Las oportunidades de la ExpoSur

Las instituciones tienen un rol clave: abrir puertas, dar confianza, generar condiciones, proteger lo propio y estimular a ser mejores, aún sin plata

Anoche se clausuró la edición 2024 de la Feria ExpoSur en Tarija, una edición con luces y sombras, algunas de ellas centrales para entender la dinámica de este departamento, pero que en general deja un buen sabor de boca.

El clima no acompañó y la sensación de crisis adherida ya al cuerpo de los bolivianos tampoco lo hizo fácil, pero aun así los organizadores se dan por satisfechos, pues nunca se ideó una ExpoSur para ganar plata, sino para promover unos valores y una forma de hacer las cosas, para promocionar Tarija y su tejido productivo y empresarial y también para sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que hacemos.

Tarija vive un momento calmado después de haber remado durante una década contra la caída de ingresos de regalías y las mil y una aventuras faraónicas

Ha sido relevante este año escuchar así, con toda la sonoridad y sin excusas, que se ha diseñado una cartelera exclusivamente con artistas nacionales y locales porque en estas condiciones, no se puede estar regalando la plata para que se vaya del país. Ojalá cunda el ejemplo en otras instituciones.

En general la agenda se ha cubierto con creces, aunque los frutos tardarán en darse a conocer. El trabajo de promoción es lento, pero avanzar es clave. En esas, la ausencia formal del Empresariado, molesto con la forma de organización, ha empañado la ejecución, pero no la ha opacado. Con o sin participación, la Feria ExpoSur es básicamente para ellos y de ellos depende aprovecharlas o no.

Tarija atraviesa un momento de esos de calma que preceden a la acción. Un momento calmado después de haber remado durante una década contra la caída de ingresos de regalías y las mil y una aventuras faraónicas que nuestros representantes habían decidido abordar en los tiempos de bonanza. Sin buscar culpables, que los hay pero no es objeto de este editorial, Tarija lleva una década hablando de austeridad, recortes, eficiencia y optimización, y aunque eso no ha servido para sanear la institución ni salir de la recesión, lo cierto es que a la fecha se han reducido las dependencias y cada uno de los habitantes tiene claro que salir adelante depende de su propio esfuerzo. No es un aprendizaje menor para esta sociedad globalizada donde cada vez se valora menos el esfuerzo.

En esta calma que precede a la tormenta, las instituciones tienen un rol clave: abrir puertas, dar confianza, generar condiciones, proteger lo propio y estimular a ser mejores. Ese es el rol que hoy por hoy juega una Gobernación sin plata y sin incidencia nacional.

Tarija está preparada para vivir del turismo y de ofrecer productos de alta calidad y alta demanda, como el vino o el queso, para salir de las vorágines destructivas y construir sociedad desde la proximidad, con ambición y con alegría, porque no todo debe ser un sufrimiento.

La ExpoSur ha salido adelante por el esfuerzo de un equipo cohesionado y ha brindado oportunidades a quienes las han querido aprovechar. No hay tiempo para lamentaciones ni excusas. Toca seguir trabajando.


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