Tarija libre

Toca avanzar y no quedarnos en esa suerte de melancolía adolescente sobre lo que pudo ser y no fue. Es tiempo de creer en nosotros mismos

La Historia de Tarija se cuenta en clave de batallas ganadas y territorios perdidos. Desde el principio, el privilegiado valle tarijeño resultó un enclave esencial para el trasiego de los invasores y la victoria patriótica supuso un vuelco en el tablero. Tarija fue una de esas ciudades donde se desarrollaba la guerra que en otras se había declarado.

El 15 de abril de 1817 los principales líderes de todos los rincones del departamento convergieron para alcanzar el objetivo común: expulsar al invasor y hacerse con las riendas del propio destino. Con esos mismos propósitos y a través de la participación popular, Tarija quedó sellada a sangre y fuego con Bolivia para siempre.

Tarija era un departamento enorme que con el paso de los años se fue replegando cada vez más hacia sus valles. La invasión del Litoral por parte de las huestes chilenas, donde la única victoria se la adjudicaron unas tropas tarijeñas, le cerró las rutas comerciales de acceso al Pacífico.  La posterior guerra civil la acabó alejando no solo de los centros económicos, sino del poder, que se trasladó a La Paz.

En esas emergió en Bermejo la primera gota de petróleo boliviano. Le siguieron muchas más y años después se desató la Guerra del Chaco cuyo resultado redujo los dominios tarijeños, pese a salvar los pozos y los parajes que años después serían testigos de la perforación de los más grandes campos de gas del país.

Con todo, Tarija se mantuvo precariamente aislada y firme en su decisión de ser autónoma dentro de Bolivia mientras resolvía como podía las más básicas carencias de servicios. De ahí venimos. De 207 años de decisiones firmes y precariedad campante. Por delante quedan muchos más de 200 años que se antojan brillantes si desde todas las individualidades nos concentramos en aportar lo mejor para un desarrollo sano y armónico.

El departamento de Tarija, el más pequeño del país, el que ha perdido decenas de miles de kilómetros es sin embargo uno de los más ricos y diversos con su zona alta, su chaco y sus valles. El departamento de Tarija aspira a ser potencia en turismo, en semillas, y tal vez retomar el liderazgo en hidrocarburos y en petroquímica. La aptitud de la zona alta para pujar con los productos típicamente andinos, la del Chaco para generar hasta dos cosechas anuales de productos de máxima calidad, la de los valles para convertirse en destino de servicios y placer…

Tarija sigue cumpliendo años y de alguna manera ha dejado atrás los años de catarsis, de conflicto, de pugnar no tanto por tener la razón sino por exigir que al menos se nos escuche. Hay ciclos que se cierran. Quizá ya hemos madurado lo suficiente. Seguramente toca avanzar y no quedarnos en esa suerte de melancolía adolescente sobre lo que pudo ser y no fue. Es tiempo de creer en nosotros mismos. Es tiempo de sentirnos libres.


Más del autor
El olvido de la nacionalización
El olvido de la nacionalización
Tema del día
Tema del día
Para comprender el valor
Para comprender el valor