Achá toma los mandos de YPFB
La mala noticia para Guillermo Achá es que no tiene 100 días, ni siquiera una semana, para acomodarse en el cargo de presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).



La buena es que ya venía ejerciendo desde que el fallecido Carlos Villegas pidiera licencia para tratarse el cáncer en Chile a finales de diciembre. Guillermo Achá es ahora un interino menos, pero interino igual que lo fue Villegas durante los seis años de mandato. Con todo, Achá llega con un aura de sucesor, de elegido. El propio Evo Morales señaló en su discurso de posesión que su nombramiento viene como cumplimiento de la voluntad de Villegas, que lo promocionó meteóricamente desde la Gerencia de Comercialización a la de YPFB Refinación y de ahí a la Vicepresidencia de Operaciones una semana antes de asumir la presidencia interina durante la ausencia de Villegas.Achá Martínez es un hombre del aparato, un joven que ha crecido durante el mandato de Evo Morales y la nueva lógica de gestión de los Hidrocarburos. Seguramente Achá Martínez ha leído de Marcelo Quiroga Santa Cruz y ha podido hablar algún día con Andrés Soliz Rada. Seguramente, heredó de su mentor Carlos Villegas la disciplina ortodoxa de la militancia marxista y no se le ocurrirá valerse de su cargo para “cambiar las cosas” o al menos no tanto.Ex – plo - rarAchá Martínez tiene por delante un reto demasiado grande para tomarse otros cien días de parálisis en la estatal petrolera. Los meses pasan, los precios de los hidrocarburos caen y los pozos no van a emerger por fuerzas centrífugas naturales. Sus primeras palabras sonaron a música: “consolidar a YPFB como el actor principal en la actividad de exploración en el país y también ser el puntal con el que todas las empresas operadoras puedan reactivar esta actividad”.De tanto hablar de industrialización y de exportación, parece que lo de la exploración había quedado en segundo plano. Nada se puede avanzar ni en una ni en otra si no se encuentran más pozos. El último informe de reservas certificó apenas 10 trillones de pies cúbicos, menos de lo que se necesitaría para garantizar la provisión de gas a Brasil en un contrato a 25 años en similares condiciones a las actuales. El que hoy no haya suficiente gas para el futuro es, a priori, reversible con más exploración, pero a la hora de sentarse a la mesa de negociación las promesas valen poco y las peticiones de confianza se traducen en precios a la baja.Precios a la baja, precisamente, es lo que se prevé en el corto plazo y en el corto plazo se podría renovar o no el contrato de exportación con Brasil que vence en el 2019 y también, se debe poner en marcha las plantas petroquímicas de Propileno (2018) y Etileno (2022). Achá jugará un papel clave en función del ritmo que se le dé a uno u otro. El mercado de los Hidrocarburos está cambiando y Achá deberá estar bien asesorado para asesorar, precisamente, a sus superiores. Villegas dejó la tarea de exploración incompleta pero puede que si se haya tomado una decisión sobre los otros dos aspectos.Si las plantas separadoras hubieran respetado el calendario que fijó el primer ministro de Hidrocarburos de Evo Morales, Andrés Soliz Rada, renovar el contrato con Brasil no sería imprescindible, puesto que la petroquímica estaría en funcionamiento en 2019 y los ingresos garantizados. Exportar o Industrializar parece hoy una dicotomía, pero lo que es imprescindible es seguir explorando. Que YPFB tome un rol protagónico e invierta parte de sus ingresos en esa misión, que es la única que le asegura su propia pervivencia en el tiempo, parece pertinente. El reto es saber si le dejan, sobre todo cuando el aparato que engulle recursos vía gasto corriente va a tener que adelgazar en función a los ingresos.
El silencio en los costos recuperables
El adiós de Villegas se produjo unas semanas después de que saltara el enésimo escándalo de corrupción en las entrañas de YPFB, esta vez a cuenta de la unidad de Comunicación y una supuesta red de empresas pantalla que se nutrieron de contratos irregulares.Uno de los retos del nuevo presidente, Guillermo Achá, es precisamente transparentar la empresa petrolera y utilizar las nuevas normativas de empresas públicas para abrir la empresa a la fiscalización y no utilizarlo para lo contrario.Achá podría dar ejemplo empezando con la publicación de las auditorías petroleras realizadas hace más de un lustro y depositadas en un cajón o publicando todo lo relacionado a los costos recuperables, como prometiera recientemente su antecesor.