Mediterráneo: Migrando ando
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A horas de que arrancara el levantamiento de datos del Censo de Población y Vivienda en Bolivia, el debate sobre el papel de la migración, interna en este caso, fue central y los argumentos, curiosamente, muy similares a los que utilizan los países occidentales receptores de migración respecto a los llegados.
La teoría dice que el Censo sirve para ayudarnos a saber cuantos somos para planificar mejor, pero lo cierto es que todo se traduce a cuántos recursos van a tocar a cada región en función de su población. Es el momento en el que se igualan los autóctonos y los llegados, tal vez el único momento en el que “valen lo mismo”, eso sí, siempre que olvide por completo sus referencias o sus aspiraciones. O se está o no se está.
La migración es el gran tema de la campaña de las parlamentarias europeas de junio y también será tema definitorio en la elección presidencial de noviembre en Estados Unidos, donde la dicotomía está servida: todos reconocen la necesidad de contar con población migrante y su influencia en lo electoral, pero las leyes se endurecen a pedido de los que se sienten amenazados, que normalmente son los de los últimos escalones. Encajar depende de aceptar las reglas del juego, el problema es que algunos de los residentes no aceptan que esas reglas, en democracia, deben ser iguales para todos.
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El migrante es un buen negocio: Nació en su pueblo, donde estudió lo que pudo, tomó sus micros, usó sus parques y sus carreteras si las tuvo y ya hecho y derecho, llegó a un nuevo destino 100% productivo. El problema llega cuando aparecen “las cargas”.
En Europa hacen planes a medida para que parezca una buena idea retornar al pago con la jubilación bajo el brazo, en el eje central del país todavía no piensan como “expulsar” a los que ya no suman, aunque quien sabe. Lo que es evidente es que la ausencia no ayudó en nada al lugar de origen, que probablemente ha quedado devastado por el olvido y no hay dónde regresar.
Migrar no es solo una cuestión de mercado, sino de soberanía.
Democracias y otros golpes
La hora de Boluarte
Que Perú lleve 16 meses con el mismo presidente no quiere decir que no siga viviendo en permanente convulsión política. La última crisis en estallar tiene que ver con la recién descubierta adicción de la presidenta Dina Boluarte a los relojes caros. El detalle de los 15 que ha exhibido en los últimos meses publicado por un medio local ha vuelto a poner sobre la mesa la “vulnerabilidad” de la mandataria, definitivamente rendida en los brazos del fujimorismo con una premisa: acabar el mandato en julio de 2026.
Boluarte subió al poder después de una operación que acabó con Pedro Castillo entre rejas en medio de un cruce de acusaciones de golpe de Estado que nos suena demasiado cercana. La cuestión es que la vicepresidenta electa por Perú Libre, de corte progresista, acabó aceptando el mando tras la moción de vacancia que el propio Castillo intentó evitar. Boluarte no tardó en eliminar la promesa de convocar una Constituyente, y poco a poco fue aplazando la promesa de adelantar elecciones, y poco a poco se ha ido consolidando en el poder con el apoyo de las derechas en un parlamento muy fragmentado pero que sigue teniendo una fuerza motora: el fujimorismo.
Boluarte le concedió el indulto al patriarca Fujimori, pero tampoco eso ha sido suficiente. Los medios locales hablan de permanentes concesiones y presiones que al final se cortarán por el mismo lado: la enésima moción de vacancia.
Las relaciones con Bolivia están prácticamente rotas y los gabinetes binacionales suspendidos pese a las coyunturas. Boluarte ha jugado un papel clave: la demanda de injerencia de Evo Morales en Perú le impide moverse libremente por el continente. Veremos si el mandato se cumple, algo que sería ciertamente extraordinario en el país vecino que ha mandado a la cárcel a seis de sus últimos siete presidentes.
Milei versus Villarruel, más que fuego amigo
El binomio fue raro desde el principio, pero era la suma matemática que permitía volcar la partida. Los libertarios por sí mismos no alcanzaban y los militaristas eran marginales en términos de votación, pero acabaron por definir el carácter de la propuesta. De alguna forma conectaron el ruido de las redes con la más sórdida realidad para hacer posible ese gobierno que esta semana ha alcanzado los 100 días con más sombras que luces.
La Ley Ómnibus ha fracasado en la Asamblea Legislativa evidenciando la fragilidad del gobierno de Milei y apenas algunas medidas impuestas por decreto y algunos planes concretos, como el que ha unificado las propuestas de GNL en una sola, le van dando aire. El presidente muestra gráficas y ve brotes verdes; el malestar crece sin embargo en las calles ante la pérdida de poder adquisitivo y la eliminación de derechos.
Lo que no esperaba nadie es que el choque entre Milei y Villarruel fuera tan rápido.
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Algo pasa con Cuba
De acuerdo que las lecturas occidentales sobre lo que sucede en Cuba normalmente son sesgadas y aferradas a una democracia liberal que no se practica en la isla, gobernada por un sistema de partido único donde hay fricciones internas.
Sin embargo, algo viene sucediendo ya desde hace unos 20 meses. Se multiplican las protestas y crecen los desafíos. Díaz Canel no es los Castro y el crecimiento tecnológico está amenazando los principios del sistema. El 28 de febrero Cuba pidió asistencia por primera vez al Programa Mundial de Alimentos, pero nada ha sido suficiente. El interés en que caiga el régimen cotiza al alza en un tiempo despiadado en términos de humanidad como el que vivimos.
Guerras y otras catástrofes
Putin contra todos
Noche de terror en Moscú con una serie de atentados reivindicados por el Estado Islámico, viejo enemigo del régimen ruso, que fue quien extirpó el califato en Siria a mediados de la pasada década.
Al inicio casi todos los analistas apuntaban a la resistencia ucraniana, pero pronto se ha descartado. La situación no está controlada y pone el colofón a una semana que estaba planificada para saborear el enésimo triunfo de Vladimir Putin, que se ha garantizado el poder hasta 2030 (30 años moviendo los hilos) y que ha puesto en jaque a Europa ante su incapacidad para responder a la amenaza, algo que será clave en las elecciones al parlamento europeo de junio.
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Netanyahu también
Del asedio de Israel a Gaza hay poco y a la vez mucho que escribir, casi siempre con el pesismismo en la mano. El primer ministro israelí, fortalecido en su cargo precisamente por el conflicto, no contempla la creación de un Estado Palestino ni mucho menos; sí contempla una intervención terrestre en Rafah, a donde se expulsó a los civiles gazatíes del norte diciendo que era seguro, y las resoluciones de cese de violencia en la ONU son vetadas alternamente por EEUU o por Rusia - China...Pero tal vez algo aún se pueda hacer:
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