México: Carga de gasolina pudo causar la explosión
La fricción de la ropa de personas concentradas y una carga de gasolina de alto octanaje pudo causar la explosión del ducto de Hidalgo donde ayer aumentaron a 79 los muertos. El fiscal general, Alejandro Gerz Manero, adelantó esa hipótesis que aún debe ser corroborada, pero es cierto desde...



La fricción de la ropa de personas concentradas y una carga de gasolina de alto octanaje pudo causar la explosión del ducto de Hidalgo donde ayer aumentaron a 79 los muertos.
El fiscal general, Alejandro Gerz Manero, adelantó esa hipótesis que aún debe ser corroborada, pero es cierto desde el punto de vista físico que esos dos factores incidieron en la explosión por la serie de gases de gran letalidad en un ámbito con cientos de personas moviéndose constantemente.
El director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, explicó que, pese a que cerraron el ducto cuando se detectó la fuga en Tlahuelilpan, siguió saliendo gasolina como un surtidero de hasta ocho metros de altura porque el tubo contenía al menos 10 mil barriles de combustible.
Detalló que esa es la capacidad que se almacena en los 13 kilómetros que van de la refinería a la válvula más cercana, y que la fuga se dio exactamente en el punto medio de este tramo.
‘De hecho, en cuatro ocasiones la operación se detuvo, la presión del ducto se detuvo cuatro veces antes de los hechos. Este ducto transporta 70 mil barriles diarios con una presión de 20 kilogramos en operación regular.
El viernes estaba siendo empacado con gasolina Premium y posteriormente con un componente de alto octanaje que se llama MTB para la fabricación de las gasolinas, indicó.
El ducto Tuxpan-Tula estaba suspendido desde el 23 de diciembre tras 10 fugas en los últimos tres meses; el miércoles pasado se trabajó en su reapertura para abastecer a la refinería de Salamanca, la cual lleva gasolina a León, Irapuato, Guadalajara y Morelia.
Estrategia de Gobierno
La explosión renovó la atención sobre la estrategia del gobierno para detener el robo de combustible mientras que familiares de las víctimas dijeron que la escasez de gasolina derivada del plan fue lo que los llevó a arriesgar sus vidas.
El ducto Tula-Tuxpan sufrió una perforación el viernes a pocos kilómetros de una de las principales refinerías del país. Según las autoridades, alrededor de 800 personas se reunieron para llenar cubos y contenedores de plástico desde la fuga, que horas después derivó en el estallido.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó ayer que 79 personas habían muerto por el incidente y que otras 66 permanecían hospitalizadas, muchas de ellas con quemaduras graves.
Varios pobladores del municipio Tlahuelilpan, en el central estado Hidalgo, entrevistados el sábado por Reuters dijeron que sus familiares habían estado batallando para encontrar combustible y acudieron al ducto porque estaban desesperados por llenar los tanques de sus vehículos.
“Vinieron muchas personas inocentes, tal vez su coche no tenía suficiente gasolina para mañana, y dijeron que solo tomarían unos pocos litros”, dijo el agricultor Isidoro Velasco, de 51 años, que esperaba noticias de su sobrino a quien creía probablemente muerto.
A finales del mes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una ofensiva contra el robo de hidrocarburos, que según el gobierno significó pérdidas por unos 3,000 millones de dólares para la empresa estatal en 2017.
El plan, que consiste en el cierre de tuberías para evitar que sean “ordeñadas” por delincuentes, provocó una escasez generalizada de gasolina en el centro del país, incluido Hidalgo, al norte de Ciudad de México.
A pesar del desastre, López Obrador dijo que su decisión de combatir el robo no se había debilitado.
“Que quede claro que no voy a dar ni un paso atrás”, aseguró el mandatario en una conferencia de prensa. “Ofrezco nada más a la gente disculpas si esta acción causa sacrificios, daños, molestias, pero lo tenemos que hacer”.
Vigilancia tras la tragedia en ducto de Tlahuelilpan
Las encuestas muestran que la medida ha gozado hasta ahora de un amplio apoyo popular, a pesar de las dificultades y las largas filas en las estaciones de servicio. Sin embargo, el desastre en Tlahuelilpan generó un renovado escrutinio sobre la estrategia.
López Obrador ha enfrentado repetidas preguntas sobre la tragedia, exigiéndole que explique por qué los soldados desplegados para proteger el ducto no alejaron a las personas de la fuga y la rapidez con que fue cortado el suministro después de que Pemex detectó la fuga.
El director general de la petrolera estatal, Octavio Romero, dijo el sábado que se había cerrado una válvula en la tubería tras notarse una caída en la presión de la fuga. Sin embargo, el combustible siguió brotando antes de que explotara, sin pérdida visible de presión.
López Obrador dijo que la fiscalía general investigará si la válvula fue cerrada a tiempo.
Incluso si fue cerrada a tiempo, el equivalente a 10,000 barriles de gasolina de alto octanaje se encontraba en el tramo de la tubería entre la refinería de Tula y la escena de la explosión.
El secretario de Defensa y López Obrador dijeron que solo había 25 soldados en el lugar y que el Ejército no quería reprimir a la multitud. Los críticos dicen que las autoridades deberían haber sido más firmes en controlar a la multitud y sellar el área, y deberían haber pedido refuerzos.
“Parte de la culpa es de la gente (en la tubería rota), pero la culpa mayor es de las autoridades que los dejaron sabiendo que era peligroso”, dijo Velasco.
Según López Obrador, los soldados advirtieron a los pobladores que no se acercaran demasiado, pero la multitud no era consciente del peligro potencial.
El fiscal general, Alejandro Gerz Manero, adelantó esa hipótesis que aún debe ser corroborada, pero es cierto desde el punto de vista físico que esos dos factores incidieron en la explosión por la serie de gases de gran letalidad en un ámbito con cientos de personas moviéndose constantemente.
El director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, explicó que, pese a que cerraron el ducto cuando se detectó la fuga en Tlahuelilpan, siguió saliendo gasolina como un surtidero de hasta ocho metros de altura porque el tubo contenía al menos 10 mil barriles de combustible.
Detalló que esa es la capacidad que se almacena en los 13 kilómetros que van de la refinería a la válvula más cercana, y que la fuga se dio exactamente en el punto medio de este tramo.
‘De hecho, en cuatro ocasiones la operación se detuvo, la presión del ducto se detuvo cuatro veces antes de los hechos. Este ducto transporta 70 mil barriles diarios con una presión de 20 kilogramos en operación regular.
El viernes estaba siendo empacado con gasolina Premium y posteriormente con un componente de alto octanaje que se llama MTB para la fabricación de las gasolinas, indicó.
El ducto Tuxpan-Tula estaba suspendido desde el 23 de diciembre tras 10 fugas en los últimos tres meses; el miércoles pasado se trabajó en su reapertura para abastecer a la refinería de Salamanca, la cual lleva gasolina a León, Irapuato, Guadalajara y Morelia.
Estrategia de Gobierno
La explosión renovó la atención sobre la estrategia del gobierno para detener el robo de combustible mientras que familiares de las víctimas dijeron que la escasez de gasolina derivada del plan fue lo que los llevó a arriesgar sus vidas.
El ducto Tula-Tuxpan sufrió una perforación el viernes a pocos kilómetros de una de las principales refinerías del país. Según las autoridades, alrededor de 800 personas se reunieron para llenar cubos y contenedores de plástico desde la fuga, que horas después derivó en el estallido.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó ayer que 79 personas habían muerto por el incidente y que otras 66 permanecían hospitalizadas, muchas de ellas con quemaduras graves.
Varios pobladores del municipio Tlahuelilpan, en el central estado Hidalgo, entrevistados el sábado por Reuters dijeron que sus familiares habían estado batallando para encontrar combustible y acudieron al ducto porque estaban desesperados por llenar los tanques de sus vehículos.
“Vinieron muchas personas inocentes, tal vez su coche no tenía suficiente gasolina para mañana, y dijeron que solo tomarían unos pocos litros”, dijo el agricultor Isidoro Velasco, de 51 años, que esperaba noticias de su sobrino a quien creía probablemente muerto.
A finales del mes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una ofensiva contra el robo de hidrocarburos, que según el gobierno significó pérdidas por unos 3,000 millones de dólares para la empresa estatal en 2017.
El plan, que consiste en el cierre de tuberías para evitar que sean “ordeñadas” por delincuentes, provocó una escasez generalizada de gasolina en el centro del país, incluido Hidalgo, al norte de Ciudad de México.
A pesar del desastre, López Obrador dijo que su decisión de combatir el robo no se había debilitado.
“Que quede claro que no voy a dar ni un paso atrás”, aseguró el mandatario en una conferencia de prensa. “Ofrezco nada más a la gente disculpas si esta acción causa sacrificios, daños, molestias, pero lo tenemos que hacer”.
Vigilancia tras la tragedia en ducto de Tlahuelilpan
Las encuestas muestran que la medida ha gozado hasta ahora de un amplio apoyo popular, a pesar de las dificultades y las largas filas en las estaciones de servicio. Sin embargo, el desastre en Tlahuelilpan generó un renovado escrutinio sobre la estrategia.
López Obrador ha enfrentado repetidas preguntas sobre la tragedia, exigiéndole que explique por qué los soldados desplegados para proteger el ducto no alejaron a las personas de la fuga y la rapidez con que fue cortado el suministro después de que Pemex detectó la fuga.
El director general de la petrolera estatal, Octavio Romero, dijo el sábado que se había cerrado una válvula en la tubería tras notarse una caída en la presión de la fuga. Sin embargo, el combustible siguió brotando antes de que explotara, sin pérdida visible de presión.
López Obrador dijo que la fiscalía general investigará si la válvula fue cerrada a tiempo.
Incluso si fue cerrada a tiempo, el equivalente a 10,000 barriles de gasolina de alto octanaje se encontraba en el tramo de la tubería entre la refinería de Tula y la escena de la explosión.
El secretario de Defensa y López Obrador dijeron que solo había 25 soldados en el lugar y que el Ejército no quería reprimir a la multitud. Los críticos dicen que las autoridades deberían haber sido más firmes en controlar a la multitud y sellar el área, y deberían haber pedido refuerzos.
“Parte de la culpa es de la gente (en la tubería rota), pero la culpa mayor es de las autoridades que los dejaron sabiendo que era peligroso”, dijo Velasco.
Según López Obrador, los soldados advirtieron a los pobladores que no se acercaran demasiado, pero la multitud no era consciente del peligro potencial.