Mediterráneo: El crono de Biden y el de Maduro
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Hay dos padres intelectuales que han inspirado este boletín Mediterráneo. Uno es Enric Juliana, que ha reflexionado estratégicamente sobre cada estrecho de cualquier océano desde los que explica los detalles geopolíticos de la actualidad, y el otro es Walter Martínez, el mítico presentador venezolano del no menos mítico programa Dossier que en Bolivia veíamos ya empiernados a medianoche y que con una agudeza narrativa única te transportaba por las trincheras de la Guerra Fría y no tan fría revelando detalles trascendentes, mezclando magistralmente historia, geografía y política con un punto fijo en sus coordenadas: La Patria Grande Sudamericana.
Ver hoy por hoy a Walter Martínez, ya sin programa, putiar sobre el régimen de Nicolás Maduro, al que califica de derechizado y entreguista por sus pactos tácticos para reconectar su país al mundo es ciertamente tan revelador como inevitable el hacer comparaciones con lo que ha pasado en Bolivia en una deriva paralela casi coincidente en el tiempo tras la muerte de Hugo Chávez.
Habrá tiempo para hablar de aquello y tal vez no tanto para lo actual. Es posible que este mismo boletín quede obsoleto entre que lo programo y se entrega en su bandeja por una sola razón: Maduro no quiere dejar el poder.
El próximo domingo habrá elecciones en Venezuela un país tan rico como saqueado y posteriormente, saboteado, que se ha convertido en un emblema para unos y para otros, pero que desde luego Maduro no ha sido capaz de conducirlo en los mismos términos que su antecesor, el que lo nombró heredero, y que tenía más tacto político y pedagógico.
El momento es particularmente complejo. Venezuela ha pasado de producir más de dos millones de barriles de petróleos a apenas 800.000 por los bloqueos y sanciones impuestos desde Estados Unidos y la crisis multidimensional se prolonga desde hace demasiado tiempo.
Mucho ha llovido desde la farsa electoral de 2018, en la que ningún opositor logró habilitarse: Casi siete millones de personas han salido del país (aunque apenas se permitirá votar a 70.000), la comunidad internacional cortó el juego con Guaidó, Petro y Lula presionan para que se restituya la democracia formal y las necesidades de petróleo barato de EEUU levantaron sanciones además de cumplir algunos compromisos de la hoja de ruta, entre ellas permitir las primarias opositoras y lanzar la carrera.
La oposición venezolana también se ha disuelto en estos últimos diez años en los que solo ha sobrevivido María Corina Machado, inhabilitada a efectos electorales en otro alarde democrático del régimen, pero que sin embargo juega un rol elemental con el candidato que logró colarse en la disputa, Edmundo González.
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Las encuestas dan una nítida victoria de Corina. El cambio de régimen se producirá en diciembre. Cualquier cosa puede pasar.
Democracias y otros golpes
Lo de Biden: El otro tema que puede quedar obsoleto en cualquier momento es el del debate sobre la candidatura de Joe Biden, herida de muerte desde el primer cara a cara con Donald Trump, sepultado aún más si cabe tras el “incidente” del tiroteo que Trump salvó milagrosamente, por si le faltaba algo a su aura.
Al principio de semana se debatía esto:
Después ha llegado la cascada de peticiones de renuncia por parte de poderosos miembros del partido demócrata, donantes e incluso famosos simpatizantes, pero el mazazo final ha sido la sugerencia de Barak Obama, tal vez su único soporte. Inmediatamente llegó un oportuno positivo por Covid, echando más leña al fuego si cabe.
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A partir de ahí preguntas obvias:
Y cómo no, la teoría del “autogolpe”: Bolivia no es el único país del mundo donde la desconfianza en las autoridades es religión, y una secuencia de fotos luego de la intervención del equipo de seguridad en la que aparece sin sangre en la oreja, que brota mucho después, junto a la propia tendencia del candidato al espectáculo, han hecho el resto.
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Con todo, Trump no se ha entretenido en detalles y ha seguido adelante. El jueves ya fue nominado oficialmente en un acto donde desplegó todo su “arte”, presentándose como factor de unidad y personificando los riesgos.
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En cualquier caso la noticia de esta semana frenética en esa campaña ha sido precisamente la elección como vicepresidente de JD Vance, que deja al centro al propio Trump. Sin duda son los tiempos que corren en la política de hoy.
Noboa: Todos sabíamos que la elección de un presidente para 20 meses de gestión propiciada por la renuncia del presidente – banquero Guillermo Lasso podía convertirse en una campaña proselitista permanente con el único fin de reelegirse. No podíamos imaginarnos hasta que punto. Aquí hace cuentas France 24, que no es precisamente un medio bolivariano;
Guerras y otras catástrofes
Ucrania como botón. La guerra en el frente ucraniano lleva meses estancada y las elecciones ucranianas suspendidas por motivo evidente, sin embargo, tanto la OTAN como la UE siguen utilizando el asunto como eje fundamental del discurso en lo que varios analistas ya interpretan como un uso indisimulado de Zelenski para otros asuntos. Pese a las promesas casi dos años después, Ucrania sigue sin formar parte de la UE ni de la OTAN y el apoyo militar, vociferado, es mediano.
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El hecho contrasta poderosamente con la política sobre Gaza, que simplemente no existe. Israel ha bajado el tono, pero está acabando su operación sobre Gaza liquidando también Rafa ante el silencio interesado de occidente, que ve intolerable que un país de 100 millones de habitantes ataque a otro de 40, pero apenas protesta porque uno de los 10 ejércitos más poderosos del mundo arrase un Campo de Refugiados gigante de un pueblo sin Estado y sin ejército.
Obviamente Putin no es un angelito y ya ha utilizado demasiadas veces la amenaza del botón nuclear, consciente de las debilidades de sus contrincantes, sin embargo, está logrando abrir brecha: Orban ha vuelto a salir reforzado de las elecciones europeas, como la otra gran putinista, Le Pen, que no alcanzó el gobierno francés, pero ahí sigue. Todo sigue siendo difícil de simplificar.
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