En los albores de la gestión
La mano de Carlos Brú
El alcalde se ha cobrado su propia venganza al retornar al poder. Sigue siendo el hombre fuerte del Chaco aunque no está claro hacia dónde empujará a la autonomía Regional



De entre todas las autoridades que fueron electas el pasado 7 de marzo, hay una para la que tuvo un sabor especial. Carlos Brú retornaba a la Alcaldía de Yacuiba esta vez por la puerta grande. Una reivindicación en toda regla después de haber perdido en 2015 ante Ramiro Vallejos, que llegó a lomos de Wilman Cardozo, y que además no tardó ni seis meses en darse vuelta y jurar al Movimiento Al Socialismo (MAS) calcando su misma jugada.
Después de aquello, Brú vagó por diferentes espacios de poder que le fue dando su amigo Evo Morales. Primero lo colocó en el Viceministerio de Defensa Civil, justo cuando arreciaban los incendios, lo que no le dio para lucirse, pero tampoco para quejarse por no haber logrado un despacho de Ministro.
Después se fue de Cónsul General a Salta en un periodo electoral clave como el de 2019 y siendo una de las fronteras más importantes para Bolivia, tanto por la porosidad del contrabando y el narcotráfico como por la íntima ligazón de las familias a uno y otro lado de la frontera en Bermejo y Yacuiba especialmente.
Después dijo sí a ser el candidato a segundo senador por Tarija en la elección de 2019 en lo que era el enésimo duelo directo con Wilman Cardozo. Ganó en votos en lo que fue el principio del fin de Cardozo, aunque también sacó su curul que finalmente no sirvió de nada. El gobierno de Evo Morales cayó y Carlos Brú, como tantos otros, pasaron al anonimato a marchas aceleradas. No se le vio en Buenos Aires ni en otras marchas.
Brú pasó de ser un emenerrista de cepa a un “socialista extremo”. Empezó en un cargo en la aduana de Yacuiba en el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y por ahí fue creciendo en el partido hasta entrar como diputado de Podemos en 2005, después fue alcalde de Yacuiba y después fundó el PAN, esa expresión autonomista chaqueña formado con las reminiscencias de los partidos tradicionales y que tuvo un objetivo concreto, reivindicar el ninguneo chaqueño en la conformación de Convergencia Nacional en 2009: Mario Cossío fue suspendido y forzado al destierro, y ahí, Brú tomó su decisión.
El PAN se desintegró porque sus principales alfiles se pasaron al MAS. Todos menos Wilman Cardozo. Carlos Brú se convirtió de hecho en el alumno aventajado y no tardó en congraciarse con el Evo Morales de la última etapa, más apegado a la “buena vida”.
Brú no tardó en encontrar su espacio en el MAS. Lo hizo del lado del senador Milcíades Peñaloza, Roberto Ruíz, Fohad Amás y compañía, ese equipo que – dicen los de dentro – aparece cuando se gana y desaparece cuando se pierde.
Los comunicadores que siguen la actualidad del MAS en el Chaco habían dado prácticamente por descartado el retorno de Carlos Brú a la primera línea, sobre todo por su desaparición notoria en después de la caída de Evo Morales en noviembre de 2019 y durante todo el año de oposición, que no todos soportaron.
Fuentes acreditadas, aunque en otra arista de la negociación, aseguraron que Montes abrió conversaciones con Brú y con Rubén Vaca para conformar equipo en el Chaco, en cualquier caso, nunca se llegó a buen puerto. Brú y Vaca – tal vez por eso – fueron los candidatos a alcaldes de Yacuiba y Villa Montes respectivamente, donde lograron cómodas victorias en ambos casos, favorecidos también por la división de las fuerzas contrarias.
El viejo nuevo proyecto
No es que Carlos Brú vaya a tener que agradecer a Montes que le pusiera un tercer candidato que acabó rivalizando con Wilman Cardozo para facilitar la victoria sin mayor trámite, pero desde luego no se han generado mayores anticuerpos de los que ya había, y ciertamente no eran muchos.
Brú y Montes de alguna forma han tenido vidas paralelas en los municipios de Yacuiba y Cercado, donde vieron llegar la época de las vacas gordas con Evo Morales al frente del Gobierno. Los dos recibieron repetidamente invitaciones a formar parte del partido azul. Brú no tardó en sucumbir.
Desde su paso al MAS contó con la confianza de Morales, que lo nombró algo así como el gerente general incluso después de perder las elecciones. Fue Brú quien le acabó dando paso a José Quecaña a la subgobernación en detrimento de Marcial Rengifo, y es también quien le ha mostrado la puerta de salida, al menos temporalmente. Brú ha acumulado poder institucional, aunque sigue sin conectar con las bases del partido, que por otro lado, se van diluyendo en el Chaco rebelde y lejano de la autoridad de La Paz.
Los analistas advierten que en el Chaco ha quedado huérfano el proyecto autonómico que en un momento dado lo abanderó la generación de Brú, Cardozo y Vaca, y que ahora no quieren recordarlo, aunque todos usufructúen el poder y otros beneficios de esa estructura. La cuestión es cuál será la reacción en este momento.
El Chaco ha consolidado la autonomía, pero los chaqueños la sienten poco. Los recursos se van agotando y el cambio no ha llegado. Tarde o temprano unos y otros buscarán “culpables”.
La mayoría de los analistas y operadores apuestan porque la tomará con el centralismo departamental y empezará un nuevo recorrido hacia otra forma de autonomía. Otros, sin embargo, creen que irá de la mano de Morales y su voluntad inequívoca de ser candidato en 2026. Ambos roles le pueden servir para ganar para Yacuiba, aunque haya consecuencias imponderables en este momento.