El compromiso con el botadero municipal

Con la implementación del Centro de Tratamiento de Residuos Sólidos se han dado los primeros pasos serios, pero hay que completar la misión

Uno de los grandes desafíos asumidos por el Gobierno Municipal fue el de acabar con el Botadero Municipal de Pampa Galana que desde hace décadas tiene en vilo a los vecinos de los barrios Artesanal, Nuevo Amanecer y circundantes por su desmesurado crecimiento.

El botadero, como tantas otras infraestructuras pensadas en Tarija para un ritmo de crecimiento “normal” de una ciudad pequeña se vio desbordado por el efecto llamado de las regalías del gas a principios de siglo y que duplicó la población en apenas una década llegando al cuarto de millón de habitantes que en estas fechas convive en este valle. Desde el primer momento el problema a estuvo allí y aunque algunos alcaldes prometieron soluciones con el calendario de salida en la mano y algún otro hizo plantar algunos árboles, es destacable que la actual corporación haya tomado el toro por las astas y planteado soluciones concretas, aunque sean incompletas.

El Centro de Tratamiento de Residuos Sólidos se ha construido prácticamente en la misma zona que el actual botadero, una solución que tiene que ver también con la tolerancia de unos vecinos acostumbrados a sufrir y que tal vez fueron engañados en su momento al hacer las inversiones domiciliarias bajo la premisa de que aquel mamotreto se iba a cerrar e ir a algún lugar inhóspito. El asunto tiene también que ver con el notable costo del transporte de la basura, que sigue en crecimiento por el crecimiento desparramado de la ciudad y que podría ir a peor si es que se cambian las políticas sobre el costo de los carburantes.

Como sea, dado el primer paso lo importante ahora es no desfallecer en el camino y continuar con las medidas de complementación y las infraestructuras subsidiarias hasta que el cierre del botadero y la implementación del nuevo centro de acuerdo a norma internacional sea una realidad, y en eso, todos podemos aportar de una u otra manera.

Una de las claves es lograr que el sistema de reciclaje funcione, es decir, que las familias asuman el desafío de separar sus basuras y de usar el carro basurero de buena forma. De igual manera hay que seguir avanzando en la educación cívica que permita instalar de una vez contenedores adecuados para facilitar esta tarea de reciclaje a todos los vecinos. La conciencia es clave, pero también hay que dar soluciones técnicas y prácticas.

Por otro lado, es importante completar el compromiso de traslado con los barrios afectados, esto implica acelerar con el cierre y el cambio de cara de la actual infraestructura, iniciando el proceso de transformación de los taludes y su montaña de basura y proponiendo nuevos usos, y, en la medida de lo posible, ofrecer mejoras en esos barrios y en particular, en las calles más afectadas por el paso de los camiones con mayor cuidado del entorno verde y multiplicando la limpieza.

El tiempo corre, pero ver cambios es un motivo de agrado para los vecinos que llevan demasiado tiempo escuchando que algo iba a cambiar, y apenas nada ha cambiado. El cambio de cara en el manejo de la basura puede ser un símbolo de esta gestión. Hay que completarlo.


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