La ambición de José y el palacio de Marcial
Si faltaba algo de “emoción” en el Gran Chaco para la próxima elección departamental, el asambleísta José Quecaña está dispuesta a ponerla. Sus intenciones de optar a la subgobernación de Yacuiba habían quedado claras desde hace unos meses, lo que todavía no estaba tan claro era que...
Quecaña se ha acostumbrado a nombrar al presidente en sus alocuciones. “El presidente decidirá” deja caer cada vez que puede. Esta mañana fue más lejos al ser consultado sobre las posibilidades de reelegir a los actuales ejecutivos en el Chaco viendo el desarrollo que de alguna manera han gestionado en la región.
“Algo han hecho, pero tiene su colita también. A algunos le ha salido un palacio” arrojó ni corto ni perezoso para añadir a renglón seguido, una vez que se dio cuenta de su exceso. “Tiene que aclarar, yo gano dos mil dólares y no he podido hacerlo”. Ya crecido ante el interés de los periodistas por conocer el nombre del ejecutivo al que se refería soltó un “sólo el de Yacuiba podemos dar, pero por ahí se ha sacado un crédito y no sabemos”.
Lo de Quecaña y Rengifo se rompió hace ya algún tiempo. De ser las dos puntas de lanza que sorprendieron en la capital del Chaco en las elecciones de 2009, uno ganando la subgobernación, el otro ganando el único curul del MAS en la Asamblea Departamental han pasado a ser dos archienemigos. Lo que se podía atisbar como una dupla en sintonía, ambos jóvenes, ambos hechos a sí mismos, ambos viniendo desde abajo con cierta ambición. Ambos representantes de campesinos, gremiales e interculturales emigrados tradicionalmente marginados en un Chaco duro y enérgico acabó por fraccionar el movimiento en Tarija ni bien ponía un pie.
De la mansión de Marcial ya habíamos oído hablar al periodista y analista político Esteban Farfán, que para bien o para mal lo conoce desde siempre y que se preguntaba de donde podía haber sacado tal hacienda en pocos años luego de ser un muy humilde campesino. Al parecer otros han encontrado otros usos de la mansión.
Para leer más: LA MANSIÓN DE MARCIAL
Marcial creció muy rápido, quizá demasiado, y los recelos no tardaron en aparecer. Ayer vestía ojotas, hoy se codea con el presidente y negocia la continuidad de la figura de los ejecutivos seccionales (excusa oficial de su entorno para no responder el teléfono hoy).
Lo cierto es que ni Marcial ni José han prestado demasiada atención a su Declaración Jurada de bienes ante la Contraloría General del Estado. La de Marcial, caducada desde el 28 de noviembre de 2012 (tienen obligación de actualizarla anualmente) exhibe un patrimonio de 16.000 bolivianos con 40.000 de deudas y un total de ingresos anuales de 33.150 bolivianos. La de José Quecaña, más actualizada (20 de diciembre de 2013) consigna bienes por 100.000 y deudas por 120.000 y unas rentas anuales de 166.800 bolivianos. Si el tema va de palacetes, pronto verán la vuelta.
Puede que los virajes de la cúpula, que de repente decidió adoptar en sus filas al alcalde Carlos Brú, representante de los de siempre y dejar en segunda línea a los jóvenes ahondara en la fractura. El Chaco está peleado, Cardozo gana elecciones y Brú no se va a dejar mover la silla, así que o se entienden o se jubilan, eso sí, precipitadamente.