Elecciones presidenciales 2023
Milei, Massa o Bullrich: Argentina se la juega (de nuevo)
Las encuestas perfilan una victoria de Milei pero con un pulso en segunda vuelta contra el peronista, que en este caso apela a la moderación y al riesgo social que supone la dolarización impulsada por el libertario
Argentina está detenida, a la espera del impacto. Hoy son las elecciones. En ellas, se elegirán la presidencia, 130 representantes de la Cámara de Diputados y 24 del Senado, el jefe de Gobierno de la capital y de tres provincias, entre ellas la de Buenos Aires —determinante—, así como sus respectivos intendentes. El resultado dibujará un nuevo mapa político en un país donde casi todos piden un cambio.
El foco está puesto en la disputa por la Casa Rosada entre las tres candidaturas principales: el populista libertario Javier Milei, la macrista Patricia Bullrich y el peronista Sergio Massa. Ese fue el orden de llegada en las primarias del 13 de agosto, con menos de dos puntos entre el primero y el tercero, un escenario atípico para Argentina, acostumbrada a dos grandes bloques políticos.
Las apuestas son tan diversas como inciertas, y en esa incertidumbre está detenido el país. En particular, los mercados, así como el dólar paralelo o blue (el que circula en el mercado negro), convertido en un crónico factor de campaña y en el dolor de cabeza de las economías domésticas.
Las implicaciones de un resultado u otro son un cruce de caminos: Milei ha anunciado una dolarización en un país sin dólares, sobre lo que ha llegado a decir en televisión que prefiere que "estalle la economía", y Bullrich se ha referido a una incierta "libre elección de moneda".
Massa, al frente de Unión por la Patria (UP), aparece en ese mapa como el candidato de la moderación, la razón en medio del vendaval. Tiene obstáculos evidentes en su contra: es el ministro de Economía de una Argentina con una inflación del 138,3% interanual y de un 25,3% desde las primarias de agosto. Además, es el rostro del Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández, ambos ausentes durante la campaña por razones diferentes. El peso de estos cuatro años cae sobre los hombros de Massa, así como las golpeadas esperanzas del peronismo.
Campaña en tiempos de frustración
Argentina termina ocho años de gobiernos marcados por la frustración: primero con Mauricio Macri y luego con Fernández. Se palpa en la calle, en las conversaciones, el agotamiento por efectos de la inflación, convertida en batallas diarias de supermercado y facturas, con el dólar en ascenso y la calidad de vida en descenso desde los sectores populares hasta las capas medias, espacios sociales delimitados por fronteras cada vez más difusas.
La economista y diputada agrega: "Hay enojo, desazón y frustración porque llevamos mucho tiempo con Macri y con este gobierno, que no ha tenido las posibilidades de recomponer el ingreso. Los trabajadores no están mejor. En algunos casos logran mejorar un poco, pero no logran estar sustancialmente mejor, y eso es un malestar generalizado".
Eso convive con una conciencia de que Milei y Bullrich no son los candidatos más adecuados. "Encuentro a la gente con un elevado nivel de conciencia social respecto al daño que pueden producir, y en algunos sectores la duda, el interrogante. No creo que los argentinos crean que con ellos les va a ir mejor", dice.
Massa y el heterogéneo peronismo que lo acompaña apelan a la razón y al miedo, a la destrucción que traerían Milei y Bullrich. Se levantan las banderas de la salud y la educación pública, la moneda nacional, las Malvinas, el medio ambiente o las empresas estatales. Conceptos muchas veces agrietados por la propia realidad, y enfrentados a una campaña como la de Milei, que apela a desatar toda esa frustración en un movimiento incendiario con la promesa de dolarización.
Massa ha tenido un recorrido político cambiante. Pragmático y adaptativo, su cualidad para mantenerse a flote en la política modificando sus posiciones según los momentos lo ha identificado a la vista de muchos con el sentido más tradicional de la política, o con lo que Milei construyó como adversario: la casta.
Quedan horas para que abran las urnas y puedan concurrir a ellas los más de 35 millones de electores habilitados. La noche del domingo dirá si existirá una victoria en primera vuelta o un balotaje (segunda vuelta) el 19 de noviembre, un resultado que tendrá impacto directo el mismo lunes en los mercados, la cotización del dólar y la encrucijada en la que se encuentra el país.