Cerrar la brecha
Diversos estudios han demostrado que cerrar la brecha salarial podría aumentar significativamente el PIB del país, dado que más mujeres con ingresos equitativos contribuyen a una mayor demanda
Este 18 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Igualdad Salarial, un asunto clave para entender la desigualdad social entre hombres y mujeres en una sociedad como la actual. A pesar de los avances en términos de legislación y el creciente reconocimiento de los derechos de las mujeres en el ámbito laboral, la realidad económica demuestra que aún queda un largo camino por recorrer para cerrar una brecha que afecta a la libertad.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la brecha salarial en Bolivia sigue siendo significativa. En promedio, las mujeres ganan alrededor de un 20% menos que los hombres por trabajos de igual valor. Este porcentaje puede aumentar dramáticamente en sectores específicos, como el industrial y el agrícola, donde la disparidad llega a ser aún más pronunciada.
La situación es aún más preocupante cuando se considera la segmentación del mercado laboral. Las mujeres están sobrerrepresentadas en trabajos informales y de menor remuneración, como el servicio doméstico, el gremial y la agricultura, mientras que su presencia en sectores mejor remunerados, como la tecnología y la industria extractiva, es mínima. Esta desigualdad estructural no solo perpetúa la brecha salarial, sino que también limita las oportunidades de desarrollo y bienestar para las mujeres bolivianas.
Son múltiples los factores que perpetúan esta disparidad. La discriminación de género sigue siendo una realidad latente, tanto en los procesos de contratación como en la asignación de tareas y promociones. A esto se suman las responsabilidades domésticas y de cuidado que recaen desproporcionadamente sobre las mujeres, limitando su capacidad para competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral.
Además, la falta de acceso equitativo a la educación y la formación técnica especializada es otro obstáculo significativo. Aunque la brecha de acceso a la educación básica se ha reducido en los últimos años, la participación de mujeres en carreras técnicas y científicas sigue siendo baja, lo que las excluye de sectores clave con altos salarios.
Reducir la brecha salarial en Bolivia requiere un enfoque multifacético y coordinado que no muchos están dispuestos a asumir. En primer lugar, es fundamental implementar políticas públicas que promuevan la igualdad salarial a través de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas. Las empresas deben estar obligadas a reportar las diferencias salariales entre hombres y mujeres, lo que permitiría identificar y corregir prácticas discriminatorias.
Asimismo, se debe fortalecer la legislación laboral para garantizar que el trabajo de igual valor sea remunerado de manera equitativa, independientemente del género. Esto incluye la necesidad de revisar y ajustar los salarios en sectores tradicionalmente feminizados, como el servicio doméstico y la enseñanza, donde las mujeres representan la mayoría de la fuerza laboral.
El Estado también debe desempeñar un papel activo en la promoción de la educación y la capacitación para las mujeres, especialmente en áreas donde están subrepresentadas. Programas de becas y subvenciones para estudios en campos como la ingeniería, la tecnología y la ciencia podrían ser herramientas poderosas para empoderar a las mujeres y cerrar la brecha de habilidades.
Además, obvio, es crucial abordar las responsabilidades domésticas y de cuidado que recaen de manera desproporcionada sobre las mujeres. Políticas de conciliación laboral y familiar, como el fomento de licencias parentales compartidas y la creación de guarderías accesibles y asequibles, son esenciales para permitir que las mujeres participen plenamente en la vida económica del país.
Lograr la igualdad salarial en Bolivia no es solo un asunto de justicia social, sino también de desarrollo económico. Diversos estudios han demostrado que cerrar la brecha salarial podría aumentar significativamente el PIB del país, dado que más mujeres con ingresos equitativos contribuyen a una mayor demanda y crecimiento económico.
Lo cierto es que solo mediante un esfuerzo colectivo podremos construir una Bolivia más justa e inclusiva, donde las oportunidades y las recompensas sean verdaderamente iguales para todos, independientemente del género. La igualdad salarial no es solo un derecho, es un imperativo económico y social que no podemos permitirnos ignorar.