A qué juega Álvaro Ruíz
El MAS Cercado nunca ha sido una taza de leche, pero últimamente la crispación está llegando a niveles exorbitantes. Es el periodo de gestión de Carlos Acosta, acólito de Álvaro Ruíz desde siempre, y que parece especializarse en las “decisiones resolutivas” caiga quien caiga.
La elección de Carlos Acosta, parte de la dirigencia campesina de Uriondo, como Eider Quiroga, fue patrocinada por el alcalde de ese municipio, Álvaro Ruíz, que primero era presidente de la Asociación de Municipios de Tarija y después de la poderosa Federación de Asociaciones Municipales. Diferentes satélites controlados por el lobby municipal lo auparon en el momento clave. No faltó violencia.
Acosta era la pieza clave para que Álvaro Ruíz cumpliera uno de sus “sueños” en política desde su última conversión al MAS: ser el candidato a la Gobernación de Tarija. Nadie sabe si realmente creía que tenía posibilidades, o porque le apetecía una pega de embajador, como la que se llevó Pablo Canedo después de hacer lo propio en las elecciones de 2015.
La cuestión es que Ruíz postuló después de dos años haciendo lobby y más tanto con Evo Morales – estuvo repetidas veces en Buenos Aires – como de Luis Arce – le dio pega en la FAM cuando dejó temporalmente de ser ministro -. Aún así le costó horrores ser el elegido frente a Walter Ferrufino, que también quería completar su propio círculo.
Agotaron tanto a la nacional que Evo Morales levantó las manos y Acosta hizo lo suyo: convocó a la prensa, se rodeó de sus leales – a los que les dio pega en franja de seguridad en la Asamblea o el Concejo Municipal – y determinó ungir candidato a Ruíz.
Al final, mejor o peor, Ruíz acabó perdiendo la elección en una historia aparte, pero su acomodo dorado no fue tan goloso como el consulado de Nueva York, sino el viceministerio de Autonomías, una cartera expuesta al conflicto, sin poder real, aunque dentro del supuestamente poderoso Ministerio de la Presidencia, cada vez más intrascendente.
La elección de la dirigencia en Cercado ha vuelto a abrir brecha. El MAS de Evo Morales quiere un partido fuerte, y para ello quiere también regionales fuertes. Pilar Lizárraga, íntima de Evo, es su elegida con ese fin, pero Acosta decidió desplegar de nuevo su técnica para ungir a Sandra del Valle Baldivieso, un perfil semidesconocido de interés para Acosta y el propio Ruíz.
Ahora, lo de enfrentar a Lizárraga, que ya fue ninguneada en la Asamblea luego de haber sido elegida como cabeza de la lista a la Asamblea, es una afrenta directa a Morales, o como lo interpretan algunos analistas, una toma de partido de Ruíz por Arce Catacora, que es quien por el momento ostenta el poder real del Estado.
Tarija es de nuevo campo de pruebas para el Movimiento Al Socialismo. No siempre le ha ido bien.