Kissinger, una vida moviendo los hilos
La mano de Kissinger estuvo detrás de muchos de los acontecimientos definitorios del siglo XX
Henry Kissinger lo tenía claro: el fin justifica los medios. El fin era proteger a toda costa el estatus de principal potencia mundial de los Estados Unidos en un contexto de guerra fría, los medios pasaban desde la más audaz diplomacia a los derramamientos de sangre o los golpes de Estado contra gobiernos democráticos.
Secretario de Estado de dos presidentes (Nixon y Ford) y asesor de otros varios, incluyendo varios demócratas, su sombra recorrió los pasillos de la Casa Blanca durante décadas y su firma está detrás de algunos de los momentos definitorios del siglo XX.
Temido y admirado, reverenciado y vilipendiado, algunos dirán que fue uno de los principales estadistas del siglo pasado, otros, que fue un criminal de guerra que debió de haber pagado por sus crímenes. Pero de lo que no hay duda es de que las decisiones tomadas por este longevo halcón de la realpolitik seguirán influenciando por mucho tiempo.
El ingeniero de la apertura de EE.UU. hacia China
Pese a que en un principio China no estaba entre sus prioridades, Kissinger entendió que potenciar la rivalidad entre Moscú y Pekín era beneficioso para Washington. En 1971 viajó en dos ocasiones (una de ellas en secreto) para entrevistarse con el primer ministro, Zhou Enlai, y acercar posturas. Pekín puso sobre la mesa el apoyo estadounidense al gobierno de Taiwán, mientras que Kissinger buscaba que el régimen comunista chino retirara su apoyo a Vietnam del Norte en plenas negociaciones para la paz. Con esta normalización de relaciones, Kissinger no solo veía una enorme oportunidad para el comercio, sino que se forjaba una alianza táctica antisoviética bajo la lógica de el rival de mi rival es mi aliado. Un año más tarde, Richard y Pat Nixon aterrizaban en un Pekín desierto para una visita histórica que marcaría el fin del aislacionismo chino y que culminó con un sonriente apretón de manos con un enfermo Mao Zedong.
Salir de la guerra de Vietnam manchado de sangre y con Nobel
“Si podemos vivir con un gobierno comunista en China, deberíamos poder aceptarlo en Indochina”, dijo Kissinger a Zhou Enlai en 1972. Ese mismo año ya había descrito en una entrevista con Oriana Fallaci como “inútil” la guerra de Vietnam. En 1973 llegó a un acuerdo con el dirigente norvietnamita, Le Duc Tho, para un acuerdo de paz y la retirada de las tropas estadounidenses. Ahora sabemos que con dicho acuerdo Kissinger solo pretendía ganar tiempo antes de la caída de Saigón, que sucedió dos años más tarde y regaló para la posteridad las imágenes de la humillante evacuación en helicópteros de la embajada estadounidense. No obstante, el Acuerdo de París fue premiado con el Nobel de la Paz. Le Duc rechazó el galardón, pero Kissinger lo aceptó de buena gana pese al escándalo generado por la revelación de los bombardeos secretos en Camboya por haber servido como base para las fuerzas norvietnamitas. Murieron 700.000 personas y se allanó el terreno para el régimen genocida de los Jemeres Rojos.
El patio trasero, antes golpista que comunista
La batalla de Kissinger contra la extensión del comunismo también tuvo víctimas al sur del continente americano. Él mismo admitió su papel en el golpe de Estado que acabó con la muerte del presidente socialista Salvador Allende en Chile y aupó al poder al general Augusto Pinochet. “No veo por qué tenemos que quedarnos impasibles y ver cómo un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su gente”, dijo entonces ante un comité de la CIA . “Los temas son demasiado importantes para que los votantes chilenos decidan por sí mismos”, argumentó. El régimen de Pinochet, siempre fiel a Washington y a sus recetas económicas neoliberales, dejó más de 40.000 víctimas. De la misma manera, Kissinger también estuvo detrás del golpe de Estado liderado por el general Jorge Videla que en 1976 depuso a Isabel Perón en Argentina. Diga lo que diga ahora Milei, hubo unos 30.000 desaparecidos.
A vueltas para lograr la paz entre Israel, Egipto y Siria
En Oriente Medio, Kissinger dio origen al concepto de diplomacia itinerante. Tras el estallido de la guerra del Yom Kipur en octubre de 1973, voló entre Jerusalén y El Cairo para lograr un alto el fuego después de que los israelíes enviaran sus tropas a través del canal de Suez y se acercaran peligrosamente a la capital egipcia. Más tarde consiguió la retirada de Israel a través del canal y viajó también a Damasco para llegar a un acuerdo con Siria para que los israelíes se retiraran de una pequeña parte de los altos del Golán. El sistema secreto de grabación de Nixon en la Casa Blanca capturó el efusivo agradecimiento de la primera ministra israelí, Golda Meir, por la forma en que habían tratado a su país. Pero tras marcharse, las cintas revelaron que ni Kissinger ni Nixon tenían intención de presionar a la Unión Soviética para que permitiera a los judíos rusos trasladarse a Israel. “Si meten a judíos en cámaras de gas , no es una preocupación estadounidense. Quizás una preocupación humanitaria”, dijo Kissinger, judío huido de Alemania.