Nadie entiende a Oliva, ¿o sí?
En esta campaña multicolor, la confusión campea por las filas de oposición y no sólo porque las banderas rosadas emenerristas se adueñen de los mítines tanto de Tuto como de Doria Medina en Tarija, ni porque “Motete” Zamora Medinaceli todavía no haya señalado con el dedo por donde...



Si faltaba algo, un partido de no candidatos se ha fundado hace dos semanas con el diputado Adrián Oliva y el condenado Alan Echart como cabezas visibles. Y tan visibles. El no candidato Adrián Oliva se ha lanzado a una carrera populista proselitista contra no se sabe quién con un discurso repetitivo: “La tragedia que vive Tarija”, y no desperdicia ocasión para mostrarse sea con los caballos de Villa Montes, sea en la Comandancia de la Policía advirtiendo de las peleas entre asentados. Todo fotografiado y minuciosamente movido por las redes sociales. De paso el gobierno le echa una mano anunciando que “no pagará regalías por licuables” que acaba de pagar Brasil, ocasión que no ha desperdiciado para sacar a relucir su Acción de Inconstitucionalidad presentada ante el Tribunal Constitucional Plurinacional por este hecho.
Más de un viejito ya señala que votará por Oliva el 12 de octubre, pero Oliva no es ni candidato, ni siquiera se sabe a cuál apoya abiertamente su “Vanguardia Integración”, la cuarta pata del banco.
El fracaso de la oposición en el otrora sólido departamento opositor en las próximas elecciones está casi garantizado. Oliva ya tiene un plan para recoger los dividendos de ese fracaso y capitalizar su figura de cara a las próximas elecciones departamentales. Pero ojo, al otro lado también preparan recetarios y talonarios de facturas pendientes. La oposición tarijeña está a punto de dividirse en grupos impares de menos de tres.