Negociar un Pacto Fiscal

Tarija es hoy por hoy el único departamento capaz de articular una propuesta tal vez diferente, pero que garantice éxito

El director del Instituto Nacional de Estadística (INE) ha comprometido resultados del Censo de Población y Vivienda hasta finales de agosto. En ese momento se entrará en barrena en la discusión por la distribución de curules y se dejará para después el asunto de la distribución de recursos. Los más mañudos ni siquiera tocarán el tema en campaña para evitarse hacer compromisos difíciles para el futuro y porque una cosa es predicar en el páramo y otra llegar al poder y tener todos los recursos a la mano.

Los que lo hagan solo contemplarán una opción: el pago proporcional a las regiones en función de la población censada, un planteamiento pobre, obsoleto y que en nada favorece la cohesión del país, pero que aparentemente dará votos.

Aun así, Tarija debería hacer el esfuerzo para plantear un esquema de Pacto Fiscal de fondo diferente que revele las desigualdades y advierta el esquema hacia el que se dirige el país si no pone remedio al fenómeno.

Y es que no hace falta esperar a los datos del Censo para saber que este país enorme nuestro, de un millón de kilómetros cuadrados, hace tiempo se viene reduciendo a un eje central superpoblado y un territorio despoblado multiplicando el riesgo de perder soberanía.

Las discusiones durante los días de ejecución del levantamiento de datos carecieron de mayor profundidad. Básicamente se repitió aquello de que cada cual está obligado a censarse donde vive, porque eso es lo que le garantizará los recursos necesarios para cubrir los servicios que brinda – algo que técnicamente es irreal – sin contemplar en ningún momento las causas de esa migración que finalmente se da cita en las grandes ciudades, y mucho menos, las consecuencias de este despoblamiento acelerado que está dejando el territorio a especuladores de la tierra, mineros ilegales y otros depredadores de la soberanía nacional.

El reparto de los fondos de coparticipación tributaria es un mecanismo obsoleto, creado en los tiempos de la Participación Popular y que no se ha actualizado a pesar de que la nueva Constitución ha elevado el rango de la descentralización a la conformación de Gobiernos Autónomos que deberían ser más responsables con sus prioridades.

En este contexto, es necesario que a la distribución por población se incluyan factores de corrección como el envejecimiento, las distancias, la propia despoblación y la presencia de otros factores que desvirtúan las necesidades.

Crear posibilidades en el territorio, dar alternativas que permitan fijar población y garantizar la correcta atención a los ciudadanos en sus municipios son los factores políticos que deberían primar en la discusión para alcanzar acuerdos creativos y solidarios que permitan a todos acercarse a los fines constitucionales dispuestos.

Tarija es hoy por hoy el único departamento capaz de articular una propuesta tal vez diferente, pero que garantice éxito. Es tiempo de pasar página al tiempo de las promesas de obra y enfocarnos en el de la gestión inmediata de un nuevo marco de juego. Ojalá no sea demasiado tarde.


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