El proyecto de Santa Cruz

No se trata de tener más o menos diputados, sino que desde Santa Cruz se debe ser capaz de formular un proyecto de país

El aniversario de Santa Cruz pasó ligeramente desapercibido por la vorágine informativa de aquellos días: La Paz y El Alto convulsionaban por el duelo de egos de los “propietarios” de ambas corrientes; el propio departamento en festejo ardía inhumanamente en grandes extensiones de tierra e incluso el mundo aceleraba hacia una nueva guerra con epicentro en el Líbano.

Aún así, el motor económico y demográfico del país lleva ya varios años en una suerte de depresión política que, sin duda, no es buena para el país. Santa Cruz lidera todos los indicadores de desarrollo, producción, crecimiento económico, demográfico y todo lo demás, básicamente es el motor de Bolivia, y lo sigue siendo a pesar de haber sufrido severos reveses en los últimos años.

Uno de los primeros fue el de la caída del Banco Fassil, un gigante financiero de rápido crecimiento que acabó vulnerando demasiadas normas a través de ene trampas. Básicamente el banco que financió la burbuja inmobiliaria en Santa Cruz acabó derrumbándose con las primeras turbulencias del dólar y con él, muchas de las aspiraciones secesionistas de la región.

El otro fue el descabezamiento certero de la autoridad en la Gobernación: Luis Fernando Camacho no estaba haciendo una gestión brillante sino más bien lo contrario, pero la operación que lo detuvo y lo llevó a La Paz detenido fue sobreactuada precisamente para causar impacto social. El “héroe” de la caída de Evo fue desactivado y la Gobernación tomó un tono aún más gris.

Posiblemente en otro territorio estas dos acciones paralelas se hubieran manifestado en una parálisis global, pero Santa Cruz ha sabido reponerse para seguir liderando el país, y en el contexto de crisis, con un gobierno sin alternativas y atrapado en su compromiso ideológico, los empresarios cruceños han sabido negociar y proponer para, al menos, salvar la situación.

Bolivia hoy apuesta por la libre exportación sin control de divisas, un cambio sustancial en uno de los pilares del modelo que asumía como pilar garantizar el precio en el mercado local. También se ha embarcado en proyectos de fondo para la “ampliación de la frontera agrícola, negocio rentable por la exportación, pero también por la apuesta por el biodiésel.

La región ha mostrado su capacidad de resiliencia y ha evidenciado quienes son los pilotos del proyecto en tiempos de crisis, y tal vez por eso es preciso que se equilibren las fuerzas en lo que a representación política se refiere. El propio pulso de Evo y Arce ignora a todo el oriente y concentra la “razón” de la fuerza en el territorio altiplánico.

No se trata de tener más o menos diputados, sino que desde Santa Cruz se debe ser capaz de formular un proyecto de país, distinto al indígena autonomista que tenemos, que sea capaz de alinear acciones diferentes y de ilusionar con algo distinto. La oposición tradicional no lo va a hacer; el MAS de toda la vida, tampoco. Las algaradas en el entorno de La Paz ya no deberían servir para cambiar los planes de gobierno.


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