El desafío de la basura en Bolivia

Aunque el reciclaje podría reducir significativamente la cantidad de basura que termina en vertederos, en Bolivia depende de iniciativas individuales y muy pequeñas

A nivel continental se estima que se produce un kilo de basura por persona al día, una cantidad inmensa difícil de gestionar por métodos tradicionales. En Bolivia según informes del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, en 2016 el país generaba aproximadamente 2 millones de toneladas de residuos sólidos al año. Sudamérica tiene un problema y Bolivia no es la excepción. Tampoco Tarija.

La infraestructura para la gestión de residuos en Bolivia se caracteriza por la insuficiencia y falta de modernización. Métodos obsoletos controlados además por pseudo sindicatos que han encontrado en esto su negocio. Muchos municipios carecen de sistemas eficientes para la recolección, tratamiento y disposición final de la basura, lo que resulta en vertederos a cielo abierto y la quema de residuos, prácticas que tienen graves impactos ambientales y de salud pública. En Tarija el Centro de Tratamiento de Residuos Sólidos luego de décadas de negligente gestión sigue siendo una prueba piloto.

Por lo general, las apuestas por el cambio se hacen al reciclaje, en parte porque implica “inversión” para los municipios y eso siempre significa nuevas oportunidades de negocio, sin embargo siempre hay espacio para sensibilizar sobre la clave: reducir y reutilizar, pues el hiperconsumismo es el que viene siendo el principal problema mundial de la sostenibilidad y en consecuencia, de la basura.

Aunque el reciclaje podría reducir significativamente la cantidad de basura que termina en vertederos, en Bolivia este proceso no está suficientemente promovido ni implementado a gran escala sino que depende en buena medida de familias de escasos recursos que la manejan de forma prácticamente artesanal en el mejor de los casos, o de mafias en el peor. Las iniciativas de reciclaje son limitadas y a menudo dependen de esfuerzos individuales o de pequeñas organizaciones no gubernamentales, sin un apoyo robusto del gobierno y por lo general, fracasan.

El manejo inadecuado de residuos sólidos tiene varias consecuencias. En las ciudades, la acumulación de basura en espacios públicos no solo afecta la estética urbana, sino que también puede provocar problemas de salud, como la proliferación de vectores de enfermedades. Además, los residuos mal gestionados contribuyen a la contaminación del agua y del suelo, afectando tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas.

La educación y concienciación sobre la importancia del reciclaje y la correcta gestión de residuos son esenciales para mejorar la situación. Campañas educativas podrían ayudar a cambiar la actitud de la población hacia la reducción, reutilización y reciclaje de materiales. Sin embargo, para que estas iniciativas sean efectivas, es crucial que vayan acompañadas de políticas públicas que faciliten y fomenten el reciclaje y la gestión sostenible de residuos. En Tarija se han empezado a hacer esfuerzos, pero siempre serán insuficientes.

Por otro lado, es imperativo que el gobierno invierta en infraestructura adecuada para la gestión de residuos. Esto incluye la construcción de plantas de tratamiento, sistemas de recolección eficientes y la implementación de tecnologías modernas para el procesamiento de desechos. También se necesita una regulación más estricta y la supervisión del manejo de residuos industriales, que representan un componente significativo de la contaminación.

En conclusión, mientras Bolivia continúa enfrentando un grave problema con la gestión de residuos sólidos, existen vías claras para la mejora. La implementación de un sistema de reciclaje más robusto, junto con inversiones en infraestructura y una mayor educación pública, podrían transformar la manera en que el país maneja sus desechos, beneficiando tanto al medio ambiente como a la salud pública.


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