El MAS en su debate interior
Luis Arce, el independiente
¿Qué opciones reales tiene Luis Arce de independizarse de Evo Morales? ¿Quiere? ¿Se impondrá el criterio racional en la elección de un candidato para 2025? ¿Por qué se ha adelantado tanto el debate?



¿Quién es políticamente Luis Arce? ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones políticas? ¿Tiene Luis Arce un proyecto propio para el país? Una corriente fuerte de generadores de opinión lleva algo más de tres semanas colocando la idea de que Luis Arce es el único candidato posible del Movimiento Al Socialismo (MAS) para 2025 en lo que parece una estrategia muy similar a la que trató de imponer Evo Morales en sus últimos años de gobierno: consolidar el liderazgo desde el poder limpiando cualquier movimiento crítico.
Y es que el MAS sufre en el debate interno. Sus estrategas llevan años convirtiendo al instrumento en una máquina acorazada que debe funcionar sin piedad y sin errores, y en esas estrategias belicistas, cualquier disenso es visto como una agresión al líder. Sin embargo, los estrategas más viejos del lugar recuerdan que el Instrumento Político nace y vive precisamente del disenso, porque se formó para tratar de poner de acuerdo a organizaciones sociales y populares que en demasiadas ocasiones son antagónicas, como indígenas y cocaleros, o cooperativistas y marxistas.
La revuelta del “bloque Choquehuanca”, con Bobarin, Bautista y compañía en la vanguardia, ha pillado a contrapié a algunos de los estrategas más significados, básicamente por la virulencia y por la premura: un pulso normal y ordinario por el cambio de gabinete que se preveía en enero se convirtió en una interna de cuidado, con acusaciones de alto calibre contra el bloque de Evo Morales y una desacreditación total contra Choquehuanca y los suyos ninguneados por el vicepresidente del aparato, Gerardo García.
Luis Arce zanjó el debate del gabinete sin mover una sola ficha, tal como hizo en noviembre cuando arreciaron las presiones por primera vez. Dos días después, Eduardo del Castillo del Carpio presentaba a Maximiliano Dávila - exjefe de la FELCN y uno de los últimos altos mandos policiales que celebraron el cumpleaños con el presidente el 26 de octubre de 2019, cuando las protestas que acabaron con su deposición estaban ya en marcha - detenido a requerimiento de la DEA, aunque por la figura de “enriquecimiento ilícito”.
Aunque la causa abierta en Bolivia puede librar a Dávila de la extradición, de camino a la cárcel, el policía gritó que “el pequeño burgués” lo utilizaba para tratar de involucrar a Evo Morales. En principio todos han dado por hecho que se refería al ministro Del Castillo, que de hecho era el más señalado por ambos bandos enfrentados para perder la cartera.
Es en este contexto en el que viene creciendo el nuevo rol de “independiente” que su círculo cercano le quiere armar, muy apropiadamente vistos los acontecimientos. Pero ¿Es Luis Arce un independiente?
Arce, el elegido de Evo
Luis Arce fue elegido candidato a Presidente el 20 de enero de 2020 en Buenos Aires en una reunión presidida por Evo Morales y a la que asistieron también David Choquehuanca, Diego Pary y estaba citado, aunque dejó el asiento vacío, el entonces joven y casi desconocido Andrónico Rodríguez. Uno de los cuatro tenía que ser el candidato y aunque unos días antes el Pacto de Unidad había “elegido” a David Choquehuanca para ese fin. Fue el primer choque serio con el círculo palaciego.
Arce Catacora se quedó en Buenos Aires para la proclamación armada en el campo del Deportivo Español. David Choquehuanca, que se quedó con la pega de Vicepresidente, se fue apurado a La Paz con una misión: apaciguar los ánimos y pedir que se aceptara la decisión de Morales.
Evidentemente, no era una elección baladí. Los estrategas de medio mundo habían analizado los números de Evo Morales en su fallida elección de 2019, y por mucha victoria que se reconociera, había perdido casi 10 puntos y al menos 600.000 votos respecto a su última elección, un porcentaje demasiado grande que había migrado, principalmente, al candidato de la oposición, pero también a otras opciones menores como Chi Hyun Chung, que recogió el voto evangélico.
En esas, el MAS no solo debía reponer un candidato con legitimidad constitucional, sino buscar un candidato con la capacidad de atraer de nuevo a los votantes enojados o que temían por el desvío autoritario de Evo Morales, pero no por los resultados económicos de su gestión. En esas, nadie estaba mejor situado que Luis Arce.
Después vino la pandemia y todo se derrumbó, Áñez se metió en mil jardines floridos cargados de corrupción y autoritarismo y la candidatura de Luis Arce voló con una detalladísima campaña, muy precisa, que lo convirtió en un “tipazo”.
Arce, el perdonado de Áñez
Del gris funcionario que hizo números con Carlos Villegas para acomodar un proyecto económico a la candidatura del MAS y que luego se convirtió en un aristocrático ministro de Economía quedó poco. Arce se convirtió en un hijo de maestros militante del PS1 que sacaba la guitarra a la mínima ocasión y con quien media Bolivia se quiso ir de parrillada vistas las fotos de sus almuerzos en mercados y garitos varios.
Casi todas sus debilidades quedaron cubiertas. Ni rastro del Arce escurridizo y enojón, incapaz de sostener un debate cuando se le cuestionan sus propios números y con poca sensibilidad por los más desfavorecidos. Y tampoco a nadie le convino recordar a aquel Arce dueño de todas las llaves, el que cerró con las AFP para mantener el negocio diez años extras o el que logró que los bancos firmaran sus mejores utilidades de la historia.
El gran punto negro en el pasado de Luis Arce nació precisamente después de la caída de Evo Morales y es el que evidencia realmente su gestión. Luis Arce también se refugió en la embajada de México ni bien Áñez llegó al poder, sin embargo, también fue el primero en abandonar la reclusión y poner rumbo al país del norte. Oficialmente, Arce salió con un salvoconducto por motivos de salud, ya que había padecido un cáncer recientemente. Tanto a Arce como a Áñez les interesó presentarlo así, sin embargo, Arce nunca llegó a pedir asilo, puesto que esa hubiera sido una causal para inhabilitar su candidatura, algo que nadie arguyó ni siquiera cuando era más que evidente que iba a ganar.
¿Qué es Arce sin Evo?
Es verdad que Luis Arce fue el elegido de Evo Morales, pero en política la memoria es corta, señalan desde los círculos más próximos al Presidente los que manejan los datos de las encuestas.
Los datos dicen que Evo Morales se está convirtiendo en un activo tóxico; las fuentes, que ambiciona el poder. Su retorno a Bolivia lo ha convertido en una especie de jarrón chino – valioso pero que nadie sabe dónde poner, porque desentona con todo -, pero Evo lucha incansablemente contra ese momento de la jubilación en el que se quede sin poder.
Su poder era precisamente la ascendencia sobre Arce, que no en vano le ha entregado las principales carteras y direcciones del poder – Procuraduría, Justicia, Gobierno, Segip, Defensa, etc., -, pero ni bien se dio cuenta de que podía perderse entre los “nuevos amigos” de Arce, empezó a articular el partido para convertirlo en vanguardia del gobierno y no remolque. En esas, dicen, están apareciendo más roces de lo previsto, puesto que muchas de las luchas por el control del partido acaban sacudiendo también al gobierno.
Por otro lado, aquellos que definieron a Luis Arce como un funcionario sin ambición de poder que se sacrificó en favor del proyecto empiezan a cambiar de opinión. Arce tiene datos y al poder cualquiera se acostumbra.
De momento no hay acuerdo sobre si hay ruptura, pero lo que sí hay son más de un candidato del MAS para 2021. Veremos en qué términos se resuelve.
¿Cuántos candidatos tiene el MAS?
Los líderes no caen del cielo, sino que necesitan de trabajo orgánico, ganarse el respeto de las bases, y dominar la materia; después, si ese líder quiere ser candidato, tiene además que sumar proyección pública, manejo comunicacional, y algunas alianzas estratégicas. Además, estar limpio.
Ese es el problema a la hora de pensar en nuevos liderazgos que puedan encajar en cualquier partido, peor en el Movimiento Al Socialismo (MAS) que tiene innumerables movimientos sociales y sectoriales asociados, muchas veces con intereses contrapuestos, y también con muchas fobias entre los mismos. Por ello, el ser candidato implica también ser algo de equilibrista, y por ello también, ser un poco viejo.
La lista de aspirantes a candidatos del MAS es conocida por corta, y la encabeza Evo Morales, más cuestionado que nunca en la interna y poco favorecido en las encuestas.
El segundo en la lista es precisamente Luis Arce Catacora, que tiene el respaldo del poder y el manejo de todo el aparato estatal, aunque se cuestiona su vocación de poder. Con una gestión decente, no debería tener mayores problemas para revalidar su postulación.
El tercero es David Choquehuanca, eterno aspirante a sucesor de Evo Morales. El actual vicepresidente comanda el grupo más indigenista y popular del MAS, que son precisamente los que reivindican que el indígena debe encabezar la lista y no ser subalterno, por lo que pedirán mantener el binomio invirtiendo el orden.
El cuarto es Andrónico Rodríguez, el único caso de promoción de liderazgo acelerado que ha tenido el MAS en su historia, ya que pasó de apenas ser conocido en el círculo cocalero como segundo de Evo a ser el presidente del Senado en apenas un año. Es joven y formado en las tesis más marxistas.
Recién acaba de volver a aparecer en los radares Alberto “Gringo” Gonzáles, amigo de Evo pero de los pocos que pueden decirle cuando se equivoca y bajarse de los planes trazados, precisamente por el respaldo moral que atesora.
Salvo sorpresas y tras los esfuerzos por poder encontrar una mujer en las filas del MAS que se sume a las ternas, el nombre saldrá de uno de estos. 2025 sonaba lejos, pero hay operadores que no pueden vivir de nada en este periodo.