fernando Camacho, este más habitual de los eventos ultracatólicos organizados por el Yunque y sus organizaciones, como Hazte Oír, de las que VOX también bebe.
Allá tienen claro que lo que hay que hacer es unir fuerzas y por ende, una reconciliación con Áñez no sería disparatado, sobre todo porque Ribera tiene potencial para llegar a ciertos círculos más sofisticados en todo el país y porque a Camacho solo le interesa su bancada cruceña íntegra, que en 2025 tendrá más curules a los que optar si finalmente se realia el censo y se aplican sus resultados.
El pegamento, según se dé, lo puede acabar poniendo un Samuel Doria Medina que la semana pasada se fotografiaba con Pedro Sánchez, líder de la Internacional Socialista a la que asegura que Unidad Nacional está adscrita, pero con indisimulables lazos trenzados con la derecha conservadora boliviana. El pegamento es la sigla a cambio de la vicepresidencia y también el asesor estrella, Walter Chávez, que al fin y al cabo, ya ha trabajado para todos ellos.
¿Habrá un trinomio Áñez – Camacho – Doria Medina? ¿Un nuevo Juntos? El tiempo acabará diciendo si esa alianza es factible y dictando sentencia, como casi siempre.
NOTA DE APOYO
Arce, huir o liderar
El momento de la verdad ha llegado para el presidente Luis Arce. Hoy se celebra el ampliado del Movimiento Al Socialismo (MAS) del que varias fuentes aseguran que será donde el presidente del partido, Evo Morales, consume su desafío total al Gobierno y al propio Arce, algo que viene haciendo desde hace semanas, aunque tratando de no chocar directamente con el presidente.
En esas, Arce deberá asumir una determinación final: luchar por el control del partido o dar un paso al costado.
El Movimiento Al Socialismo (MAS) es la marca electoral del Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos, a su vez, un medio para facilitar el acceso al Estado de los movimientos sociales. Nunca hubo demasiada ideología, y de hecho, el IPSP agrupa a colectivos muy diferentes y diversos y con ideologías contrapuestas, como los cooperativistas mineros o los cocaleros y campesinos, fundamentalmente regidos por las leyes del mercado. Ahora mismo, quien garantiza ese acceso al Estado es Luis Arce, y de eso son ya conscientes alcaldes y gobernadores en todo el país, que no han dudado en dar su apoyo al dueño de lo institucional.
Con todo, en el Congreso del MAS, que algún día Morales deberá convocar, los que votan son los Movimientos Sociales, que también buscan acceso al Estado, algo que Arce está administrando en similares condiciones a las que lo hacía el propio Morales.
En las ultimas semanas se ha elevado el tono con denuncias expresas de narcotráfico entre los ministros de gobierno de Evo, Carlos Romero, y de Arce, aunque no directamente, Eduardo del Castillo del Carpio. Además, se ha denunciado masacre blanca en varios Ministerios. Todo apunta a que el gobierno ha empezado a depurar a los cuadros más leales del evismo que todavía ocupaban cargos de poder. La señal definitiva puede ser el cese de Patricia Hermosa en el Segip.
Desde que en septiembre Morales hablara del hijo de Arce y su participación en algunos asuntos turbios, la relación se ha dado por rota. Además, en el ámbito internacional, Arce busca también su propio acomodo más cerca de Gabriel Boric y Gustavo Petro que de Nicolás Maduro, pese a que no ha cancelado su participación en el ALBA, aunque sí ha dejado recados.
Con todo, los militantes del MAS siguen contemplando la posibilidad de que Arce salga del MAS y busque representación política en otro lado, y concretamente se habla del PS1, aunque su función orgánica está muerta. Otros sí contemplan que Arce de un golpe en la mesa y asuma el control del aparato del Movimiento Al Socialismo (MAS) y arrincone definitivamente a Evo, que sin poder orgánico quedaría reducido a la venia del gobierno para continuar siendo influyente.
Sin duda, es el momento de poner todas las cartas sobre la mesa.