Tariquía, de nuevo en la casilla de salida

Seis años después de formular la amenaza a la Reserva en forma de contrato petrolero, no hay una molécula de gas y sí mucho trastorno

Edulcorado o cómo sea, la cuestión es que la perforación en Astilleros ha fracasado y no se abordará un nuevo intento hasta septiembre. En ese plazo, la encargada de la perforación que es la china Sinopec, junto a los operadores del campo, que son Petrobras y YPFB Chaco, y sobre todo, la principal interesada en que de ahí salga un proyecto positivo, que es Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), estudiarán un nuevo punto para perforar con garantías, pero para entonces aquel puede ser el menor de los problemas.

Al inicio de la gestión de Luis Arce Catacora, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) presentó su plan de reactivación urgente de upstream, es decir, un plan que rápidamente debía incorporar nuevos volúmenes de gas a la producción nacional como condición esencial para tomar cualquier otra decisión. Aquel plan, que volvió a relanzarse incluso con la mis ma denominación en 2023, luego de que el presidente Luis Arce dijera aquello de que “tocamos fondo”, contemplaba pozos en estudio, pozos más o menos en marcha, pozos de desarrollo de áreas ya tradicionales y la reactivación de algunos pozos antiguos explotados o explorados en los 70 – 90, que con nuevas técnicas de recuperación – no necesariamente fractura hidráulica – lograra el objetivo de aportar más gas, como ha sido el caso de Churumas en el ingreso a Tariquía por la zona de El Cajón.

Ahora, del casi medio centenar de proyectos contemplados, apenas dos podían albergar la expectativa de convertirse en un megacampo de entidad a la altura de los perdidos, como San Antonio y San Alberto, y esos eran precisamente los que amenazaban la Reserva Natural de Tariquía: San Telmo en el centro y Astilleros por el lado oriental.

San Telmo está paralizado y nadie sabe bien por qué, pues aunque el rechazo es mayoritario en Tarija por el impacto en el corazón de la Reserva Natural que cumple un rol principal en el ciclo hídrico del departamento, la norma hace que el apoyo se deba negociar solo con las comunidades cercanas, que como se sabe son perfectamente vulnerables, y en este caso, los pobladores de Chiquiacá ya se habían manifestado a favor de un  proyecto que de alguna manera les trajera “pan para hpy” ante el tamaño de las urgencias, por lo que algún día será Petrobras quien explique esta parálisis.

El otro era Astillero, donde igualmente se cuenta con el respaldo de las comunidades del Distrito 10 de Padcaya y donde iniciaron las obras hace más de un año y donde se ha acabado confirmando que ha habido problemas en la perforación y que se definirá un nuevo punto.

La única razón que esgrimieron los jerarcas de YPFB, de esta gestión, de la anterior y de la anterior, para mantener la amenaza sobre la Reserva Nacional de Tariquía, eran las altas garantías de existencia de gas en la zona y los grandes dividendos que de allí se extraerían, pero seis años después de formular la amenaza en forma de contrato, no hay una molécula de gas y sí mucho trastorno y desgaste para un gobierno tan agobiado por las urgencias heredadas que está perdiendo la capacidad de definir el interés general.

Cualquier plan de reactivación debe justificar qué, por qué y para qué. Hoy apenas quedan actos de constricción y ejercicios de fe que no alcanzan.


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