Medios de comunicación versus sinvergüenzas

Los gobiernos pasan, el Estado permanece y los ciudadanos necesitan medios fuertes que les brinden información de calidad

A raíz de las escandalosas contrataciones de la publicidad del equipo de Alan Barca en la Asamblea Legislativa Departamental de Tarija, donde el equipo de comunicación gastó varios miles de bolivianos en contratar publicidad con medios de nulo alcance, alguien ha intentado abrir un debate insostenible bajo la premisa de medios tradicionales versus medios digitales, probablemente con la intención de justificar algunas prácticas.

Más que darnos por aludidos, en este editorial queremos aportar algunas precisiones a un debate que sin duda los medios de todo el país llevan eludiendo, convencidos de que en la distancia corta y entre susurros consiguen mejores acuerdos que desde la aplicación de criterios objetivos y estándares, algo que sin duda no es nuestro caso.

En primer lugar, cabe solicitar una actualización de la definición de medio tradicional, pues desde hace más de 20 años todas las publicaciones periodísticas vienen trabajando en todos los soportes, especialmente los digitales, con los que se han multiplicado alcances e influencias, aunque indudablemente ha dejado un reguero de cadáveres por el camino. Es vedad que en Bolivia en general y en Tarija en particular quedan medios que no han querido adaptarse al trabajo en internet y que aun así sobreviven precisamente por ese “plan susurro” que saca tajada de las cuentas públicas sin justificar su idoneidad.

Si por tradicional se considera a los medios que trabajaban antes de internet, tal vez el que menos se ha adaptado es la radio, porque su función fundamental sigue siendo esa característica no invasiva que te permite seguir haciendo cosas mientras se escucha y que es imbatible, y aun así han encontrado en las redes formas de amplificar su trabajo, más en la era del pódcast como la que estamos viviendo. La televisión, la gran amenazada por su lentitud escenográfica, también está encontrando fórmulas, muchas veces convirtiéndose en medio impreso digital para distribuir su contenido fuera del directo. De los diarios es más que evidente que todo migró a internet, aunque se sostienen dos tipos de presentaciones perfectamente complementarias: la web y el impreso, que siempre llegó al día siguiente y que hoy se nutre de más análisis y profundidad y menos inmediatez, porque no la necesita.

En estos 20 años ha habido muchos medios nacidos íntegramente en el entorno digital, webs que funcionan con alto impacto y redacciones creadas netamente al calor de las redes y sus aplicaciones, pero lo que las hace dignas de reconocimiento no es su soporte, ni su vinculación con los jóvenes, ni su dinamismo, ni tampoco su alcance, sino precisamente hagan periodismo observando el mismo código deontológico de toda la vida. En Tarija hay iniciativas digitales y muy buenas y hay otras que son simples estafas, paginitas de Facebook creadas para distribuir bulos o noticias de parte y de paso, pegar buenas mordidas al presupuesto público. Nadie debería justificar esas prácticas porque nos dañan a todos.

El País cumplirá la edad de cristo el próximo junio, lo que nos consolida como uno de los diarios impresos más longevos del país, mientras que la extensión elpais.bo lleva ya la mitad de ese tiempo creciendo, innovando en contenidos y sobre todas las plataformas, pero siempre con el mismo criterio: hacer periodismo útil para los lectores tarijeños.

El debate está servido, y no es difícil. El periodismo es un bien público que protege la Constitución y que necesitan los ciudadanos, que son al final quienes tienen el derecho a estar bien informados por plataformas independientes, y es por ello por lo que hacen falta recursos públicos que protejan la práctica periodística independiente y sin injerencias y sin avivados. Los gobiernos pasan, el Estado permanece y los ciudadanos necesitan medios fuertes que les brinden información de calidad, y por ello, nadie debería tener miedo a desarrollar una Ley para repartir la pauta oficial – porque todos los gobiernos tienen la necesidad de comunicar cosas sin entrar en prácticas corruptas ni masajeos – en base a criterios objetivos sobre la calidad del medio, el número de trabajadores, su volumen de facturación y sobre todo, su alcance.

Es lo correcto. Mientras tanto en elpais.bo, víctimas permanentes de esos otros criterios que nos discriminan pese a nuestros números más que contrastados, seguimos apostando por las oportunidades del sector privado y sobre todo, el sistema de suscripción ciudadana y su participación accionaria, porque desde luego hay algo que no está en debate: nuestra independencia.


Más del autor
Tema del día
Tema del día
El caos es para quien lo necesita
El caos es para quien lo necesita
Negociar un Pacto Fiscal
Negociar un Pacto Fiscal