La inversión al revés

Después de 20 años de nacional – populismo, la Gestora sigue defendiendo la inversión en Estados Unidos y justificando la inversión especulativa y en el extranjero de los ahorros a través de SAFI

El gobierno atraviesa una situación coyuntural, aunque con perfil definitivo: muy pocos creen ya en la capacidad de gestión económica del presidente Luis Arce y su equipo después de los últimos años de penosa gestión comunicacional frente a las campañas lanzadas desde la oposición de derechas y de la izquierda. Campañas exitosas precisamente porque parten de datos reales y de actitudes muy poco recomendables asumidas por el presidente y sus ministros. La incapacidad de informar con transparencia y de defender la política socialista que se supone quiere hacer es la que ha minado esa confianza, y el asunto es grave cuando era precisamente la supuesta solvencia en la gestión el principal activo que llevó a Arce a la Casa Grande del Pueblo.

Dicho esto, es normal que a estas alturas de la batalla la credibilidad se haya perdido. El dólar es un bien escaso en el mercado nacional por muchos motivos, sobre todo por la deriva de la economía internacional pero también por la nefasta gestión del litio y los hidrocarburos, fundamentalmente heredada, y también por la cobardía en implementar medidas que garanticen que los dólares que se invierten en la economía subsidiada, como el agro y la minería, retornen 100% al país.

200 millones de dólares al 12% de interés; el 0,7% del total de la cartera que se eleva a 26.000 millones de dólares es, por lo tanto, un buen negocio

Todo esto se debe explicar y además, poner por delante los principios ideológicos que te mueven a tomar determinadas decisiones en contra del criterio del “común”, que nunca es común sino el educado en las escuelas liberales de economía que es el que se sigue trasladando en las universidades de este país. El Gobierno sin embargo no lo hace y sigue edulcorando la situación, acusando de boicot – que existen – y visualizando golpes de Estado y Fuerzas Oscuras para justificarse, en lugar de anticiparse.

El último gran escándalo tiene que ver con el movimiento en corto del Tesoro General de la Nación que ha emitido bonos a un desorbitado interés que ha copado básicamente la Gestora Pública de Pensiones: 200 millones de dólares al 12% de interés. El 0,7% del total de la cartera que se eleva a 26.000 millones de dólares es, por lo tanto, un buen negocio para los ahorristas y uno muy malo para la nación, pero así están las cosas.

El revuelo sin embargo tuvo más que ver con el uso que la Gestora Pública le pueda estar dando a los ahorros, es decir, la alarma que tantos llevaban tiempo esperando pulsar. La reacción del Gobierno es un ejemplo del fiasco político del MAS: el gerente Jaime Durán justificó la inversión señalando que también se estaban destinando recursos a comprar bonos del tesoro de Estados Unidos. Casi nada.

La “nacionalización” de las pensiones, por el momento, no ha dejado de ser un brindis al sol y una oportunidad para que una élite de comisionistas e intermediarios continúen con el negocio. Con las AFP la mitad de los recursos se destinaban a sostener al Estado y la otra mitad se invertía, fundamentalmente, en SAFI de la banca privada que, a su vez, invertía la mayor parte de esos recursos en la banca internacional. En total apenas el 4% de los más de 20.000 millones de dólares se destinaba al sector productivo nacional. Nada de esto parece haber cambiado.

Posiblemente hoy sea imposible cambiar las inversiones y enfocarlas hacia la producción nacional precisamente porque la credibilidad se ha agotado, pero es para reflexionar que en 20 años de supuesto gobierno nacional – popular, las lógicas sigan siendo las mismas que en los años 90 y que el propio Gobierno calme los ánimos citando sus inversiones en Estados Unidos, donde con seguridad, se tiran de risa.


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