Plebiscito en Chile culmina con tranquilidad, alta afluencia, protocolos por la pandemia y a la expectativa de los resultados
La histórica jornada se llevó a cabo sin mayores incidentes, aunque en la noche las marchas en la Plaza Dignidad estarán custodiadas por Carabineros.



El Plebiscito para definir si Chile redacta o no una nueva Constitución culminó hoy después de 12 horas de votación en un clima de tranquilidad, sin incidentes de relevancia, con largas filas de votantes y estrictos protocolos sanitarios para prevenir lo más posible la propagación de la pandemia de coronavirus.
"La primera prueba era asegurar que el inicio fuera tranquilo para la gente se sintiera convocada y pudiera llegar a votar con tranquilidad, y eso ocurrió", afirmó el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, en un balance con el diario La Tercera.
"Tuvimos muy pocos incidentes durante lo que va de esta jornada, solo algunas cosas propias del proceso eleccionario, pero es poco", aseguró Galli. "Hubo una alta participación activa de la población, por lo que esperamos a las 21:00 o 21:30 horas poder contar con el recuento", agregó.
El vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, advirtió por su parte que hoy fue "una tremenda oportunidad para reconciliarnos y volver a encontrarnos en plena democracia".
Afirmó, además, que se habían tomado todas las medidas necesarias para garantizar que hubiera la mayor participación posible, lo que se reflejó en las largas colas que hubo en los centros de votación.
"Cada vez que una persona va a votar, lo que está haciendo es poner de su parte para volver a reconciliar nuestro país, fortalecer la democracia. Por eso hacemos un llamado a esa participación. Para el gobierno el éxito es más el proceso que solo el resultado", señaló después de que el presidente Sebastián Piñera desmintiera que su gabinete rechazaba la propuesta de cambiar la Constitución.
En el mismo sentido, el presidente del Servicio Electoral, Patricio Santamaría, confió en que este va a ser el proceso de participación más grande desde 2012, año en que el voto dejó de ser obligatorio en el país sudamericano, lo que redujo drásticamente la afluencia de votantes en cada comicio.