El mar y sus alternativas

Aunque la falta de acceso al mar presenta desafíos significativos, Bolivia tiene múltiples alternativas para potenciar su comercio internacional

Hace tanto que perdimos el mar por segunda vez, esta vez en La Haya, que parece ha quedado en el olvido, junto a todas las promesas que nos hicimos sobre buscar alternativas a los puertos chilenos, sin embargo, las posibilidades de desarrollo, más allá de la crisis coyuntural, siguen estando ahí.

Uno de los proyectos más prometedores era el Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración, que conectaba el puerto de Santos en Brasil con los puertos de Ilo y Matarani en Perú. Este corredor no solo facilitaba el acceso a mercados internacionales a través del Océano Pacífico, sino que también reducía significativamente los costos de transporte para los productos bolivianos, fundamentalmente grano y minería. El retorno de Lula da Silva al poder debería servir para definir, pero se sigue tardando demasiado.

Por otro lado, Bolivia ha negociado exitosamente el uso de puertos en países vecinos. El puerto de Ilo, en Perú, ha sido una puerta de entrada clave para las exportaciones bolivianas y también el de Rosario para aprovechar la Hidrovía. Pero falta.

La promoción del comercio intra-sudamericano es otra estrategia crucial. La Alianza del Pacífico y el Mercosur ofrecen plataformas para el comercio libre de aranceles entre los países miembros. Fomentar acuerdos bilaterales y multilaterales dentro de estos bloques puede abrir nuevos mercados para los productos bolivianos. La diversificación de exportaciones a países vecinos, como Brasil, Argentina y Paraguay, puede reducir la dependencia de mercados más lejanos y costosos.

También sería útil mejorar la infraestructura interna para optimizar las rutas comerciales terrestres y fluviales. La construcción y mantenimiento de carreteras, puentes y vías férreas de alta calidad pueden facilitar el transporte eficiente de productos hacia los puertos vecinos. Asimismo, el desarrollo de la Hidrovía Paraguay-Paraná, que permite la navegación fluvial hasta el Océano Atlántico, es una alternativa estratégica que puede ser aprovechada al máximo.

Es fundamental incentivar la innovación y agregar valor a nuestros productos antes de exportarlos. La industria agroalimentaria, por ejemplo, puede beneficiarse enormemente de la implementación de tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles que aumenten la calidad y el valor de los productos. Exportar productos procesados en lugar de materias primas puede generar mayores ingresos y posicionar mejor a Bolivia en el mercado internacional.

Bolivia debe continuar explorando y firmando acuerdos comerciales internacionales que favorezcan sus intereses. La diversificación de socios comerciales y la búsqueda de nuevos mercados en Asia, Europa y Norteamérica son estrategias que pueden proporcionar nuevas oportunidades para los productores bolivianos. Estos acuerdos no solo deben enfocarse en la reducción de aranceles, sino también en la cooperación tecnológica y el intercambio de conocimientos.

Es imperativo fortalecer las instituciones encargadas de la promoción de exportaciones. Organismos como el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural deben trabajar en la creación de programas que apoyen a los productores en la mejora de la calidad de sus productos, en la certificación internacional y en la apertura de nuevos mercados. La participación en ferias internacionales y la creación de marcas nacionales fuertes pueden ser herramientas efectivas para aumentar la presencia de productos bolivianos en el exterior.

Aunque la falta de acceso al mar presenta desafíos significativos, Bolivia tiene múltiples alternativas para potenciar su comercio internacional. La implementación efectiva de corredores bioceánicos, el uso estratégico de puertos en países vecinos, la mejora de la infraestructura interna, y la promoción de la innovación y el valor agregado en nuestras exportaciones, pueden transformar estas desventajas en oportunidades. Es un camino que requiere voluntad política, cooperación regional y un enfoque estratégico para que nuestros productores puedan competir en el mercado global y contribuir al desarrollo sostenible del país.


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