El servicio militar y el voluntariado

Bolivia tiene inmensas necesidades que requieren solo recursos humanos y tal vez sería útil, acabar con la premilitar, que es discriminatoria, y canalizar los esfuerzos hacia otras actividades

En casi 20 años de gobierno el Movimiento Al Socialismo (MAS) no ha sido capaz de acabar con uno de los grandes ejemplos de desigualdad social en nuestro país: el Servicio Militar, pues mientras unos dedican prácticamente un año entero de su vida, otros se despachan en un puñado de fines de semana y algunas fiestas de guardar con su consiguiente pago especial por la modalidad, que parece ser una nueva forma de servicio a la Patria.

En Bolivia no se discute la obligatoriedad del Servicio Militar e incluso se suele mitificar por aquello del aprendizaje castrense y las experiencias que ofrece a un grupo de adolescentes con ganas de descubrir el mundo, pero lo cierto es que hay diferencias sustanciales entre los que sirven en un modo y en otro.

En el continente en general el sistema es eminentemente voluntario y solo 8 países de Latinoamérica lo mantienen como obligatorio, aunque con diferentes modalidades para librar, sobre todo argumentando estudios, que es lo que sucede también con Bolivia y su modalidad premilitar. Lo que se busca con los accesos voluntarios es sobre todo profesionalizar los ejércitos, como en el caso de Venezuela o Chile y también Brasil y Colombia, que está reflexionando su nuevo modelo, sin embargo, el rol que se le otorga como inductor del nacionalismo patrio no queda cubierto para quienes rehúyen del servicio.

No cuesta imaginar que detrás de estos procedimientos se encuentran mecanismos putrefactos e intereses de micropoder en que las cosas mantengan su status quo, en que nadie cambie, en que todo siga siendo siempre igual sin hacer más ruido ni levantar la mano. Pero tampoco se puede olvidar su rol activo en las dos últimas grandes crisis políticas nacionales, y eso evidencia que es necesario una reflexión profunda de todas las rutinas.

Hay otra corriente de opinión que refiere a los jóvenes y su escaso involucramiento con lo nacional. El servicio militar está cada vez menos solicitado por la población urbana, que es muy mayoritaria, y es mucho presuponer que de otra manera estos jóvenes son capaces de interiorizar lo que es el servicio a la Patria y la realidad nacional.

En esta línea hay experiencias interesantes en otros países que incorporaron en paralelo a la instrucción militar actividades de carácter voluntario que sirvieran para mejorar de alguna manera las condiciones de vida del país y de su gente. El método era sencillo, pues solo se requería que las organizaciones de solidaridad u acción social se dieran de alta en el registro y asumieran la responsabilidad de canalizar el trabajo voluntario y rendir cuentas hacia las autoridades militares en lo que claramente era un ganar – ganar para todos… menos quizá para los bolsillos de los instructores.

Bolivia sigue teniendo inmensas necesidades que requieren más que recursos económicos, recursos humanos. Ojalá alguien concuerde en que mejor que tener a miles de jóvenes jugando a soldaditos cada fin de semana, se puede servir a la Patria desde otros espacios tanto o más necesarios.

Ojalá no se hayan pasado las ganas ya de ser innovadores y revolucionarios.

Destacado.- No cuesta imaginar que detrás de estos procedimientos se encuentran mecanismos putrefactos e intereses de micropoder en que las cosas mantengan su status quo


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