Réquiem para tres ex candidatos presidenciales, Tuto no morirá
Si Tuto Quiroga se come su reloj, hará historia. Correrá el riesgo de encarnar, fiel a su estilo, una especie de harakiri tecnocrático del siglo XXI. Una honrosa muerte no sólo política, sino de la otra. Las experiencias médicas señalan que los componentes del aparato, especialmente las...
Hace un par de meses una niña en Perú hizo que su hermanito menor, un pequeño de tres años ingiriese algunos componentes de un reloj. Al cabo de unos minutos la pila había empezado a descomponerse y causar efectos corrosivos en el esófago. El pequeño manifestó dificultades para respirar y empezó a echar espuma por la boca. La revista Pediatricsand Physiology publicó un estudio descriptivo, realizado en EEUU, que analiza casos detectados durante 20 años, aunque ninguno cita a ex candidatos presidenciales.
Varios de los componentes del aparato quedan alojados en el esófago. En menos de dos horas producen quemaduras graves por las reacciones químicas que desencadenan. Además pueden producir lesiones por decúbito o quemaduras eléctricas de bajo voltaje. Ello causaría cierto tipo de temblores y agitaciones en Tuto similares, aunque más intensas, a las que manifestaba cuando se le tocaba el tema Banzer. Los otros cuerpos extraños, o componentes del reloj, podrían localizarse en el tracto digestivo superior. Según Pediatrics, de los cuerpos extraños ingeridos, 90 por ciento pasan al tracto digestivo y 10 por ciento al árbol traqueo bronquial.
¿Ha sido tan derrotada la oposición que Tuto –así lo dijo- cumplirá su promesa de comerse el aparatito? ¿Vivirá el país semejante prueba de consecuencia y despedida?
En realidad, la apuesta de Quiroga cargaba con el pecado original de casi todos los candidatos opositores: la contradicción entre el discurso y los hechos. ¿Cómo tener por principal arma de ataque a un Gobierno los mismos pecados (y hasta mayores) que le apañó a otro? Recordemos que Jorge Tuto Quiroga acusó a la administración MAS básicamente por despilfarrar la bonanza, ejercer el autoritarismo y fomentar el narcotráfico. Pero, curiosamente Tuto fue Vicepresidente de quien dilapidó la anterior bonanza boliviana (1971-1977), ejerció una dictadura genocida y cogobernó con peces gordos del narcotráfico.
No sólo eso. Tuto también apostó, ya en su Gobierno, al todo o nada por el proyecto Pacific LNG. Es decir, entregar a las transnacionales el campo Margarita en bandeja con la posibilidad (no la seguridad) de ganar uno o dos dólares por metro cúbico de gas. Es decir todo lo opuesto a una Nacionalización. Curiosamente, en esta campaña 2014 habló de fórmulas para evitar que las transnacionales abusen al país. Claro, con paradas así, sólo podría recibir el apoyo de un furiosamente clasista y hasta racista porcentaje del electorado. Véase para más precisiones el historial de su candidato Otto Richter.
En cambio Juan del Granado optó por la anestesia, antes que por el harakiri político. Se despidió de toda futura postulación a cargo público alguno y reconoció su derrota. Cuidó su imagen sin miedo, también contradictoria. Basta recordar polémicas obras como los puentes trillizos o el millón de cuadras asfaltadas en La Paz. Y claro, no queda en el olvido su extraña amistad con un turbio empresario que literalmente torturó durante varios años a una digna dama tarijeña. Había sido embajador para el dictador Banzer años antes, ¡y Juan hasta lo condecoró en La Paz! Seguramente por esas y otras cosas más el ex candidato sin miedo optó por una discretísima inmolación política que salve su imagen.
En cambio Samuel no recurrió al suicidio, a él se dice que lo mataron, básicamente Tuto y Juan. Se negaron a ser gerentes de su inversión electoral y le restaron votos clave. Claro hoy, por fin, puede ostentar como consuelo que es el líder de la oposición. Puede valorar incluso que en otros tiempos ese su 24 por ciento de la votación hasta sobraba para llegar al poder. De hecho, Bánzer y Tuto accedieron al Palacio Quemado en 1997 con el 22 por ciento de los sufragios. Goni fue Presidente, en 2002, con el 22,46; y Paz Zamora, en 1989, con el 21,8 por ciento.
Pero hoy el MAS le lleva casi 36 puntos porcentuales de ventaja. Hace cuatro años, Manfred Reyes Villa sacó 9 puntos más que Samuel, 66 mil votos, y políticamente, igual nomás murió. Y entre un sinfín de contradicciones padece una en especial: ser cabeza de un partido de corte empresarial no da talla para enfrentar a un fenómeno de masas, en ninguna parte del mundo. Resulta como competir en un “cementomovil” contra un jet Falcon, no importa si comprado con sobreprecio y sin licitación.
¿Puede Samuel encarnar a un jefe opositor que incomode al Gobierno? ¿Podrá convocar a alguna movilización medianamente fuerte? ¿Podrá discutir fervorosamente alguna política de Estado desde un balcón o palestra? No, ni desde el balón de una CITE, ni aunque reparta hamburguesas gratis. Samuel también políticamente murió, tendrá una agonía un poco más larga, nada más.
Si alguna oposición incómoda le surgirá al Gobierno del MAS en los siguientes años, ésta se organizará muy lejos de los partidos que hoy lo enfrentaron. Ellos representaban a un pasado agotado, por mucho que Tuto hubiese dicho que entonces tenía 11 años o era tan solo un espermatozoide. La historia se la lee y también se la siente en la memoria, y tanto Samuel, como Juan y Tuto son pasado (adeno – mirista) con fuerte tufillo a frustración colectiva.
Frente al MAS, y sus escandalosas contradicciones, nacerán, tarde que temprano, actores totalmente nuevos. Cuando algo muere algo nace. Y, políticamente, en estos días tres ex candidatos han muerto.
Eso sí, que el mundo “VIP” no sufra, físicamente Tuto vivirá. Los médicos señalan que si el bebé, niño o ex candidato presidencial se ha tragado una pila botón litio se suele realizar una extracción endoscópica. Lo que probablemente el ex candidato Quiroga ya no quiera hacer públicamente serán las sesiones de enemas a las que acudirán los especialistas.