El 20 de enero el demócrata será posesionado
El muro fronterizo entre EEUU y México ¿seguirá con Biden?
El demócrata Biden, en más de una oportunidad, mencionó que su política migratoria será diferente a la de su antecesor y que paralizará la construcción del muro
El muro fronterizo, un tema que desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos fue eje de controversia por los diversos impases entre el mandatario y el Congreso y que al día de hoy, cerca de dejar la silla presidencial, mantiene una incertidumbre sobre su continuidad o no una vez que entre a la Casa Blanca el presidente electo, Joe Biden.
Tanto los mexicanos como centroamericanos están a la expectativa por el futuro del muro fronterizo, pues sus aspiraciones a llegar a la llamada “tierra de las oportunidades” pueden verse truncados si continua la idea de separar ambas naciones con una barrera antimigratoria.
El demócrata Biden, en más de una oportunidad, mencionó que su política migratoria será diferente a la de su antecesor y que paralizará la construcción de la pared más larga del mundo proyectada por Trump de 3.169 kilómetros de longitud, de los cuales pudo levantar hasta el diciembre pasado 193 y totalizar 756 si se consideran los 563 que ya existían.
Sin embargo, empeñado en dejarle a Biden el terreno sembrado de todo tipo de minas, los congresistas republicanos -incluso con apoyo de demócratas- aprobaron un presupuesto de 1.375 millones de dólares para continuar la edificación de la pared fronteriza después de que Trump abandone la Casa Blanca el 20 de enero próximo.
En el presupuesto para el año fiscal hasta el 30 de septiembre, que aprobó el Congreso en los fines del gobierno de Trump, se incluyen los fondos solicitados por éste para continuar la construcción del muro, lo cual significa que ambos partidos avalan financiar la continuidad de la obra, estimó el director del Comité de Servicios de Amigos Americanos en San Diego, Pedro Ríos.
Según Ríos, los legisladores de ambos bandos colocan al presidente electo Biden entre la espada y la pared, porque él ha declarado que se opone a la construcción del muro. Sin embargo, para poder detener las obras requerirá de una votación en el Congreso o una orden ejecutiva a fin de poder desmontar de su base legal el dinero destinado a la pared, el cual está “pegado” al presupuesto general.
Algunos analistas, entendidos en la materia, señalan que el tema no se dilucidaría en el parlamento sino en demandas ante los tribunales los republicanos.
Madhuri Grewal, una abogada de la Unión Americana de Libertades Civiles, calificó de inexplicable la decisión del Congreso cuando hay un clamor en México y Estados Unidos por derribar el muro de Trump.
Ni el Gobierno de México como institución, y ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, han abordado el tema del muro, aunque en una breve conversación telefónica con Biden y la carta de felicitación por su victoria electoral, el mandatario mexicano le pidió al demócrata electo abordar el tema migratorio.
A pesar no se habló específicamente del muro, López Obrador habló de retomar los acuerdos con Trump de asistencia financiera a Honduras, El Salvador y Guatemala, y el sur de México, para invertir en planes de desarrollo económico generadores de empleo como vía para desestimular la migración, entendida esta como un problema económico y de bienestar social.
Biden está de acuerdo con el fondo del planteamiento mexicano, pero fue enfático al indicarle a López Obrador que el tema migratorio debe ser abordado sobre nuevas bases y con un enfoque diferente al actual.
Eso implicaría, según los analistas, a someter a una revisión el acuerdo con Trump de convertir a México en un santuario de los migrantes devueltos por Estados Unidos y aquellos a quienes se les procesa para obtención de visas y debe esperar del lado mexicano durante meses la respuesta generalmente negativa.
Cuando sucede esto último, los afectados batallan para no regresar a sus países de origen con la esperanza de volver a hacer nuevos intentos, lo cual le crea a México un problema adicional.
Desde la oposición hasta los medios de comunicación, no dejaron de hacerle caer críticas al Gobierno de López Obrador por haber cedido demasiado a las demandas de Trump y contribuir a “trasladar” la frontera sur de Estados Unidos, en la que se amontonaban los migrantes y presionaban para ingresar a ese territorio por cualquier vía, hacia la de Guatemala convirtiendo a la región de Chiapas en el muro de contención de los errantes, y aplicar una virtual militarización en ese límite geográfico.
La construcción del muro tiene la oposición no solamente de los migrantes centroamericanos, sino también de los ecologistas, que lo califican de monstruo de acero por los graves daños que ya ocasiona a las reservas naturales y la destrucción de la flora y fauna del lugar.