El mapa mundial de los golpes de Estado desde 1945: Bolivia es líder

A menudo la información internacional induce a pensar que los golpes de Estado solo suceden en “repúblicas bananeras” o en países en vías de desarrollo cuyo control interesa a las potencias mundiales, ya sea por su riqueza en recursos naturales o por su posición estratégica. Sin embargo, tal y como muestran los datos de 2023 del Cline Center for Advanced Social Research, de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), los golpes de Estado, los intentos de asonada —como el sucedido en Bolivia en junio de 2024— y las conspiraciones constituyen una práctica tan extendida que pocos países pueden presumir de no haber sufrido ninguno en su historia reciente.

Sin ir más lejos, el asalto al Capitolio estadounidense por una masa de seguidores del expresidente Donald Trump en enero de 2021 puso contra las cuerdas los cimientos democráticos de la principal potencia global. Apenas un par de años después, en diciembre de 2022, la policía alemana detuvo a 25 personas vinculadas a grupos de extrema derecha por conspirar y planificar un golpe de Estado en el gran motor económico y político de Europa.

Pero ¿qué es un golpe de Estado? Existen diversas definiciones, y conviene concretar la interpretación del Cline Center for Advanced Social Research una antes de cuantificar su incidencia. En concreto, para Coup D’état Project (CDP), el Client Center entiende que se trata de “esfuerzos organizados para efectuar la destitución repentina e irregular ―ilegal o extralegal― de la autoridad ejecutiva en ejercicio de un Gobierno nacional, o para desplazar a la autoridad de los niveles más altos de una o más ramas del Gobierno”.

De esta forma, el CDP también tiene en cuenta aquellos sucesos en los que la fuerza instigadora no hizo uso de la violencia, como ocurriría en 2021 con el asalto al Capitolio de Washington ―“uno o más de los grupos que entraron se habían equipado y organizado para llevar a cabo una acción violenta con la intención de intervenir en la transición presidencial”― o los autogolpes, golpes en los que “el líder ejecutivo utiliza medios irregulares para ocupar o desmantelar centros competentes del poder estatal, incluyendo autoridades legislativas y judiciales con influencia sobre la política nacional”.

A partir de esta definición, el Cline Center for Advanced Social Research ha identificado 796 golpes de Estado o intentos de asonada distintos entre 1945 y 2023. La mayoría de ellos se concentraron en América Latina (Bolivia, con 34, es el país que más golpes de Estado e intentos de asonada ha sufrido en el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial), África (Sudán, Chad o el Congo), Oriente Próximo (Siria o Irak) y el sudeste asiático (Tailandia o Laos), pero países como España, Alemania, Turquía, Rusia o Corea del Sur tampoco se libran. De hecho, tan solo hay una región que cuenta con un historial de golpes de Estado en blanco, América del Norte, lo que no quiere decir que sus Gobiernos no estuvieran implicados en ninguna operación de este tipo.

Es el caso, principalmente, de Estados Unidos, que en el contexto de la Guerra Fría aupó a multitud de líderes dictatoriales al poder en América Latina (Alfredo Stroessner en Paraguay en 1954, Augusto Pinochet en Chile en 1973 o Jorge Rafael Videla en Argentina en 1976, por ejemplo) con la excusa de combatir el comunismo y frenar los Gobiernos izquierdistas que se estaban haciendo con el control de la región.

En su categorización de golpes de Estado, el Coup D’état Project incluye precisamente aquellos que cuentan con apoyo extranjero, los cuales tienen un 54% de probabilidad de prosperar. Los más exitosos, sin embargo, son las dimisiones forzosas (el líder del Ejecutivo dimite ante la amenaza de un golpe inminente, como sucedió con Evo Morales en Bolivia), con un 88%, seguido de los populares (disturbios civiles a gran escala) y los autogolpes, ambos con un 84% de opciones de resultar exitosos.

Puedes ver la lista de golpes de Estado completa en la nota original de El Orden Mundial.