Los tiempos de Tarija

En Tarija se apostó en 2021 por pasar la página de la crispación y buscar formas más tranquilas de gestión, aunque esto no haya tenido ninguna contraprestación

Tal vez lo único bueno que haya traído la crisis económica en el nivel nacional es que los fastos de abril en Tarija acaban el día 15. Hubo años en los que la competencia entre gobernación y gobierno era tal que el festival de entregas de obras, piedras fundamentales y anuncios rimbombantes se prolongaba hasta casi entrado mayo haciendo casi imposible una evaluación de conjunto.

La ausencia de recursos ha acortado este festival que de hecho ha quedado muy modesto. El gobernador Óscar Montes hace tiempo que asumió la realidad de las finanzas y decidió tratar a los tarijeños: no hay plata y se hace lo que se puede, que es básicamente sostener los programas y poco más. Montes no tiene ninguna necesidad ni emergencia política de destacar a estas alturas de su carrera, lo que afortunadamente se traduce en una gestión tranquila sin incurrir en endeudamientos innecesarios ni proyectos compartidos de alto riesgo. Mientras no se recupere el sector de los hidrocarburos, y no parece que se vaya a recuperar, hay poco margen para ejecutar nada, y más vale asumirlo a tratar de presentar como éxito proyectos de medio pelo.

Por Tarija ha pasado tanto, hemos perdido tanto y se han prometido tantas cosas que ya no se pide nada salvo una cosa: dejarnos ser

En las antípodas de estas necesidades se encuentra en estos momentos precisamente el gobierno nacional de Luis Arce, inmerso en una lucha fratricida por el control del partido que le allane el camino hacia una reelección que, en cualquier caso, no se ve tan sencilla. En esas, Arce y su equipo han decidido apostar por un despliegue avasallador que no deje margen de dudas ni espacio para nostálgicos. Las efemérides son el momento preciso para entregar lo que sea, abrazar comunarios y hacer fiestas que no tengan comparación con el pasado.

Esta disparidad de objetivos a la hora de enfrentar un evento de estas características no resulta muy complicada de gestionar diplomáticamente hablando. Al contrario, a aquel que está más interesado en mostrar su fenomenal gestión le conviene precisamente atraer al más escéptico y a sus seguidores hacia su lado y quien sabe, pescar nuevos apoyos entre los incautos, pero al parecer alguien consideró útil hacer justo lo contrario. En los 15 días de eventos varios, Arce y Montes no se han reunido nunca para nada hasta la mañana del mismo 15 de Abril en la entrega de la Ofrenda Floral donde se saludaron cordialmente luego de la crisis del día anterior.

El momento vivido el domingo en la Sesión de Honor de la Asamblea Legislativa Departamental en la que no participó el gobernador de Tarija tras apreciar que se había organizado un acto político a la medida del presidente Luis Arce es sin duda un mal precedente para quien aspira a liderar el país de una forma diferente, sobre todo por lo innecesario: En Tarija se apostó en las elecciones de 2021 por pasar la página de la crispación y buscar formas más tranquilas para llevar adelante la gestión, algo que ha quedado reflejado en estos años alejados de las polémicas, aunque eso no haya tenido un mínimo de contraprestación o reconocimiento.

El impase reposiciona a Montes en el arco opositor, aunque esto ni siquiera sea de su interés a estas alturas, pero sobre todo deja una gran oportunidad perdida para el gobierno de Luis Arce. Por Tarija ha pasado tanto, hemos perdido tanto y se han prometido tantas cosas que ya no se pide nada salvo una cosa: dejarnos ser nosotros mismos. Pues tampoco.


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