Vino y turismo, el camino del éxito
Para Tarija el vino y el turismo representan el camino para salir de la dependencia del gas y los muchos dolores de cabeza que en la última década nos ha reportado
El verano transcurre acelerado en Tarija, básicamente porque el sol ha vuelto a hacer aparición cuando los niños ya han retornado a las aulas, sin embargo, esta etapa del año pasa por ser la más importante para los dos sectores claves de la economía departamental: el vitivinícola y el turístico, y en ambos se esperan resultados prometedores.
El año ha sido climatológicamente bueno para la uva, las lluvias se han comportado durante todo la primavera y el calor de última hora puede acabar por redondear los sabores de una vendimia que los productores consideran decente, porque también ha permitido escalonar el ingreso de la uva a los mercados para sostener los precios y evitar subastas como las de años pasados.
El sector del turismo sabe que las exigencias de calidad se han elevado en todo el país y que ya no basta con el buen trato, sino que los servicios deben estar a la altura
En cuanto al turismo, la aparente recuperación de los vecinos argentinos ha motivado un incremento de visitantes desde ese lado, que, sin acabar de hacer números, ha moderado el presumible impacto del turismo nacional, más sugestionado por la crisis de la moneda boliviana y los problemas con el dólar y el combustible. Paradójicamente, son esos aspectos los que convierten a Tarija como uno de los destinos predilectos para pasar Carnaval, el momento cumbre del turismo nacional, ya que la inestabilidad política en el eje central del país puede derivar en otros problemas que acaben amargando los festejos a los más jóvenes y también a las familias que decidan darse tiempo para descansar.
Turismo y vitivinicultura son dos sectores que van esencialmente de la mano, algunos incluso consideran que se trata del mismo, y no en vano, desde hace años las instituciones públicas y muchas privadas vuelcan todos sus esfuerzos para promocionar Tarija como destino, lo que no solo implica campañas de promoción o viajes a ferias, etc., sino que también ha comportado invertir en infraestructuras y accesos para que los costos se reduzcan y así, hacer más atractivo el departamento.
En general cada sector tiene claros sus desafíos. El sector que gira entorno a la uva tiene claro que su producción se está incrementando porque se ha invertido en agua y se han saneado más tierras en el valle central, por lo que el reto es alargar la temporada de consumo, pero, sobre todo, lograr transformar la uva en productos no perecederos, como el vino, pero también aceites, jugos, dulces y demás que permitan explorar nuevos mercados.
Mientras, el sector del turismo sabe que las exigencias de calidad se han elevado en todo el país y que ya no basta con el buen trato, sino que los servicios deben estar a la altura de las expectativas, una cuestión que muchas veces es responsabilidad de los operadores turísticos y hosteleros, y en algunas ocasiones de las instituciones públicas que deben garantizar cuestiones como la limpieza de los espacios públicos.
El vino y el turismo significan, de una u otra manera, el camino para salir de la dependencia del gas y los muchos dolores de cabeza que en la última década nos ha reportado. En eso, la alianza público – privada es clave en el camino del éxito, sigamos todos, solidariamente, explorando ese camino para que al final, gane Tarija.